Seguí a Ed hasta el piso de arriba, ni idea de quien era la casa, pero no éramos los únicos que andaban en el nivel superior, muchas personas subían y bajaban por ahí. Theo mencionó que sería una reunión tranquila, lo que me hizo replantearme ¿Que entendía él por reunión tranquila?
Edward entró en una de las tantas puertas que existían ahí, esperé un poco e imite su acción. Era una habitación amplia, pero Ed no se encontraba adentro ¿En dónde se había metido? dudaba que hubiere saltado por la ventana, di una inspección rápida con la mirada y fue entonces que me fije que había otra puerta y una luz se apreciaba bajo de ella, supuse que posiblemente era el baño y que ahí era en donde estaba. Me senté sobre la cama, cuando escuché el rechinido de la puerta me puse en una postura más erguida, mi ex salió y ni siquiera se inmutó por mi presencia, aventó sobre una silla de forma indiferente la toalla que traía en sus manos y luego se giró a verme.
— ¿Qué haces aquí, Sam? No quiero pensar que me estás acosando — Recostó su cuerpo sobre una cómoda que estaba de frente a la cama y entrelazo sus brazos.
— Si estoy acá es solo porque necesitaba verte. — Lo vi fijamente.
De pronto estalló en risas ¿Qué le encontraba de divertido? No dije nada gracioso.
— Oh ya veo Sam, Theo no logra satisfacer la fiera que eres y tienes que venir en mi busca ¿Tan mal van las cosas en la cama? — Su voz estaba plagada de sorna.
Me levante como un resorte. No lograba creer que hubiere dicho eso. La vergüenza me estaba matando, el escocer era latente en mis mejillas, mis ojos se querían salir de sus cuencas. No podía con tal comentario.
—¿Desde cuándo te sonrojas por esos temas Sam? — Continuó, acompañando la pregunta de un par de carcajadas.
No me iba a quedar así.
— Por favor Ed, como si fueras inolvidable. Nada que una no se pueda encontrar en un bar en noche de copas. — Respondí frívolamente.
— No actúes de esa manera nena, sabes que te conozco y sé lo que deseas. — Susurró. — No quieras comportarte como la bruja del cuento.
— Puedo asegurarte de que no sabes nada.
Se acerco sigilosamente, como un león acechando a su presa, dio una vuelta a mi alrededor y se quedó a mis espaldas.
— Sé que extrañas sentir mis besos, sentir mis manos — Rozó mi brazo con la yema de sus dedos. — Sentirme a mí.
Su aliento golpeaba mi nuca, los vellos de mi cuerpo se erizaban al sentir su brisa, mi ritmo cardiaco le correspondía con cada palabra. Sus labios tocaron mi cuello, succionaban despacio mi piel, mi cuerpo pedía más, pero mi cerebro tenía que actuar y hacerme hacer algo realmente estúpido... me separe bruscamente de Ed.
— ¡Basta! Yo no quería verte para nada de lo que tu mente sucia, enferma y morbosa esté pensando Edward Philip Miller, estoy aquí con un único objetivo. — Me giré frente a él y lo señalé. — Descubrir tus mentiras.
Dio un paso hacia mí, me tomó por los hombros, me dio vuelta hasta quedar delante de la cama y me empujo lentamente hasta sentarme sobre ella de nuevo, se agachó para estar a mi altura.
Sus ojos me miraban como si de una criatura extraña se tratase.
— Bien, ahora dime ¿Cuánto has bebido?
¿Era en serio? por un momento creí que el ya sabía de lo que le hablaba y me lo contaría todo o que por lo menos me atacaría besándome salvajemente.
— Deja de jugar, no he tomado nada. — Me tiré hacia atrás. — hace cinco minutos que llegue.
Me cubrí la cara con ambas manos, después sentí el colchón hundirse a mi lado.
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A Través De La Ceniza (EDITANDO)
RomanceMuchos secretos. Mentiras. Engaños. Dolor. Una parte de la historia que no ha sido contada... ¿Qué pasaría si tu mejor amiga se quita la vida? ¿Hasta dónde llegarías por vengar su memoria? ¿Qué estarías dispuesta a cambiar, a dejar para cobrar su d...