Capítulo 16

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— Ven acá. — Dijo Smith.

— ¡Suéltame! — Bramó la castaña.

Por lo que escuché imaginé que Theo la retuvo, eso me dio tiempo para emprender mi huida, mis pasos eran torpes y algo lentos a pesar de eso logré distanciarme considerablemente de ellos, que al parecer no habían terminado su pelea, pues vi varias veces atrás mientras me alejaba y ninguno apareció.

El corazón me latía aceleradamente. Estuve cerca de que me pillaran escuchando todo y eso no me convenía, no quería ni imaginar de lo que eran capaz esos dos si se daban cuenta.

Busqué un trago, luego otro, otro y otro, hasta que Theo apareció de nuevo.

— No es bueno que estés tomando de esa manera. — Me arrebató el shot de la mano.

— Tú te fuiste y me dejaste acá, además los tragos son una buena compañía. — Se lo quité y lo bebí de un solo golpe.

— Vámonos, ya es tarde.

Su voz sonaba gélida y amarga. No le asentó para nada la pelea con Nora.

— ¿Es en serio?

— Sam, por favor no estoy de humor. — Me tomó por el brazo.

— Pareces un viejo gruñón ¿Qué te puso así?

Perfectamente lo sabía, pero si no iba a meter mi veneno y espinita en la llaga de Smith después de lo que escuché simplemente no era yo, perdía mi esencia.

— ¿Puedes dejar eso de lado y venir conmigo? — Preguntó con hastío.

— ¡Yo quiero bailar!

De verdad deseaba hacerlo por dos razones, la primera porque quería que la borrachera se me bajara y la segunda porque era una joven de veintitrés años con ganas de divertirse y queriendo olvidar el pasado, queriendo estar lejos de él.

— Por favor vámonos.

— Que no, vete tú si quieres. Yo me quiero divertir.

Comencé a bailar y cuando Smith se acercaba para tomarme de la mano me alejaba de él.

— No juegues, vámonos.

— Atrápame si puedes Smith.

Seguía bailando y alejándome de él.

— ¿Quieres bailar? Está bien, bailemos.

Me jaló bruscamente para pegarme a su pecho.

Bailábamos, pero yo sentía que lo hacía de una manera forzada, no quería estar pegada a él y no se daba cuenta. Pasaron un par de canciones hasta que Theo me cargo sorpresivamente, así como cargan a las novias en la luna de miel.

— ¡Bájame! ¡Bájame Smith!

Mis gritos y pataleos no servían de nada, me ignoraba y continuaba con su camino.

— No, ya es tarde. Hay que irnos.

— ¡Qué me bajes!

Hice otro pataleo que sin querer fue a dar otro chico que iba pasando por ahí.

Theo empezó a reír.

— Lo siento. — me disculpé avergonzada. — No fue mi intención, en serio lo siento. Es su culpa. — Señalé a Smith

El chico solo me vio de mala manera y se alejó murmurando insultos y maldiciones para mí.

— Eso te pasa por estar haciendo tus berrinches. — Se carcajeaba. — Si me hubieras hecho caso y habrías salido por tu voluntad eso no habría pasado.

A Través De La Ceniza (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora