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Cora:
Dos días...dos días que llevaba encerrada.

Sin embargo, estaba a punto de salir. Solo faltaba en último empujón.

Me levanté de la cama y me dirigí hacia la ventana.
Sin que se dieran cuenta, empecé a picar la piedra como los días anteriores, debía salir de aquí. No pensaba quedarme más tiempo.

Y si muero en el intento, al menos no habrá sido por hambre o por no intentarlo.

Seguí picando con cuidado la piedra. Cada vez la pared se iba agrietando más. Lo que significaba que en cualquier momento se iba a romper...

Solo tenía que seguir, no debía rendirme...no podía, debía seguir con vida. Se lo debía a todos...a mamá, Erik, a la familia Weasley...a Cedric...

Seguí picando, cada vez con más desesperación y fuerza. Lo estaba consiguiendo, solo tenía que seguir...

-Que es ese ruido!?- se escuchó una voz.

Fue cuando todo se fue a la mierda. Ahora era cuando debía picar con más fuerza la maldita pared, que cada vez se iba haciendo más débil.

-Vamos...vamos...- decía para mi misma.

Mis manos sudaban, el corazón iba a mil. Sentía como todo mi cuerpo temblaba y pedía ayuda, comida, energía para seguir.

Esa fuerza, me la daba mi adrenalina, las ganas de salir y de seguir con vida.

Sentía la boca seca, necesitaba agua o algún líquido para ingerir. Sentía como todo el peso se me iba encima.

Necesitaba ver la claridad del sol.

-EH!? LA CHICA ESTÁ INTENTANDO ESCAPAR!- dijo uno.

Sin embargo puse la cama contra la puerta, denegándoles el paso.

-Vamos Cora...- dije picando cada vez más rápido.- Mierda!- dije mirándome la mano. Me había clavado pero eso ahora daba igual.

Ahora sangraba, y dolía mucho, sin embargo tenía que seguir sin importar nada de lo que me sucediera.
-Venga Cora, un poco más...- dije con lágrimas en los ojos.

Era inevitable, entre el polvo y la emoción de escapar...más el dolor que sentía. Era un acúmulo de todo.

Hasta que finalmente la pared se derrumbó dejándome ver que me encontraba en el callejón Diagon. Reconocería el ambiente en segundos.

Fue cuando me puse a correr para esconderme, no sabía dónde ir y tampoco tenía mi varita.

Me coloqué detrás de un montón de cajas, a saber que habrían dentro.
-Donde se ha ido!?- dijeron los hombres.

-Encontradla!- dijo otro.

Fue cuando paré y visualicé en que parte estaba...y eran los callejones negros como decía mi madre. Callejones donde no se recomienda ir sola por la calle y menos en plena noche.

Tenía algo de suerte ya que era mediodía.

Podía escapar...pero seguían ahí. Buscándome como locos...desesperados.
-Damián se enfadará si la hemos perdido...- decían.

Suspiré y cerré los ojos, no sabía que hacer. Estaba literalmente en un callejón sin salida.

-Vamos Cora...piensa...- me empecé a decir a mi misma en un susurro.

Que podía hacer? No se le ocurría nada, solo tenía ganas de llorar y descansar en paz. Solo quería paz.

-Por favor...mamá, Erik, ayudarme.- dije mirando al cielo.- Necesito vuestra ayuda...

-EH!? CREO QUE LA HE VISTO! SE HA IDO POR AHÍ!- dijo uno empezando a correr.
-Tenemos problemas, ellos están aquí.- dijo otro. Quienes serían?

Podría ser una oportunidad?

Fue cuando lo decidí, cogí una piedra que había en el suelo y cuidadosamente la tiré provocando que unas latas que habían en el suelo se cayeran.
-Has oído eso?- dijeron los dos que quedaban.

Los dos se acercaron con cuidado, ese era mi momento de salir.
-Por favor piernas...no me falléis.- dije antes de salir y empezar a correr.

-POR AHÍ! SE VA POR AHÍ!- dijo al verme el más bajo de todos.

Yo sin embargo seguía corriendo, sin rumbo.

Habían dicho que habían llegado personas...a lo mejor me estaban buscando, a lo mejor hay escapatoria...

Yo seguía corriendo por los callejones esperando llegar a la calle principal donde solía haber más gente y podrían ayudarme.
-AYUDA!? ALGUIEN! AYUDARME!- gritaba con mi voz rota.

La voz no me daba más, sin embargo lo seguía intentando.

Tenía miedo, mucho miedo. Las lágrimas no paraban de salir...era horrible el sentimiento.

Llegué a un bar.
-Por favor...ayudarme!- dije cansada.- Unos hombres...me persiguen.- dije esperando que reaccionaran.

Pero no fue así. Solo habían hombres, señores.
-Sal de aquí niña!- dijeron algunos.

-Normal que te busquen vestida así.- dijo otro a lo que muchos estuvieron de acuerdo.
-Véte de aquí y no molestes más.

Todos se empezaron a reír. Y yo no me podía sentir más sola y humillada.

-AHÍ ESTÁ!- dijo uno.
-No, no, no...- dije empezando otra vez a correr.

Pero para mi suerte ya veía la luz del callejón principal y podía ver las tiendas.

Estaba a salvo por fin.

-NO TAN RÁPIDO!- dijo uno agarrándome de la mano.

-AYUDA! POR FAVOR! QUE ALGUIEN ME AYUDE!- dije pero me taparon la boca.

Le mordí la mano y este me soltó. A lo que seguí corriendo.

Finalmente llegué a la calle principal, donde un montón de gente se me quedó mirando raro, muchas personas se apartaban o simplemente se iban.

-Vendrás con nosotras ahora!- dijeron dos arrastrándome otra vez hacia el callejón oscuro.

-POR FAVOR! AYUDARME!- gritaba pero nadie tenía la decencia de pararlos.- Por favor...- dije llorando a más no poder.

Nadie hacía nada, todos se estaban yendo, y yo perdía la esperanza de todo.

-EH! DEJARLA AHORA MISMO!- dijo nada más que Fred apareciendo con la varita en mano.

Los hombres me cogieron del cuello, apretándomelo hasta el punto de arder.
-NO LE HAGAS DAÑO!- dijo acercándose.

-Baja la varita chico. No queremos problemas.- dijo riendo.

Narrador omnisciente:
En ese instante Fred solo tenía que hacer tiempo y esperar a que George y Cedric aparecieran.

-F-Fred...- decía Cora como podía.- A-ayúdame.- su voz daban ganas de llorar con solo escucharla.

Al chico se le partía el corazón no poder hacer nada más que esperar y verla ahí.
-Suelta la varita ahora.- le dijo el más bajo, con una sonrisa.- Si no, por lo contrario mataremos a la chica delante de tus ojos.

-No...lo lo hagas...- dijo Cora.- No, la sueltes...
-CÁLLATE!- le dijo el que la tenía agarrada del cuello.

Empezó a alzarla hacia arriba, y los pies de la chica ya no tocaban el suelo.

Era horroroso ver esa imagen. Fred ya no aguantaba más.

-SUÉLTALA!- dijo nada más que Cedric abalizándose contra el hombre junto con George.

-EXPELIARMUS!- dijo Fred quitándole la varita a uno de ellos.

Mientras que Cedric y George no paraban de pegarles al estilo muggle, Fred sacó a Cora de allí, que no se sostenía de pie por si sola.
-Ya está...vamos, debemos irnos.- dijo tranquilizándola.

-G-gracias.- dijo la chica viendo cómo su novio y su mejor amigo les daban una paliza a los hombres in importarles nada.- Me ha-habéis salvado...otra vez...

don't leave me (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora