Capítulo 2.

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Para la hora del almuerzo, Hyun Jin ya había encontrado un grupito de personas, al parecer muy populares, que con mucho gusto lo invitaron a compartir una mesa, pero a él le llamó la atención ver a un chico solitario en una esquina del segundo piso de la cafetería. Si la memoria no le fallaba, estaba en su mismo salón... ¿Esperaba a alguien? ¿O acaso iba a almorzar solo? De ser así, ¿por qué?

Un chico doce centímetros más bajito que él, de cabello corto y castaño cenizo, lo sacó de sus pensamientos al colocar una mano encima de su hombro con suavidad.

—¿Vienes? —Le preguntó.

—Claro —dijo, empezando a seguir al contrario al instante—. Chang Bin, ¿verdad?

—Sí —dejó su elegante bolsa para el almuerzo encima de la mesa en la cual sus amigos estaban esperándolos—. Y aquí tenemos a los Lee. El que parece estar cansado todo el tiempo es Min Ho y el que tiene manchitas por toda la cara es Yong Bok.

—¡No me digas Yong Bok! —El pecoso puso ojos en blanco, claramente fastidiado, y luego dirigió su mirada hacia Hyun Jin—. Estoy hablando en serio. Si no me dicen Felix, los demandaré y tendrán que pagarme mucho dinero —amenazó mientras sostenía un pequeño cuchillo que estaba por usar para untar mermelada de fresa en su bisquet integral.

Felix tenía ojos color café, ligeramente ondulado cabello rubio oscuro y adornaba su oreja izquierda con dos aretes de plata, uno más largo que el otro gracias a una cadena delgada. Tal y como había señalado Chang Bin, en su rostro había un montón de pequitas.

Min Ho tenía cabello negro cortado en capas, mirada oscura con ojeras apenas notables y, hasta antes de la llegada de Hyun Jin, era el chico más alto que se sentaba en aquella mesa. Cabía destacar que no por mucho, pues a Felix le hacía falta sólo un centímetro para igualar sus 172.

—No le hagas caso —Min Ho habló como si quisiera tranquilizar a Hyun Jin—. Felix será muy hablador, pero no puede hacerle daño ni a un insecto.

—Mucho gusto —susurró el recién llegado antes de por fin sentarse frente a ellos.

—¿Y bien? ¿Por qué empezaste a estudiar en Yeonkkot? —Chang Bin volteó a ver a Hyun Jin mientras sacaba su almuerzo, interesado en el nuevo estudiante.

—Tuvimos que mudarnos por el trabajo de mi papá —respondió el más alto con simpleza—, así que ahora esta escuela es la mejor de mi zona, por así decirlo.

—Si tienes alguna pregunta, puedes buscarnos. Te ayudaremos.

—Pues... Sí tengo una pregunta —inevitablemente su mirada se volvió a dirigir hacia el segundo piso—. ¿Saben por qué ese chico está solo? Creo que lo vi en mi salón.

—Es sólo una de las obras de caridad de nuestra directora, es mejor que no hables con él.

—¿Obras de caridad de la directora? —Preguntó sin entender—. No puedo creer que haya traído tan poca comida... Es decir, me sorprende que alguien tenga tan poca hambre a estas horas —comentó.

Hyun Jin no era estúpido, simplemente desconocía lo que era no contar con más comida. Jamás se había tenido que enfrentar a algo semejante. Creciendo en una familia donde tanto su padre como su madre tenían muy buenos trabajos, para él lo normal era recibir toda la comida que quisiera con sólo pedirla.

Chang Bin soltó un suspiro antes de contarle la verdad.

—Yo pensé lo mismo la primera vez que lo vi porque traía sólo un paquete pequeño de galletas —explicó—, pero cuando le pregunté si no comería nada más, dijo que eso era todo lo que tenía. No volví a hablarle después de eso.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora