Capítulo 19.

1K 149 141
                                    

El señor Choi frenó a un lado de la entrada del conjunto habitacional donde la señora Kim esperaba ya algo preocupada el regreso de su hijo debido a la hora. Hyun Jin volteó a ver al pelinegro y le ofreció una disculpa, rascándose la nuca y desviando levemente la mirada.

—Lamento mucho haberte traído de vuelta tan tarde. ¿Podrías también decírselo a tu mamá, por favor?

—No te preocupes —sonrió Seung Min—. Estoy seguro de que entenderá que no le estaba prestando atención al tiempo y no se enojará con nosotros.

—Nos vemos el lunes en la escuela, ¿sí?

—¡Claro! —Hizo una breve pausa—. Apenas y podré dormir estos días por estar pensando en ti —susurró después, sintiendo cómo su rostro se iba sonrojando tras haber soltado aquello.

—¿Cómo puedes ser tan lindo?

Rio bajito y se acercó a él lo suficiente para dejar un beso suave de despedida en sus labios. Seung Min intentó devolver aquel gesto, pero su nariz terminó chocando contra la del más alto, sus anteojos por poco se caen y no pudo hacer más que apartarse rápidamente, hundiéndose en vergüenza mientras bajaba del automóvil.

Hyun Jin rio con un poco más de fuerza que antes, pero jamás con burla. Antes de que el pelinegro cerrara la puerta, se acercó a detenerlo, mirándolo con ternura.

—Seung Min, es obvio que algo cambió entre nosotros después de lo que pasó hoy. ¿O soy el único que piensa eso?

—¿Te refieres a que... b-besarnos nos ha hecho cambiar de alguna manera?

—Puede ser —se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa—. Tú tienes la respuesta.

—¿Por qué yo? —Ladeó su cabeza sólo un poco.

—Porque tú eres el único que puede decidir esto... —Dijo, aún sin cerrar la puerta—. Seung Min, ¿quieres ser mi novio?

El pelinegro se quedó quieto, mirando al más alto con las mejillas más rojas que una manzana y la boca entreabierta, luchando por encontrar alguna palabra en su garganta que pudiera salir.

—¿T-tu novio? —Logró decir—. No, yo... Q-quiero decir...

—¿No? —Soltó una risa simpática.

—Quiero decir... ¡No sé! —Se abrazó a sí mismo—. E-es la primera vez que escucho esa pregunta y que en serio está dirigida hacia mí.

—Piénsalo con calma —le pidió, finalmente cerrando la puerta del vehículo para bajar el vidrio de su ventana y terminar de despedirse—. ¡Buenas noches, Seung Min!

Felix roció gel antibacterial en sus manos por quinta vez en un periodo de diez minutos. Los sábados eran para mostrar una sonrisa al momento de hacer servicio comunitario, cosa que siempre le había resultado complicada hasta cierto punto, pero en esa ocasión tenía que esforzarse al máximo por dos razones. La primera era que no quería estar ni un poco cerca de perros y gatos callejeros, pero no podía expresarlo en voz alta ni por error. La segunda era que deseaba subirle el ánimo a Chan.

Ya instalados en una zona de descanso de un gran centro comercial, eran vigilados de vez en cuando para asegurarse de que estaban cumpliendo con lo que habían ido a hacer.

Se suponía que pasar tiempo con el otro australiano iba a ser más divertido ahora que cierta castaña no estaba en su camino, pero se equivocó. El mayor llevaba días sin sonreír. Fue como un golpe realmente fuerte enterarse de que Eun Jin, su ahora exnovia, lo había estado engañando con otro hombre. Felix podía comprender eso, pero también echaba de menos al Chan alegre y bromista.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora