Capítulo 25.

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Para Hyun Jin fue en verdad extraño que su novio se apartara con nerviosismo cuando llegó a la casa de sus padres e intentó recibirlo con un beso en los labios. Como si el pelinegro pudiera leer la mente del contrario y supiera que quería una explicación, habló en voz baja.

—No pude decírselo —pareció pedir disculpas con la pura mirada al momento de susurrar aquello—. Traté de contarle la verdad muchas veces, Hyun Jin, pero no lo logré.

El más alto dejó salir un suspiro y le sonrió débilmente a Seung Min, murmurando que habría tiempo para aclarar todo y que no debía preocuparse.

Las decoraciones navideñas en la casa de la familia Hwang eran impresionantes; había luces brillantes colgando de las paredes de cada pasillo, un enorme pino con esferas preciosas, guirnaldas y algunos bastones de caramelo iluminando la sala, un elegante mantel rojo cubriendo la mesa del comedor, entre otras cosas.

Los padres de Hyun Jin se llevaron de maravilla con la señora Kim casi al instante, recibiéndola con mucho gusto tanto a ella como a su hijo. La cena fue tranquila e inolvidable. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que Seung Min y su madre no eran las únicas personas sentadas alrededor de una mesa en esa fecha, después de todo.

—Estar aquí es todo un honor —expresó la señora Kim de manera sincera—. Mi hijo y yo estamos muy agradecidos por su invitación, no se pueden imaginar lo mucho que significa para nosotros.

—No digan cosas que parezcan el inicio de una despedida, por favor, todavía no —rio la señora Hwang, acomodando un mechón de su largo cabello negro detrás de su oreja y sonriendo con amabilidad—. Mañana tendremos un desayuno navideño de lo más delicioso, así que me parece fantástico que vayan a pasar la noche aquí. Las habitaciones para huéspedes ya están listas. Pueden ir a descansar cuando quieran.

—Mamá, no era necesario que se preparara una habitación para Seung Min... —Habló Hyun Jin—. Dormirá conmigo —agregó con toda seguridad.

—Oh, por supuesto —respondió la pelinegra, riendo un poco—. Lo siento, hijo, debí suponer que sería así.

A la señora Kim no le pareció raro que Hyun Jin y Seung Min quisieran dormir juntos. Después de todo, eran muy buenos amigos y se habían hecho cercanos en poco tiempo.

—Vamos a mi habitación —le dijo el castaño a Seung Min—. La de aquí es un poco más grande que la del penthouse que ya conoces.

Ambos jóvenes se levantaron y caminaron hacia las escaleras para subir al segundo piso de la bonita casa. La señora Kim se quedó conversando con la amable pareja, sin saber que pronto terminaría enterándose de algo que su hijo le había estado ocultando.

—Se ven tan lindos juntos —mencionó la señora Hwang, completamente feliz y enternecida—. ¿Usted qué cree que harán mañana, señora Kim? Lo más probable es que ya tengan en mente algún plan romántico para pasarla bien.

—¿Plan romántico? —Preguntó la otra mujer con cierta confusión.

—Por supuesto —sonrió el señor Hwang—. Me imagino que sería lo más normal. Quiero decir, son novios.

—¡¿Novios?! —Soltó con sorpresa—. Yo... Yo no sabía que Seung Min...

—Oh —la pelinegra pareció entender qué estaba pasando—. No se preocupe, le aseguramos que no hay nada malo con su hijo.

—¿Disculpe?

—Cuando Hyun Jin me contó que es bisexual, lo primero que hice fue echarme la culpa. Soy una madre muy ocupada y pensé que había descuidado a mi propio hijo, pero entendí que no había culpables en esto, que Hyun Jin simplemente es quien es y que mi trabajo como su mamá es darle todo mi apoyo siempre y cuando sea feliz —explicó la pelinegra—. Tengo un libro de crianza increíble, puedo prestárselo, si quiere.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora