Lo suficientemente bueno [HyunMin]

Capítulo 23.

—Hijo, ¿estás seguro de que quieres ir a la escuela hoy? Sigues enfermo y podrías tener una recaída.

—Estaré bien, mamá. ¡Mira! Voy bien abrigado —le sonrió mientras señalaba su ropa, acomodando después sus anteojos que, a causa de la cinta que mantenía el puente unido, se le bajaban un poco—. Además, no me gustaría perder más clases. Incluso si los maestros son muy comprensivos, no puedo evitar sentir que abuso de su amabilidad cuando entrego tareas y trabajos después de lo debido, ¿sabes?

Habían pasado dos días y era verdad que Seung Min se veía más recuperado, pues la fiebre se había ido por completo y ya podía levantarse de la cama sin sentir tanto dolor en su cuerpo. Sólo quedaba una leve irritación en su garganta y algo de cansancio de vez en cuando.

—Pero si te sientes mal, irás a la enfermería de inmediato. ¡Sin excusas!

—De acuerdo, mamá.

—Gracias, cielo —sonrió de lado—. Así puedo quedarme un poco más tranquila.

Cuando llegaron a Yeonkkot y tomaron caminos diferentes, Seung Min decidió ir a la biblioteca y leer durante un rato, pues todavía era un tanto temprano. No imaginó que se encontraría al chico pelirrojo con el cual había chocado días atrás. Parecía ser que éste lo esperaba en el pasillo, cosa que le resultó bastante extraña, pero aun así no lo ignoró.

—¿Hola?

—¡Seung Min! Escucha, en verdad lamento mucho lo que hizo Lee Do hyung, por favor acepta esto —extendió hacia él un sobre con dinero en su interior a la vez que hacía una reverencia para ofrecerle disculpas—. Bastará para comprarte anteojos nuevos y... —Suspiró—. Si hay alguna otra cosa que pueda hacer por ti, sólo deja una nota en mi casillero o algo, ¿está bien? Trataré de ayudarte.

—E-esto no es necesario... —Logró decir tímidamente, sintiéndose incómodo al recibir dinero.

—Sólo acéptalo y no le digas a nadie que tuvimos esta conversación.

El pelirrojo se veía entre preocupado y culpable, pero se notaba con cierta facilidad que quería terminar con aquel encuentro lo más pronto que fuera posible. Por otro lado, Seung Min no sabía qué hacer, pues pensaba que lo más apropiado era que el mismo Lee Do pidiera perdón y pagara por haber roto sus anteojos.

—¿Es correcto aceptar esto? Tú no tuviste la culpa de nada.

—Me sentiré de lo peor si lo rechazas. Sé que lo que pasó no fue culpa mía, de hecho hasta discutí con Lee Do hyung, pero... presiento que él se tardará más en reconocer que cometió un error y que actuó como un estúpido —desvió la mirada—. En fin, mis amigos no tardarán mucho en llegar y prefiero evitar problemas, así que me iré al patio. ¡Recuerda que no debes decirle a nadie que hablé contigo!

Aún un tanto desconcertado, Seung Min guardó el sobre en su mochila y entró a la biblioteca. Una parte de él se sentía feliz porque podría comprar otros anteojos, pero otra parte más fuerte, una que se esforzaba por ignorar, seguía preguntándose si aceptar el dinero había estado bien o no.

No le prestó mucha atención a Hyun Jin durante las clases. Volteaba a verlo algunas veces, pero de inmediato regresaba su vista hacia el pizarrón, algo nervioso. Se estaba tardando en descifrar sus propios sentimientos, pero quería hacerlo a solas.

Durante la hora del almuerzo se escondió detrás del tronco del mismo árbol en el cual le había obsequiado a Hyun Jin un brazalete hecho a mano, ese lugar que de una manera u otra se volvió especial en su corazón porque lo vio recibir su primer beso. Le pareció derretirse cuando el castaño lo encontró y le dedicó una tierna sonrisa junto con un "Debí imaginar que estarías aquí".