Capítulo 26.

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Después de desayunar, Hyun Jin y Seung Min fueron a la sala para dejar que los adultos hablaran con más tranquilidad. Pasaron unos minutos sentados en el largo sofá color crema, luego se abrazaron y el menor dejó su cabeza recargada sobre el hombro del castaño, mientras éste le daba caricias suaves en el brazo. El más bajo no podía dejar de sonreír.

—¿Te gustó tu regalo? —La voz de su novio lo sacó repentinamente de sus pensamientos.

—¡Claro que sí! —Contestó de manera sincera—. No puedo esperar para usarla. Gracias por hacerme caso y no conseguir algo demasiado... extravagante.

—Por cierto, ¿ya prestaste atención a los colores que tiene?

Seung Min estiró cuidadosamente su brazo derecho y así alcanzó su nueva mochila para verla otra vez, notando entonces que el modelo era el mismo que el de la que usaba Hyun Jin, sólo que con los colores invertidos. No pudo evitar sonrojarse al pensar que aquello se sentía como tener mochilas para parejas.

—Ahora me encanta más, Hyun Jin —se acercó al rostro ajeno para darle un beso en la mejilla, aunque el movimiento lo hizo quejarse un poco al final.

—Oh, Seung Minnie, ¿te encuentras bien?

—Sí, sí —exhaló—. Es sólo que aún me duele la espalda baja.

Hyun Jin rio un poco y volvió a atraer el cuerpo del contrario hacia el suyo para darle un besito en la sien.

—Eso es culpa mía —admitió con un tono de voz que parecía querer ofrecerle disculpas.

—No te preocupes. Fue extraño, pero... está bien. Estar juntos de esa manera fue algo que ambos quisimos —murmuró un poco avergonzado antes de unir sus labios con los del más alto por unos segundos.

El castaño correspondió al beso, apartándose sólo un poco para sonreír y hablar sobre los labios de su novio.

—Feliz Navidad, Seung Minnie.

En la casa de la familia Lee, Felix recién abría sus ojos después de haber descansado tan bien junto a Chan. La mañana se sentía simplemente perfecta para ser honesto con el castaño y decirle de una vez por todas lo que sentía por él.

Sabía que lo primero que debía hacer era pedir perdón. Chan quería estar con una persona a la que pudiera entregarle toda su confianza, pero el pecoso le había estado mintiendo de alguna manera... No hacía servicio comunitario por gusto, sólo deseaba pasar tanto tiempo como fuera posible a su lado, igual que Eun Jin, y quería decirle que lo lamentaba antes de hacerle saber que su corazón latía como loco por él.

—¿Chan hyung? —Lo llamó con cierta timidez al verlo despertar.

—¿Hm? —Dejó que su vista se acostumbrara a la luz que se colaba por la ventana de la habitación ajena—. Buenos días, Lix.

—Buenos días —devolvió el saludo con una débil sonrisa—. Espero que hayas dormido bien.

—Muy bien, para ser sincero. Gracias.

—Hablando de sinceridad... —Comenzó—. ¿Aún te gustaría estar con una persona en la que puedas confiar sin problemas, como me dijiste en aquella fiesta?

—¿Cuál fiesta? ¿Te refieres a... cuando estábamos ebrios?

El pecoso asintió, un tanto orgulloso por seguir recordando bien al menos la parte más interesante de aquella celebración.

—¡Sí! Cuando nos conocimos... A pesar de que bebí mucho, esa noche aún está en mi memoria.

Felix no tuvo problema alguno con compartir ese recuerdo con el otro australiano.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora