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La suave brisa invernal congelaba la nariz y las orejas del enorme lobo negro que dormitaba entre la alta hierba. El lugar donde descansaba era lo único que la nieve no lograba cubrir, gracias a los frondosos árboles sobre su cabeza y a las altas temperaturas que su cuerpo, junto al del pequeño lobo blanco acurrucado a su costado, desprendían.

Desde que ambos se habían sincerado el uno con el otro, no volvieron a alejarse por varias horas, aunque eso era en su ‘mundo’, ya que en la superficie, en el hospital, habían pasado varios días desde que tanto JiSung como el alfa habían comenzado a mejorar juntos, todo gracias a la interacción que MinHo estaba teniendo con el omega de su novio.

Al principio, no entendía por qué su demandante y terco lobo había decidido dejarlo a él, a la parte humana, en ese mundo de nieve eterna, donde nunca, ni ahora ni en los cientos de sueños que había tenido en ese lugar, había logrado ver un ápice del sol, como si este no existiera, pero sabía que si lo hacía, pues en ese momento poco a poco comenzaba a oscurecer.

Sería su primera noche entre grandes árboles, blanca nieve y el exquisito aroma a frutas que desprendía el omega a su lado, aunque el aroma que más predominaba en ese momento en el lobito era el café y las moras. La mezcla de su esencia y la de la persona que amaba, no había nada que lo enorgulleciera más.

—¿En qué piensas? — escuchó la dulce voz del peliblanco en su cabeza, mientras que en sus oídos se oyó un claro gruñido bajo y primitivo, de la forma que fuera le gustaba oírlo tan cerca suyo.

Era extraño, pero mientras más horas pasaban, más cerca se sentía de ese gruñón lobo, en especial después de haberlo consolado y haber secado sus lágrimas a lamidas y toques algo bruscos de sus patas delanteras. Ansiaba volver a su cuerpo humano cuanto antes, estaba seguro de que su alfa estaba disfrutando de estar en la superficie caminando en sus pies en vez de estar a cuatro patas.

Pienso en por qué este lugar siempre está cubierto de nieve... — girando en su costado, se dejó caer en la hierba, enfocando sus ojos castaños en los blanquecinos del omega, notando la tristeza viajar en estos, generándole cierta preocupación que aumentó al ver cómo le daba la espalda, quedando en posición de “cucharita”, algo graciosa al ser lobos.

¿No lo recuerdas? — preguntó en voz tenue, casi como un gimoteo lastimero, aumentando la preocupación del mayor, quien negó en voz baja y enterró su hocico entre las orejas del omega para acariciarlo — La última vez que estuvimos juntos fue en este lugar.

¿Cómo? ¿Nosotros o tú y Lee Know? — curioso, se apegó aún más al cuerpo del lobo blanco, recargando casi todo su peso en ese contacto, sonriendo en su interior al ver cómo el menudo cuerpo se acurrucaba buscando calor.

Lee Know y yo, aunque en ese tiempo nos llamábamos de otra forma... — removiéndose bajo el cuerpo del gran lobo negro, logró girarse en su lugar, quedando frente a frente con el otro animal, haciéndolo sentir como si lo mirara fijamente — Cinere y Luna eran nuestros respectivos nombres antes de... antes de morir.

Creía que ustedes nunca se conocieron... — musitó sumamente confundido al recordar sus vacaciones en Incheon cuando junto a JiSung conocieron a Yves, aquella bruja blanca que les había contado sobre sus antepasados, un gamma bendecido por la Luna y un Alfa líder de linaje puro.

Eso es lo que dicen las leyendas, pero Cinere y yo sí nos conocimos aunque nunca pudimos estar juntos — el fuerte y almizclado aroma a café y tierra húmeda que sintió de un momento a otro logró calmarlo, agradeciéndole con pequeños mordiscos en el cuello al alfa por dejar salir su aroma al querer tranquilizarlo—. Nos conocimos por casualidad y nos enamoramos de inmediato, un amor efímero que acabó cuando a ambos nos comprometieron... Pudimos haber luchado por nosotros, pero era nuestro deber cuidar de nuestras manadas.

❝Blind Eyes❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora