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Una semana completa había transcurrido desde que llegaron a Incheon, disfrutando del sol, el mar y la compañía de las personas que más quería. Sin embargo, ya era hora de volver a su rutina en la ajetreada ciudad de Seúl, y JiSung debía admitirlo, estaba completamente en desacuerdo con esa idea.

No quería volver a la ciudad, por nada del mundo, y es que el recordar que no podría estar todos los días con MinHo, ni con SeungMin o HyunJin, lo llenaba de una nostalgia que incluso su lobo compartía. Quería seguir en esa casa junto a sus tíos, junto a sus amigos, madre y su lindo alfa, quien le había demostrado una vez más lo maravilloso que era luego de la crisis que tuvo su mejor amigo.

Jamás pensó que su Hyung tendría tal instinto sobreprotector para incluso dejar entrar en su nido a SeungMin, quedándose con ellos luego de que su amigo se lo pidiera, y haciéndolos reír con anécdotas de cuando era pequeño, o cuando conoció a HyunJin. Incluso compartió con ellos lo mal que se había llevado con JeongIn, el hijo de la pareja actual de su madre, pero ahora parecían los mejores hermanos.

Pero fueron esas mismas anécdotas que sembraron una duda y mucha curiosidad en la cabecita del omega, y es que conocía a la madre de MinHo, ya que la había visto unas cuantas veces, conocía al hermanastro de su alfa por medio de llamadas e historias que contaba el pelinegro, pero no conocía ni al padre de JeongIn ni mucho menos al padre del alfa, y por si fuera poco, jamás había ido a casa de su novio.

Estaba tan inmerso en lo muy enamorado que estaba de su Hyung que nunca reparó en lo poco que conocía de su vida, y esas cosas que conocía era porque HyunJin se lo contaba. Y ahora que lo pensaba y analizaba bien, MinHo pocas veces compartía detalles de su vida antes de que llegaran a Seúl.

¿Por qué nunca se dio cuenta de eso?

—¿En qué tanto piensa esa cabecita? — la voz profunda del alfa lo devolvió a la realidad, sentado en la camioneta mientras esperaban que terminaran de cargar el equipaje para regresar a la capital — ¿Sucede algo, cachorro?

—No, Hyung, no es nada, solo... — abultando sus labios, comenzó a jugar con sus pulgares como lo hacía cada vez que sentía nervios.

—Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿no? — JiSung asintió, sabiendo aquello, provocando una leve sonrisa en los labios del pelinegro — ¿Entonces...?

Tomando una bocanada de aire que luego dejó escapar, volteó su rostro hacia donde escuchaba la voz del mayor, sientiendo cómo éste segundos después tomaba una de sus pequeñas manos, intentando trasmitirle confianza.

—Yo me preguntaba... — mordisqueando su labio inferior para intentar alejar los nervios que inexplicablemente invadieron su cuerpo, intentó hablar — Alguna... ¿Alguna vez conoceré a su padre?

—No.

La respuesta del alfa fue rotunda, no dejando espacio para reclamos. La contundencia de la respuesta dejó al omega en completo silencio, especialmente al soltar sus manos como si estas le quemaran con un simple roce, indicándole claramente que ese tema no era del agrado de su alfa.

Sin embargo, no estaba dispuesto a dejarlo así. Quería conocer más acerca de la vida de quien sería su compañero y padre de sus hijos. No le parecía justo saber tan poco acerca del mayor mientras él estaba al tanto de prácticamente toda su vida.

—¿Entonces cuándo iré a su casa? — preguntó esta vez con el ceño fruncido, un mohín involuntario en sus labios y su dulce aroma siendo sustituido por un agrio olor parecido al vino, pero mucho más fuerte.

Completamente sorprendido ante el cambio brusco en el aroma de su omega, volteó el rostro hacia la puerta abierta de la camioneta, aspirando un poco del aroma del exterior, ya que para su lobo, ese aroma agrio impropio en su pareja, le había desagradado completamente.

❝Blind Eyes❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora