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Pero en eso JiSung se había equivocado, ya que después de ese día, las siguientes semanas se continuaron repitiendo los mismos sueños. Algunos en el mismo parque, otros tenían escenario en la escuela y los que más le gustaban tenían escenario en la playa de Incheon.

Hace años que no iba a ese lugar. Tenía tantas ganas de ir que cuando su madre le comentó sobre salir de vacaciones, le pidió, casi le rogó, que fueran a Incheon. JiHyo no se resistió y con una sonrisa aceptó la propuesta de su cachorro, incluso lo alentó a que invitara a sus amigos, quienes obviamente no se negaron.

—En Incheon, ¿dónde nos quedaremos? — cuestionó HyunJin mientras terminaba su helado.

En ese momento, los cuatro amigos se encontraban caminando por el parque cerca de la escuela. Las últimas dos horas de clases las tenían libres, así que aprovecharon la oportunidad para salir antes y disfrutar de unos helados juntos fuera del colegio.

JiSung se sentía muy a gusto, aunque la mayoría de la conversación la llevaban HyunJin y SeungMin. El cachorro estaba feliz de estar con sus amigos, especialmente al sentir la presencia constante de MinHo a su lado. El alfa había estado con él desde temprano en la mañana, incluso lo había ido a buscar a su casa, lo cual dejó a su madre encantada con su “caballerosidad”.

Y claro, a JiSung también.

—En casa de mi tío — murmuró JiSung, jugando con el palito de su helado después de haberlo terminado—. Tiene una casa muy grande, un jardín amplio y está cerca de la playa. Además, su omega cocina muy rico.

—¡Ahh! ¡Es verdad! —exclamó SeungMin, llamando la atención de los tres—. Es ese omega que se parece a mí, ¿verdad?

—WonPil Hyung no se parece a ti, Minnie.

—¡Que sí!

—¡Que no!

—Enano mentiroso, si se parece~ — canturreó SeungMin, queriendo molestar al mayor, consiguiéndolo con éxito—. Enano~ chiquitito~

—¡No soy enano!

—Eres enano—tanto HyunJin como SeungMin estallaron en carcajadas al escuchar al pelinegro, quien ocultaba una sonrisa traviesa detrás de la servilleta con la que limpiaba sus labios—. ¡Auch! ¿Pero qué...?

Llevando una mano a su frente, frotó el leve malestar que sentía después de haber recibido un golpe que supuso fue el palito de helado que ahora se encontraba a sus pies. Alzando la mirada, la dirigió a los tres chicos frente a él, gruñendo molesto al ver a su mejor amigo y al castaño con las manos alzadas, indicando a JiSung, quien arrugó su nariz en un tierno intento de estar molesto mientras se cruzaba de brazos.

¿Cómo era posible que, aun siendo ciego, hubiera podido lanzarle aquel insignificante objeto y que este cayera justo en el centro de su frente? Ni idea.

Retomando su postura recta, sonrió con malicia hacia el menor, aunque sabía que éste no podía verlo, pero sí podría sentir por su aroma cómo éste se volvía más denso, liberando juguetonas feromonas.

—¿En serio te atreviste a golpearme?—JiSung asintió, decidido y seguro — ¿A mí? — volvió a asentir, esta vez con la duda naciendo en sus expresiones y notando cómo el almizclado aroma del alfa llegaba a su nariz — ¿A un alfa?

—¿S-Sí?

—Oh, cachorro, qué gran error has cometido.

Fue cuestión de segundos para que JiSung se encontrara en el césped, siendo atacado por las manos de MinHo, quien ejercía presión sobre sus costillas y abdomen, sacándole ruidosas carcajadas que eran acompañadas por las del mayor y las de sus amigos, que veían la escena más que enternecidos.

HyunJin era el más contento al ver a su mejor amigo sonriendo tan radiante. Sabía lo gruñón que era y lo retraído que solía comportarse, y todo porque le parecía la mejor forma de autoproetegerse de las demás personas. Pero ahora que podía verlo después de tanto tiempo convivir con un chico que apenas había conocido, le hacía enormemente feliz.

Varios minutos después, con un JiSung llorando de la risa y del dolor en su abdomen, se sentaron aún en el césped, sonriendo enormemente, tanto que MinHo no pudo evitar estar de acuerdo con su lobo cuando se removió inquieto al ver el eyesmile del castaño.

Mío—gimoteó su lobo, sorprendiéndolo enormemente, ya que nunca lo escuchado reclamar algo o alguien—. MinHo, lo quiero. ¡Ya!

Eso era nuevo, demasiado nuevo y extraño. Y por lo rojo que se había puesto el rostro de JiSung y lo serio que estaba, supo que algo similar le había ocurrido con su propio lobo, o eso quería creer. El dulce aroma que llegó a su nariz causó un vuelco en su estómago, y las feromonas que comenzó a percibir llamaron demasiado su atención.

—Oh, chicos... — volteando al mismo tiempo hacia la pareja que los miraba atento, fue MinHo quien frunció su ceño al ver a su mejor amigo cubrirse la nariz, mientras que SeungMin, sonrojado, giraba su rostro hacia otro lugar.

—¿Qué les pasa, par de subnormales?

—MinHo, hermano, sabes que yo solo quiero tu bien, ¿verdad?—el mencionado asintió confundido—. Bueno, ahora, por tu bien y por el de JiSung, es mejor que ambos se vayan a casa.

—¿Por qué?

—Hyung... —SeungMin volteó a ver al mayor, bajando su mirada de inmediato—. Su aroma es muy... muy fuerte... tanto que... me marea...

­Alzando su rostro, olfateó el aire, jadeando al darse cuenta de que SeungMin tenía razón. Y volvió a jadear cuando al voltear hacia JiSung, un intenso aroma a frutas invadió sus sentidos, aturdiendo a su lobo. Ya no era el aroma dulce que había sentido hace unos momentos, ahora el dulzor de las frutas parecía ser azúcar, llamando a su lobo con ímpetu, algo que lo asustó, pues nunca, en sus dieciocho años, había sentido un aroma tan exquisito como ese.

¡MIO!

─S-SeungMin, llévate a JiSung a su casa.

—¿Por qué?—aunque preguntó, se acercó a su amigo, quien en cuanto sintió su presencia a su lado, se lanzó a sus brazos, gimoteando en su pecho al ser varios centímetros más bajo que él — ¿Q-Qué pasa, Jinnie?

El risueño chico solo negó confundido. Jamás había sentido una mezcla de aromas tan fuerte y tan exquisita como aquella. Era como si ambos chicos, ambos lobos, estuvieran entrelazándose, formando un solo aroma sin siquiera tocarse.

Y eso comenzaba a hacer estragos, pero no de la mejor manera, en su parte alfa, en ambos alfas, quienes al mirarse gruñeron en contra del otro.

—Váyanse... Ahora.

Y con el miedo comenzando a adueñarse de su cuerpo, SeungMin tomó sus cosas y las de su pequeño amigo para comenzar a correr hacia la casa de este, ignorando los sollozos que el más bajo dejaba escapar mientras presionaba su abdomen.

Si el intenso aroma que sentía en su nariz provenía de JiSung, eso solo significaba una cosa.

La calle en ese momento, era el peor lugar para estar, especialmente si cargaba a rastras a un omega en celo.

—JiSung, aguanta un poco más, por favor camina — rogó, sintiendo cómo su amigo cada vez trastabillaba más en cada paso que daba.

—Duele mucho... — murmuró, llevando su mano libre hacia su abdomen, frunciendo el ceño mientras soltaba un leve quejido.

Nunca había sentido un dolor similar. Su abdomen, caderas y piernas dolían demasiado. Tenía la sensación de que en cualquier momento caería al suelo, o sobre SeungMin, pues era él quien cargaba con la mayor parte de su peso al jalarlo de un brazo y de la cintura.

De repente, la molesta sensación de humedad en sus piernas lo asustó, deteniendo su caminar y llamando la atención de su amigo, quien al voltear para ver qué sucedía, se llevó la terrible sorpresa del aroma de su mayor intensificándose.

Oficialmente, se había presentado y, por lo tardío que esto sucedió, su primer celo también había comenzado.

❝Blind Eyes❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora