30

8.3K 1.2K 919
                                    

Fueron varios minutos en los que JiHyo se mantuvo abrazando al inconsolable alfa, quien solo podía sollozar cada vez con menos intensidad, sintiéndose de alguna forma reconfortado en el calor de madre y omega que la madre de su novio, si es que aún podía llamarlo así, le entregaba. Eso junto a la tenue fragancia a moras que la mujer desprendía, le recordaba al empalagoso aroma a frutas que desprendía JiSung.

Un tembloroso suspiro abandonó sus labios a la par que se separaba de la omega, viendo como le sonreía con pesar, no con lastima mucho menos con pena, solo sentía una profunda incertidumbre al saber que su hijo, su lindo Sunggie, había sido el causante del estado de MinHo, un fuerte alfa líder que muchas veces se demostró imperturbable pero que ahora parecía nada más que un cachorro esperando consuelo.

Ella hablaría seriamente con su hijo, ya que no estaba dispuesta a que una relación tan linda como la de ese par se desmoronara de un momento a otro, no cuando el alfa frente a ella había sido excepcional con su hijo desde el principio, transmitiéndole una confianza que solo su difunto esposo y alfa había logrado inspirar.

Y es que MinHo le recordaba demasiado a su alfa.

—Ve a casa, mi niño—MinHo asintió colocándose el casco con pesadumbre, dándole un vistazo a la ventana de la habitación de su novio, esperando verlo ahí, pero sabía que eso no iba a suceder—. Cuando llegues a tu casa, por favor — tomando una de las manos del menor llamó su atención—, por favor, envíame un mensaje, tienes mi número ¿no? — asintiendo, se soltó con suavidad del agarre de la fémina, sonriendo bajo el casco.

—C-Cuídelo — recibiendo un asentimiento, encendió la moto, mirando hacia los costados para poder avanzar — Y... — mirando por última vez a la mujer, y luego a la casa detrás de ella, musitó — dígale que no me llame.

—¿Cómo? — sorprendida, retrocedió un paso cuando la moto rugió, llevándose las manos al pecho ante la sorpresa.

—No quiero saber de él, al menos no hasta que... bueno... — se llevó una mano al pecho, frunciendo el ceño bajo la playera, mostrando una mueca de desesperación—hasta que vuelva a sentir a mi lobo.

Dejando profundamente preocupada a la mujer frente a él, bajo el visor de su casco, aceleró y desapareció en cuestión de segundos de la vista de JiHyo. Sin poder contenerse, comenzó a llorar y corrió dentro de su casa para tomar su celular. A pesar de saber que MinHo podría enojarse, decidió llamar a la madre de éste para informarle de la situación.

Mientras tanto, después de varios minutos conduciendo y deteniéndose más de lo normal en algunos semáforos, MinHo logró llegar a casa sano y salvo, o al menos en la medida en que un alfa con un lazo roto y el corazón destrozado puede estarlo. Se sentía devastado, como si de repente le hubieran arrebatado su razón de vivir.

Y es que en el fondo, JiSung era su razón de vivir, su mundo entero, con quien quería vivir el resto de su vida, con quien quería casarse, tener hijos y en fin, con quien quería compartir su vida entera.

Sin embargo, allí estaba, desmoronado, destrozado, roto, muerto, con el deseo de desaparecer. Aferrando su celular entre sus manos, con fuertes sollozos sacudiendo su cuerpo, conteniendo los gritos que quería liberar por el intenso dolor en su corazón. Enrollado en su cama, con la puerta cerrada, experimentó un sufrimiento que a sus 18 años jamás debería haber experimentado.

Pronto su teléfono sonó, anunciando una llamada que contestó desesperado.

Min, ¿para qué necesitabas que te llamara? — la voz de su mejor amigo lo recibió desde el otro lado, pero fue incapaz de hablar cuando una nueva ola de lágrimas y más sollozos se lo impidieron — ¡¿MinHo?! ¿Por qué llo...

❝Blind Eyes❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora