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Las palabras dichas por el alfa con tanta seguridad y cariño provocaron en JiSung un sentimiento tan cálido que sentía su corazón latir a mil por hora, y más aún al sentir cómo el mayor inclinaba su cuerpo hacia él, dejando un dulce beso en sus labios entreabiertos.

Al separarse, MinHo pudo apreciar un curioso pero lindo brillo en los blanquecinos ojos del omega, quien sonreía dejando ver ese dientecito torcido que tanta ternura le causaba al pelinegro. Aunque la verdad, todo en JiSung le causaba cierta ternura.

Soltando las manos del chico, intentó retomar su caminar, siendo impedido por los repentinos brazos que rodearon su cuello, acompañados de un fuerte aroma a frutos rojos que causó un fuerte gruñido de su parte.

—Te amo, alfa — sorprendido por la forma de JiSung al llamarlo, reforzó su agarre en su cintura, regocijándose en la dulzura de su aroma—. Alfa, quiero... Yo quiero...

—¿Qué, mi amor? ¿Qué quieres? — preguntó cauteloso, paseando su nariz por el cuello de su novio, observando hacia las personas que caminaban a su alrededor, tranquilo al notar que no llamaban la atención.

—Quiero que me marques, alfa.

Aguantando el gruñido que pedía escapar de su garganta, separó el pequeño cuerpo del omega del suyo, observando con fascinación el suave sonrojo que cubría sus mejillas, junto a un pequeño puchero que amenazaba con acentuarse al sentirse lejos del aroma a tierra húmeda del mayor.

MinHo suspiró abatido, ignorando los ruegos de su parte animal por marcar al omega.

—Sabes que lo haré, JiSung, pero cuando terminemos la escuela. Creí que había quedado claro... — murmuró, rodeando con un solo brazo la cintura del menor, jalándolo para comenzar a caminar nuevamente.

—Pero yo quiero que lo haga ya, no quiero esperar — con sus ojitos cristalizados, jalaba la sudadera del mayor, queriendo acercarlo a su cuerpo.

MinHo solo podía sonreír, intatando calmar a su lobo y a él mismo. Si por él fuera, mordería en ese mismo instante al rubio, pero no, su lado lógico seguía intacto.

Hasta el momento.

De repente, el suave aroma a incienso llamó su atención, ignorando las quejas de JiSung, lo encaminó hacia un pequeño local situado a un costado de los demás puestos. Desde allí salía una capa de humo blanco que, supuso el alfa, debía ser el aroma antes mencionado.

Estaba por volver a caminar cuando la silueta de una pequeña mujer llamó su atención.

—Buenas noches, jóvenes lobos — los saludo la mujer, llamando al fin la atención de JiSung, quien no dejaba de murmurar entre dientes—. Oh, pero qué bello omega eres, cariño.

Avergonzado por las palabras de la mujer, intentó ocultarse detrás de MinHo, quien risueño hizo una leve reverencia hacia la mujer frente a él.

—Buenas noches, señora... —antes de que pudiera decir algo más, las suaves pero avejentadas manos de la castaña acariciaron sus mejillas, siendo sorprendido por el fuerte agarre en su brazo por parte del rubio, junto a los pequeños gruñidos que emitía.

—Veo que no eres cualquier alfa, jovencito — alejándose, observó al más bajo, quien tenía su rostro inclinado pero seguía a la defensiva ante la cercanía de la mujer con el pelinegro—, y tú no eres un simple omega.

—Obvio que no, soy ciego—murmuró JiSung con molestia, provocando un suspiro por parte de MinHo.

El omega podía ser la cosa más tierna y amable del mundo, pero con desconocidos se volvía frío y distante, incluso respondía con molestia, especialmente si se referían a su ceguera.

❝Blind Eyes❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora