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—Bienvenidos a un nuevo semestre, donde espero que convivan en armonía con los nuevos alumnos — la voz ronca del director sonaba por los parlantes de la escuela, aburriendo a algunos estudiantes, entusiasmando a otros y poniendo ansiosos a unos cuantos—. Cualquier problema, los profesores a cargo me lo harán saber. Sin más, tengan una buena semana.

—Qué bueno que ya se calló... — JiSung cubrió su boca para contener la risa ante las palabras de SeungMin, quien no pudo evitar hacer el comentario desganado, recibiendo algunas miradas divertidas de sus compañeros.

Se encontraban en el salón de clases esperando a que la profesora llegara con los nuevos alumnos. Ambos estaban sentados en la última fila, como los típicos chicos clichés de las novelas juveniles, aunque en realidad estaban ahí porque ninguno de los dos escribía.

JiSung por su ceguera y SeungMin por ser flojo.

—¿Crees que llegarán más alfas o omegas? — preguntó curioso el menor de los dos, apoyando su rostro en sus manos sobre la mesa, mirando a su amigo con mejillas regordetas.

—“U omegas” — corrigió JiSung riendo al escucharlo gruñir, a veces parecía un pequeño alfa enojado, pero en realidad era solo un niño en el cuerpo de un adolescente—. Y no lo sé, sabes que eso me da igual.

—¡No puede darte igual! Tenemos que hacer nuevos amigos.

—Te tengo a ti, a Channie Hyung y a Lixie, no necesito más amigos.

SeungMin suspiró fastidiado por la actitud de su mejor amigo. No es que se aburriera de estar siempre con JiSung, al contrario, le encantaba estar junto a él, pero eso no le quitaba las ganas de hacer más amigos y ampliar su círculo social, siempre incluyendo a su mejor amigo.

Desde el día en que lo conoció, cuando apenas era un cachorro que con suerte sabía atarse los cordones de los zapatos, la ternura de JiSung y sus gruesos lentes de pasta lo cautivaron. Siempre pensó, y aún lo hace, que era demasiado tierno para este mundo, por eso se prometió cuidarlo pase lo que pase.

Y hasta el día de hoy, no ha roto esa promesa.

A veces, Chan y Felix lo regañaban por ser tan sobreprotector, pero no podía evitarlo. Creció entre sus primos pequeños a quienes cuidó y protegió siempre, su lado omega estaba muy desarrollado en ese sentido, y no era un secreto para nadie que JiSung se veía como otro niño pequeño al que cuidar.

—Sabes, JiSung... — el cachorro hizo un pequeño sonido para indicar que estaba escuchando—. El día en que encuentres a tu pareja destinada, no te molestaré más.

—¿A-Ah? ¿p-por qué? — el solo imaginarse un mundo donde Kim SeungMin no lo molestara aunque sea un poquito, le desagradaba.

—Porque estaré muy ocupado buscando a la mía.

—¿Y si no encuentras a tu pareja? — escuchó cómo la puerta del salón se abría y a los segundos sus compañeros comenzaron a sentarse apresuradamente, ya que la profesora había llegado.

—Entonces me tendrás que aguantar en tu casa, seré tu mascota ¡y tendrás que consentirme!—una gran sonrisa se formó en los labios del más bajo.

Ese era el SeungMin que tanto quería y adoraba.

—¡Atención!—la dulce voz de la profesora ChungHa se escuchó desde el frente, por lo que se sentó derecho en su silla y comenzó a prestar atención—. Bienvenidos nuevamente a otro año escolar, espero que hayan disfrutado mucho en sus vacaciones y que hayan descansado.

Un coro de «¡sí!» se escuchó en el salón, lo que hizo sonreír a la joven beta.

A JiSung le encantaba esa profesora, especialmente porque solía recomendarle libros que le enviaba en forma de audios, lo que le permitía conocer más sobre literatura, algo que le fascinaba y que podía disfrutar en sus tiempos libres.

❝Blind Eyes❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora