Prohibido enamorarse [Matt Bomer]

04. Deseo intenso

Narra Matt...

Beso lentamente los labios de la chica que acabo de contratar para mi empresa. Meto mi lengua en su boca y ella solo se deja llevar por mi ritmo.

No sé que estoy haciendo, pero no puedo parar.

La apego contra la fría pared del ascensor cuando todo se vuelve más necesitado, y acelero la velocidad de nuestro beso cuando me doy cuenta de que ella tampoco quiere alejarse y dejar esta locura de lado.

Mi corazón palpita rápido en mi pecho y mi mente está completamente en blanco... no pienso en Barbara ni tampoco en lo que estoy haciendo, solo me dejo llevar por el encanto sensual e inocente de Bridget. Me he vuelto loco.

Me siento poseído por este nuevo impulso. Por esta sensación de necesitar tanto a alguien que ni siquiera conozco.

No tengo palabras para describirlo.

Bajo mi mano hasta su muslo y comienzo a subir por su pierna lentamente, tocando su suave piel. Ella suelta un pequeño gemido de placer que a penas es audible en mis labios, y eso provoca que la presione aún más contra la pared de metal en su espalda.

Está acorralada contra mi cuerpo, y siento que nada calma mi ansiedad.

Mis manos casi llegan a su trasero cuando el elevador se detiene. El sentido común vuelve de un sopetón a mi cabeza y nos separamos rápidamente al ser conscientes de que más personas querrán entrar y nos verán.

Un montón de gente ingresa y nosotros solo podemos quedarnos quietos disimulando y recuperando la respiración parados el uno al lado del otro.

-Respira -digo en un susurro, observando a Bridget de reojo y sonriendo.

Ella me mira con sus mejillas color rosa, sus ojos azules brillan intensamente y sus labios están rojos por el beso y por el labial corrido.

De pronto noto que me mira en shock y apunta mis labios disimuladamente. Arrastro uno de mis dedos por encima de mi boca y me doy cuenta de que tengo los labios manchados con su labial rojo.

Sonrío junto a ella y las demás personas solo nos ignoran serios. Me siento como si tuviera quince otra vez.

Cuando llegamos al primer piso caminamos juntos hasta la entrada, ambos en silencio y mi conciencia empieza a molestar.

No.

No quiero que me moleste. Esto fue... grandioso.

Pero también equivocado.

Joder. Qué he hecho.

-Señor Matthew... -Bridget titubea nerviosa y decido hablar primero.

-Señorita Presley, -la interrumpo. -Yo... no sé qué decir sinceramente... -titubeo avergonzado. -Le ruego que hagamos como si nada de esto paso -digo serio mientras peino mi cabello alborotado por el viento.

Ya lo sé, me comporto como un idiota. Pero no sé que fue lo que me pasó hace unos momentos. Me dejé llevar, y no debí hacerlo. Por mucho que haya deseado besarla sin importar nada más.

Bridget me mira confundida, como si quisiera decir algo más, pero en su lugar, solo guarda silencio y asiente con la cabeza algo confundida o enojada. Y es de entender.

Ya lo he arruinado.

-¿La veo el lunes? -pregunto sintiéndome estúpido. 

Es decir ¿En serio acabo de besar apasionadamente a una joven de veinte años, la cual es mi nueva empleada y además, hija de mi única socia y aquí en Seattle?