18. Malditos celos

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Narra Matt...

El día pasa normal en la oficina. Trabajo y más trabajo, publicidad, entrevistas y fotografías. Afuera llueve como si el cielo se cayera a pedazos y me pregunto que habría pasado si no hubiera arruinado mi mañana con Bridget. Quizás hubiera faltado y me hubiera quedado con ella disfrutando todo el día en su cama.

Lo que pasó anoche no ha salido de mi cabeza ni por un momento, y lo peor, es que el deseo que sentía por ella no ha disminuido ni en lo más mínimo. Solo ha aumentado.

¿Estuvo bien apurarnos tanto? ¿Valdrá la pena dejar a Barbara por una chica de 20 años a la que solo me deseo tirar?

Dios... mi novia de 50 y mi amante de 20. ¿En que lío me estoy metiendo?

Solo llevo dos semanas aquí, dos semanas conociendo a Bridget y ya no puedo sacarla de mi cabeza. ¡No puedo enamorarme de ella! Y ella no puede enamorarse de mí, pero ¿Cómo puedo impedir eso?

-Un contrato –la voz de Alena me saca de mis pensamientos. –Eso debemos hacer Matt –sonríe. -Eso es, gracias por la ayuda –Alena comienza a marcar unos números y sonríe.

-De nada –sonrío confundido y siento que algo se ilumina en mi cerebro.

Estoy en Thunder para hablar con Alena. Ella necesitaba asesoría en cuanto a unos problemas que tiene con unos compradores de electricidad y yo no dudé en venir a ayudar. Además, quise aprovechar para preguntarle por Bridget, quien no se ha presentado de nuevo en el trabajo.

-¿Y cómo ha estado Bridget? Es buena en lo que hace ¿Verdad? 

Bien. Ella a puesto el tema sobre la mesa. Alena sonríe expectante mientras anota algo en un cuaderno.

-Es muy buena, pero estos días solo la he tenido como asistente de Diana, mi antigua fotógrafa. Le servirá de experiencia y eso –digo serio agachando la mirada.

Rayos... creo que extraño a mi pequeña. Solo hablar en voz alta de ella hace que mi piel se erice.

-Hoy faltó al trabajo –agrego algo serio. -¿Sabes que puede haberle pasado? –pregunto como idiota.

Sé perfectamente que está dolida por lo que le dije en la mañana y que por eso no fue hoy. De seguro no querrá volver a verme más.

-No Matt –dice Alena algo preocupada. -No la he visto hace días, no nos visita mucho –ríe. –No le gusta mucho ir a nuestro barrio porque está en contra de todos los "lujos" y la gente ricachona –marca las comillas con sus dedos. -Pero ella debe estar bien, ¿Quieres que la llame? –me mira con una sonrisa.

-Por favor –asiento con la cabeza.

Ella marca en su teléfono y espera el tono de marcado.

Yo espero ansioso en secreto.

-¿Brid? ¡Hola cariño! -dice animada y pongo atención a la conversación. -¿Cómo estás? -hace una pausa y su rostro se tensa.

Joder, ¿Qué le estará diciendo?

–Oh, lo siento mucho cariño, ya sabes lo que tienes que hacer con esos bobos... -dice Alena haciendo una mueca.

¿Se estará refiriendo a mí?

¿A quién más genio?

-Sí, si está bien –pausa. –¡Más tarde ve a visitarnos para que te animes! –ella vuelve a sonreír. –Ok, nos vemos más tarde. Adiós hija, te quiero.

Alena cuelga la llamada y me mira sin expresión. Bien, me estoy asustando ahora.

-Ella está bien Matt, solo que... no se sentía muy bien anímicamente. Dijo que tuvo problemas con un idiota o algo así –ríe y me siento un poco incómodo. -Me dijo que ni siquiera tuvo ánimos de ir a clases.

Demonios. Me siento horrible ahora.

-Mi niña es igual a mi cuando joven, no tolera a los idiotas -bromea Alena y finjo una risa no muy convincente.

-¿O sea que se peleó con su novio? –acomodo mi corbata.

-Al parecer... bueno, Bridget es muy hermética con sus asuntos así que no lo sé –sonríe. -¿Y tú? ¿Cómo has estado con Barbara?

Oh, muy inapropiada pregunta Alena.

-Amm... bien, solo que, no sé si realmente me gusta.

Ok, no sé porque estoy diciéndole esto a mi socia, amiga de mi novia y madre de mí amante, que ridículo.

-¿Por qué? -me mira Alena con los ojos muy abiertos. -Bueno, entre nos, a Barbara casi nunca le duran mucho los novios –me mira apenada. –Creo que es culpa de su genio malhumorado.

-En realidad me gusta otra mujer –digo algo incómodo.

¡Matt cierra la maldita boca idiota!

-Vaya –dice Alena sorprendida. –Entonces... deberías hablarlo con ella para no herirla ¿No? –sonríe triste.

-Si, es solo que no sé si esa chica valga la pena como para cambiar a Barbara quien ha sido genial conmigo hasta el momento -juego con mis dedos, creo que Alena me sirve como psicóloga. –Además Barbara es una mujer madura y la otra... es una completa niña –tenso mi mandíbula.

-Matt, tu tranquilo, todo se va a solucionar –ella sonríe. -Como dice mi marido, debes escuchar a tu corazón siempre. Nuestro cerebro es más inteligente, pero no siempre tiene la razón.

Cierto.

Muy cierto.

–Bueno, gracias por todo Alena, me ahorraste el psicólogo -río junto a ella. -Ahora tengo que ir a arreglar unos asuntos –me pongo de pie y estrechamos las manos. -Gracias por escucharme –sonrío como idiota.

Ella me abraza tiernamente y hasta siento algo maternal en su apoyo.

-Considérame una buena amiga y terapeuta -bromea y me hace reír cálidamente.

Después de charlar unas cuantas cosas más, salgo de su oficina con la mente cambiada. Creo que ya sé que haré.

Al salir de Thunder y camino hasta mi auto y manejo a casa escuchando música tranquila, pero antes decido pasar por un café.

Cuando estoy por llegar a mi Starbucks favorito en el centro, la veo esperando en el semáforo abrazada a un tipo.

Sus ojos se clavan en mí y de inmediato tensa su boca, se queda paralizada solo mirándome.

Bridget está con un chico de pelo rubio, muy alto y musculoso quien la abraza y juguetea con ella.

¿Quién carajos es él?

Siento como los celos se apoderan de mí al verla ahí, aún con la marca de mis dientes en su labio, recordándome lo que pasó anoche en su habitación. No entiendo porque molesta de sobremanera que ahora ella esté ahí, coqueteando con otro idiota que no soy yo.

No puedo sentir celos. No puedo. No tengo ni un jodido derecho.

Pero lo siento. 

Al cambiar la luz a mi favor, presiono el acelerador y paso rápidamente por su lado ignorándola por completo. Pero mi vago intento de hacer como si nada y mantenerme desinteresado al respecto, pierde la batalla contra mi lado posesivo y controlador. 

La curiosidad me está carcomiendo, así que estaciono mi auto a unas cuadras más allá y me bajo al Starbucks donde encuentro a Bridget y el chico rubio esperando en la fila esta vez.

Al verlos juntos, no puedo evitar acercarme a ellos y formarme en la fila también.

¡Dios! ¿Puedo ser más patético al sentir celos de alguien que ni siquiera es mi novia?

Ya ha pasado dos veces esta semana, primero fue con Jeff el modelo de Calvin Klein y ahora con este desconocido.

¿Qué acaso me estoy enamorando de ella?

Prohibido enamorarse [Matt Bomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora