Prohibido enamorarse [Matt Bomer]

01. Nuevo Padrastro

AVISO ANTES DE QUE SIGAS LEYENDO:

Esta historia tiene cliché, mucho mucho cliché xd también tiene drama, una relación algo tóxica en un principio y contenido para adultos bastante explícito en algunos capítulos. Y sí, también tiene referencias de 50 Sombras de Grey, pero no, no es un fanfic de la saga aunque tenga ciertas similitudes.

Si después de todo esto decides seguir, bienvenido/a seas <3 No importa la fecha en que estés leyendo esta novela, pero porfis vota y comenta (siempre leo los comentarios) y sígueme! :) Gracias!!

Booktrailer arriba! Véanlo, <3

***

Narra Bridget...

-Basta... -resoplo enojada. - ¡Jess puede llegar en cualquier momento, hasta Barbara puede llegar! -mi voz aún suena agitada por tratar de zafarme de sus brazos. -¿No entiendes que lo nuestro jamás resultará si nos ven? -me muevo pero él rápidamente toma mis manos y las sostiene por encima de mi cabeza, apegándome contra la pared.

Su cuerpo junto al mío provocan una energía única e indescriptible... sus ojos azules me miran fijo a los míos... su sonrisa perfecta... ¿Por qué se tuvo que fijar en mí?

-Bridget... -su lengua acaricia mi nombre y siento escalofríos por toda mi espalda. -Sabes que no puedes alejarte de mí... -roza mis labios con los suyos.

Este hombre me provocará un infarto.

-Matt... -suplico, pero es inútil. 

Siento sus labios besando los míos y solo puedo cerrar los ojos y dejarme llevar en esa intensa sensación de placer.

***

[3 meses antes...]

Narra Bridget...

El molesto sonido de un mosquito volando cerca de mi oído me hace despertar. Abro los ojos lentamente, asustada de ver la hora. Tomo mi celular y casi pego un grito cuando veo que ya son las 10:30 de la mañana. De nuevo me quedé dormida.

Me levanto a regañadientes sabiendo que otra vez he faltado a clases. Debo dejar de ser tan irresponsable.

Salgo de mi cuarto y veo que mi mejor amiga y compañera de piso ya está en la sala tomando desayuno mientras ve las noticias en el matinal. Ella me sonríe sentada en el sofá.

-Buenos días Brid.

¿Cómo demonios luce tan resplandeciente a estas horas? Nunca he comprendido su truco para estar de buen ánimo por las mañanas.

-Hola Jess -digo aún medio dormida mientras me acerco a la cocina. 

-¿Y esa cara de alegría? -bromea desde su lugar en el sofá.

-De nuevo me quedé dormida -digo molesta mientras me sirvo un vaso de leche fría. -Por ende, otra vez no fui a clases.

Vuelvo a caminar hasta la sala y me dejo caer a su lado.

Juntas conversamos sobre la fiesta a la que fuimos anoche mientras comemos nuestros desayunos frente a la televisión.

Ahora que lo pienso, no fue buena idea salir de parranda un día de semana. No suelo hacerlo, pero mi insistente mejor amiga me convenció.

Hace tres años vivo con Jess Burke, la linda chica de cabello rojizo que todos aman y que conocí en la secundaria. Nos convertimos en mejores amigas desde el primer momento en que cruzamos palabras, y al terminar la escuela, decidimos mantenernos cerca para así comenzar la vida universitaria.

Hasta hace un año, ambas estudiábamos en la Universidad estatal de Seattle, pero eso cambió el día en que yo me cansé de estudiar arquitectura y dejé la carrera.

Jess en cambio, siguió estudiando ahí y ahora cursa su penúltimo año de Comunicación Audiovisual, y sí, puedo decir que es muy buena en lo que hace.

Yo por mi parte, comencé a estudiar fotografía publicitaria y de moda en un instituto de arte. Ahora solo me queda un año más para egresar como fotógrafa profesional y ser feliz haciendo lo que más amo en la vida.

Así que no, no me arrepiento de haber cambiado mi primera carrera.

Mis padres, ambos ingenieros comerciales con un largo listado de postgrados y títulos, viven a las afueras de la ciudad con mis dos hermanas menores, Mina de 13 y Caroline de 15, en una gran casa rodeada de gente rica como ellos. 

Mi mamá, Alena Presley, es gerente de marketing en una importante empresa de energía eléctrica aquí en Seattle, y mi papá Bruce Presley, es dueño de una cadena multinacional de tiendas de ropa deportiva.

De seguro ahora pensarán que soy la típica niña rica que lo tiene todo, pero se equivocan.

A penas terminé la escuela, quise independizarme y trabajé un tiempo por mi cuenta. Con los ahorros que junté, que fueron bastantes cabe destacar, decidí irme de la mansión donde viví siempre llena de privilegios y lujos, y con Jess arrendamos el departamento común y corriente en el que vivimos hoy.

Debo aclarar también que amo a mi familia, y les agradezco todo lo que me dieron e hicieron por mi, pero los lujos absurdos y el dinero nunca fueron para mí. Me sentía extraña en ese mundo donde con solo mover un dedo me lo darían todo. No sé, es algo difícil de explicar.

-Anoche mi mamá me contó que su novio Matt vendrá a Seattle.

Jess me saca de mis pensamientos y logra captar mi total y completa atención.

-No puedo creer que venga a visitarme -ella suena preocupada.

-¿Y qué problema hay? -digo mientras le doy un último sorbo a mi vaso de leche.

-Ya sabes -se queja y deja el bowl donde estaban sus cereales a un lado. -El problema es... que el tipo ese vendrá a conocerme e intentará simpatizarme -dice algo irónica. -Sé el procedimiento de los novios de mamá -resopla.

-¿Y qué con eso? -pregunto curiosa. Jess debería dejar a su alocada madre en paz. ¿Es adulta no?

-Odio a los novios de mamá, siempre son viejos asquerosos u hombres mucho menores que ella que solo quieren su dinero... sus toy boys. No puede evitar los extremos -me mira asqueada y furiosa.

Bueno, eso es cierto. La mamá solterona de Jess es un poco extraña al escoger a sus pretendientes. Y lo peor es que siempre involucra a su única hija en sus asuntos amorosos. No debería. Pero lo hace.

-Debes relajarte -digo calmándola y riendo por su cara de niña enojada. -Quizás este sea el indicado y resulte ser tu nuevo padrastro favorito -bromeo guiñándole un ojo y ella solo rueda los suyos.

-Graciosa -frunce el ceño y luego hace una pausa. -Es irónico, -se detiene y yo la miro atenta. -Él vendrá a conocerme, y yo solo sé su nombre... 

-¿Qué es?...

-Matthew Bomer -ambas nos miramos pensativas y luego volvemos a nuestro desayuno.