XXXII. Un amor bonito

11.4K 1.6K 858
                                    

Un amor bonito que encaje bien en el pecho, en el corazón, en el alma, en la vida.
(“Un amor bonito”, de Andrés Alfonso)




—¡Buenos días, chicos! —hoy la maestra se veía muy animada—. ¿Cómo están? —preguntó un tanto distraída mientras dejaba sus cosas en el escritorio y empezaba a buscar algo.

La mayoría la miró sin entender toda la energía que tenía a las 7:00 AM. ¿Cómo podía haber gente tan despierta y feliz a estas horas?

Y es que sí, la gran mayoría disfrutaba su clase. En cuanto ella comenzaba a hablar se interesaban en el tema y olvidaban que querían volver a la cama –es algo que pocos profesores logran, sólo aquellos que se nota que realmente disfrutan dar clases, que se apasionan por su materia. Y la maestra Lu era así–; pero, ahora mismo, todos seguían con sueño.

Axel le sonrió a Gabriel antes de soltar su mano –habían estado entrelazadas, fuera de la vista de todos claro, desde que ambos llegaron y comenzaron a hablar del texto de hoy– y miró a la profesora. —Buenos días, maestra...

Ella hizo una pausa en su búsqueda para sonreírle a Axel. Algo que le gustaba de él –además de su amor por la lectura y sus participaciones tan interesantes– era su buena educación. Era de los pocos que siempre contestaba el saludo, que decía "Por favor" y "Gracias", que pedía la palabra y nunca interrumpía a otros, no era grosero incluso cuando había temas que no le interesaban o si no coincidía con algún compañero...

Y es que, como profesor, es muy pesado cuando ni siquiera el "Buenos días" responden. El grupo de Axel era uno de los que más disfrutaba, porque eran muy participativos, pero había otros a los que era casi imposible sacarles una palabra. Esos que te hacen querer tirar la toalla y te obligan a buscar y hasta inventar métodos nuevos.

Aunque no sólo como profesor, personas así hay en todas partes. Que te hacen dudar si eres invisible, si no te escucharon o les caes mal. ¿Y es que qué te cuestan esas dos palabras? “Buenos días”. Es mera educación.

De igual manera, la maestra Lu siempre llegaba saludando. Aunque las otras personas no contestaran. Ciertamente también tenía compañeros que ignoraban los saludos. Porque contrario a lo que se cree, un título universitario no te da educación. Te puede dar conocimientos de tu área, pero eso es muy diferente a ser alguien bien educado.

—Muy buenos días, Axel —la profesora le sonrió justo cuando por fin encontraba lo que tanto había buscado.

Algo avergonzados, otros alumnos también murmuraron un “Buenos días” algo desganado.

—¡Buenos días, maestra! —Sarah dijo, muy alegre también—. Me gustaría ser la primera en participar hoy, si no hay problema.

La maestra le sonrió. —Claro que puedes, Sarah... Pero —agregó cuando ésta estaba por empezar a hablar— primero escucha lo que tengo que decir. Yo sé que hoy vienen preparados con el texto que leyeron, al menos la mayoría lo hace, y generalmente no me gusta hacer esto, por respeto a su trabajo y compromiso con la tarea, pero me gustaría cambiar la clase de hoy.

Eso llamó la atención de todos. Algo diferente, un cambio en la rutina, siempre nos hace detenernos a mirar.

Varios se removieron incómodos y otros tantos se quedaron inmóviles esperando. Fue Gabriel quien hizo la pregunta por fin, también algo intrigado: —¿Diferente cómo?

—¡Excelente pregunta, Gabriel! —la maestra lo señaló sonriente. Toda la tensión entre ellos había desaparecido desde hacía meses, ahora podría decirse que incluso era de sus alumnos favoritos, el cambio en él era enorme, casi increíble—. Voy a leerles un texto que me encontré por casualidad y que va muy ad hoc a esta época del año. Se los leeré y no hay nada que interpretar o analizar esta vez, simplemente vamos a conocernos un poco más. A lo largo de estos semestres hemos ido armando el rompecabezas de cada uno de nosotros por las palabras que aquí decimos, las participaciones, los proyectos orales y también los escritos... Pero hay ciertos aspectos que a veces dejamos de lado y hoy quiero que hablemos de ello. Voy a leer el texto y después ustedes me dirán qué piensan del amor.

Enamorándome del nerd (o Un disléxico enamorado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora