1. Una linda casualidad

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Caminaba por las calles de una nueva ciudad, donde viviría en adelante, bueno, mientras culminaba la carrera universitaria que había elegido. Llevaba las ruedas de su maleta un poco forzadas debido al peso de lo que esta contenía, pero aunque fuera a cuestas y estuviera cansada por caminar tantos bloques, su buen humor no se vería afectado por nada del mundo, mucho menos si sus AirPods la animaban con todo lo que daban de volumen con su nueva canción favorita. Era el tema de la tercera parte de una saga romántica que había adorado.

Mientras hacia una pequeña pausa y veía con asombro hacia arriba de los altos edificios, presionaba sobre su cabeza, el sombrero color rosa pálido que usaba, ése, que tenía un llamativo moño de tela en estampado floral. Estaba fascinada por todo a su alrededor, era una chica de pueblo después de todo, y ya que no había ido a una ciudad tan grande y bonita como esa..., no podía evitar sentirse maravillada.

Aprovechando que se había detenido a apreciar la belleza que la rodeaba, sacó un papel de su bolso, en el cual tenía escrita la dirección donde debía presentarse por recomendación de su prima, ya que era donde viviría compartiendo renta con alguien más.

No le parecía mucho la idea de vivir sola con un chico, porque era alguien un tanto conservadora, chapada a la antigua, pero le consolaba la idea de lo bien que su prima se había expresado del muchacho.

Llevaba todos sus ahorros dispuestos a ser invertidos en sus estudios universitarios y en seis meses de renta. Poco le quedaba para alimentos y transporte, por lo que debía buscarse un empleo lo más pronto posible.

Continuó su camino, dejándose guiar por lo que sus fosas nasales le recomendaban seguir... Llegó a la esquina de un local, donde el delicioso aroma a café la hizo detenerse, pero antes de poder ingresar al lugar, se puso a pelear con una de las ruedas de su maleta, la cual se había atorado en una pequeña grieta de la rejilla metálica del desagüe.

—Ya... sal... ¡de ahí! —exclamó al tirar con todas sus fuerzas, por lo que dio pasos en falso y chocó de narices contra el hombro de un muchacho que salía de la tienda del café.

—¡Aaahg! —se quejó él, por lo frío del líquido derramado sobre lo que antes fuera una camisa de un color blanco impecable.

La atolondrada chica elevó su rostro al levantar un poco su sombrero, y chocó la mirada con los ojos más hermosos que haya visto jamás.

Justo como sucedía en las películas románticas cuando por casualidades de la vida, una persona se encontraba con ese alguien que quizá nunca volvería a ver en su vida, un brillo surcó el mirar de la joven, junto con un raro sentimiento de asombro y maravilla... y es que el muchacho era realmente hermoso. Le pareció que chocar con él fue lo mas lindo que le pudo suceder, y aunque ella había quedado encantada a primera vista, notó que los bellos orbes la veían hacia abajo, con cierta pizca de enfado.

—Lo siento señor, no fue mi intención derramar su café —dijo algo avergonzada. Se apresuró a sacar un pañuelo de su pequeño bolso, y comenzó a limpiar sobre la camisa del joven, quien tenía una expresión de: "¿Es en serio?"

—Déjalo así —le pidió un poco gruñón, e hizo un ademán para detenerla—. Deberías fijarte por donde vas, y ya deja de limpiarme, no puedes ir por ahí tocando gente extraña.

—Perdone... —dijo sonrojada al bajar su mirada, acababa de llegar y ya estaba causando desastres—, soy un poco torpe.

«¿Un poco?» Pensó él, no quería arruinar su día, y de alguna manera... tampoco el de la joven.

—Aaaghh... —suspiró al ver su camisa mientras se frotaba el cuello, intentaba restarle importancia al asunto, de todas formas estaba cerca de su casa, por lo que iría a cambiarse para asistir a la reunión con sus compañeros de universidad. Al menos le beneficiaba ser alguien organizado y puntual, siempre salía con tiempo de sobra cada que tenía algún compromiso—, ya, no te preocupes.

ROOMIES ━━  [En curso] 《13》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora