ROOMIES ━━ [En curso] 《13》

12. ¿Ser, o no ser?

Law no podía mentirse así mismo, esta vez, escuchó claramente aquellas palabras que continuaban resonando en su cabeza. ¿Que ella gustaba de él? ¿En serio? ¿Cómo podía ser así, después de que por su culpa había sufrido tantas contrariedades? ¿Era esa la respuesta a la interrogante, del porqué ella se ponía nerviosa al tenerlo cerca cuando estaban a solas?

(Tn) se cubrió la boca con ambas manos. Lucía sorprendida y a la vez avergonzada. Sus orejas rojas delataban la mezcla de emociones que la atacaban en esos momentos. ¿Cómo pudo decirle: "me gustas, Law", así tan casual, como si nada? Bueno, en realidad ni siquiera terminó de asociar los hechos en su mente, cuando sus traicioneros labios la acusaron.

—¿Yo... te gusto? —inquirió Law, mirándola hacia abajo, mientras que ella lo veía de manera cohibida. Él la notaba algo frustrada, como si quisiera llorar—. ¿(Tn)-ya?

(Tn) ni siquiera pudo articular palabra alguna, tan sólo negó con la cabeza en repetidas ocasiones. Sus ojos comenzaban a enrojecerse sin reparo. ¿Cómo fue que cometió esa imprudencia? Law era su amigo y arrendador, no podía sólo decirle cómo se sentía con respecto a él porque no estaba bien, y ahora... la reacción inmediata de cubrirse la boca, no ayudaría a inventar alguna cosa como por ejemplo: "me gustas como amigo", o cualquier tontería con la que pudiera remediar el desastre que según ella; acababa de causar.

Caminó en reversa y se dio la media vuelta para intentar huir, no veía otra salida en ese instante, sin embargo; Law la cogió del antebrazo derecho antes de que lograra alejarse, para atraerla hacia su pecho y abrazarla fuerte.

¿Qué seguía ahora? ¿Qué debía decirle? ¿Acaso era el momento de confesarle: "no he podido dejar de pensar en ti"?

O quizá podría declararle que algo había cambiado después de aquella charla en la playa Venice, la cual duró hasta la madrugada, cuando comenzó a conocerla mejor, sumando el hecho de recibir sus buenos tratos y atenciones, disfrutar y gustar de su forma de ser, no poder superar aquel beso y su baile..., haber dormido juntos y sentirla tan cerca. No. No podía simplemente decirle todas esas cosas. ¿Pero por qué? ¿Por qué no? Porque no era su estilo hablar de cursilerías.

Y pensar que tampoco le podría plantear: "no creo en el amor, pero lo poco que hemos compartido ha causado en mí... algo que no puedo explicar". No, ¿cómo hacerlo? Ella podría pensar que estaba loco, que era muy pronto.

Para él, quien estaba acostumbrado a esas mujeres de "una noche solamente", no sería nada apresurado el hecho de intentar algo con ella. Hasta se podría decir: que se había tardado mucho.

En algunas ocasiones, muchas relaciones eran producto de sexo con alguna persona desconocida después de una noche de fiesta, con quien dependiendo de la experiencia, se podía quedar el día siguiente y la semana entrante y así sucesivamente, hasta conocerse a medida que todo avanzaba. Pero es que (Tn)... no, ella no era de ese tipo de mujer. Lo había deducido acertadamente, por medio de cada cosa que conocía y veía de ella.

Dejando de lado su tentación de correr riesgos... ¿no se suponía que le prometió a Giulliany cuidar de ella? ¡Al diablo con tantos pensamientos y sentimientos encontrados! Para acercarse a (Tn) y estar con ella, seguramente debía explorar el mundo del romance, y esas cosas eran innecesarias en su vida, y ya que se decía una y otra vez en su interior, que aquello que él sentía se atribuía a mera atracción física... debía ser cuidadoso y actuar con mucha delicadeza, así evitaría lastimarla más adelante, a la vez, cumpliría su promesa.

Se trataba de algo nada agradable, pero era la hora de rechazarla, de la manera más considerada y caballerosa posible.

—(Tn)-ya... —habló al momento de separarla de su abrazo, para tomarla de la barbilla y hacerla mirarlo a la cara. ¡¿Qué?! ¿Habían lágrimas en sus mejillas? ¡Maldita sea! ¡Estaba más preciosa aún llorando! Trató de no lucir sorprendido, e inspiró para continuar con lo que había decidido, y así ponerle un: "hasta aquí" a esa locura, para centrarse en lo que se suponía que debía ser: su amigo—. También me gustas, y mucho.