ROOMIES ━━ [En curso] 《13》

33. El principio de nuestra historia

La mesa de cristal con sillones dorados era un caos, dado que Kid, Penguin y Shachi comían tan rápido como podían para evitar que alguno de ellos se quedara con el último gofre de las pilas que bajaban y volvían a subir, ya que (Tn) ayudaba a Lizzie con la preparación de los mismos.

Lami y Giulliany contribuían con el zumo de naranja y el café, porque no sabían cocinar.

Los dos niños, que se hallaban sentados junto al otro, reían más de lo que lograban comer mientras observaban la disputa de los jóvenes.

Por su parte, Lawren jugaba con su dinosaurio de goma a poca distancia.

En el ínterin, era notorio que el incidente con Luke ya había quedado en el pasado, y ahora todo se resumía a amenas conversaciones entre éste, Rosinante, Enel y Doflamingo, que restaban importancia al bullicio de Kid, Shachi y Penguin.

Por su parte, Law bebía su café mirando con recelo algunos mensajes de texto que recibía uno tras otro. Se trataba de Christa que le pedía la oportunidad de hablar una última vez.

No pasó mucho para que Law y Rosinante recibieran un platillo distinto al resto de todos en la mesa. Sucedió que (Tn) ya le había comentado a su madre acerca de la aberración que estos sentían por cualquier cosa que fuese pan, o algún derivado.

En su momento, mientras escuchaba cada cosa, Lizzie se limitó a sonreír negando con la cabeza, puesto que le causó gracia el saber el porqué de las extrañas miradas entre los susodichos durante el desayuno del día anterior.

Después de que todos hubieron de terminar, Penguin y Shachi se ofrecieron a lavar los platos, mientras que Kid limpiaba la mesa y la cocina junto a Lami y Giulliany. Por otra parte, Rosinante cantaba una canción de Barney para animar a los niños en tanto ordenaban el salón de estar.

[Limpia, limpia, guarda todo en su lugar...
Limpia, limpia, todos deben cooperar]

—Rosinante es muy bueno con los niños —murmuró Lizzie, que se hallaba parada junto a Law, Enel, Luke y Doflamingo, a cierta distancia observando la escena.

—También hacía lo mismo conmigo, con mi hermana Lami, con Penguin y Shachi —comentó Law, que mantenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón formal de color negro.

—Bueno, la cosa es que Jensen está pequeño y es comprensible, pero en el caso de Ginny... Tiene la mentalidad de una niña de siete, y no de once años —agregó Luke, riendo por lo bajo.

—Y bien... —le tentó Doflamingo al antedicho. Quería aprovechar ese orgullo de padre que atisbó, mientras observaba a la mencionada niña—, tu hija mayor se está vistiendo para asistir a la universidad. ¿La acompañarás?

Lizzie miró de reojo a Luke, pensando, en que nunca se había asomado a la escuela por ninguno de sus hijos.

—Supongo que Law va a acompañarla —contrapuso Luke.