Introducción

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Nags Head, Carolina del Norte, Estados Unidos

Iba de camino al Faro de Bodie, donde le gustaba estar a solas con sus pensamientos, aunque ese día iría tan sólo a despedirse del sitio, dado que a la mañana siguiente tomaría un avión con rumbo a California, ya que iría a la universidad pública UCLA, donde estudiaría una licenciatura en Derecho, puesto que soñaba en convertirse en una gran abogada, y bueno, esa elección le facilitaba las cosas a su familia, quienes pertenecían a la clase media. UCLA podría ser una universidad pública, pero eso no le restaba prestigio y excelencia.

Dio un paseo por la extensa playa que rodeaba el pequeño pueblo, y sonrió llena de ilusión al pensar que conocería nuevos lugares, nuevas personas, y estaría a un paso de convertirse en lo que siempre había anhelado.

Su larga cabellera color avellana ondeaba en el aire, mientras que sus ojos castaños se posaban en el horizonte.

—Extrañaré tanto este lugar... —dijo con una sonrisa dulce, no se había ido aun, y ya se sentía nostálgica.

Se dio la media vuelta y regresó a casa, debía preparar sus maletas, antes de que su padre cambiase de opinión sobre dejarla ir a estudiar. Pese a tener veinte años, era muy apegada a las reglas de su familia, las cuales a veces parecían sofocarla.

Antes de la cena, su papá y su mamá, empezaron con el sermón esperado...

—Vas a estudiar, no a buscar novio.

—Sí papá, ya me lo has dicho hasta el cansancio. —respondió sentada a la mesa, observando como su hermana menor rodaba los ojos, hasta ella estaba harta de escuchar lo mismo de siempre.

—Y aunque resultes con novio, espero que no sea ninguno de esos hombrecitos que usan aretes y están llenos de tatuajes. —le recalcó con enfado, estaba pensando seriamente en no dejarla ir.

—Sí papá ya entendí.

—Ten cuidado de las amiguitas que puedas llegar a hacer —aconsejó su mamá.

—Y nada de andar en fiestas o juntarte con vagos sin beneficio, California es un estado de mucho libertinaje, y eso no me gusta —dijo muy gruñón.

—Papá, ya deja de pensar en todo eso, estaré bien, ¿de acuerdo? —el hombre le dio una mirada llena de desconfianza, y bueno, a causa de esto, la pobre chica no había tenido tantos amigos a lo largo de su vida.

—Me podrías llevar a pasear al zoológico de San Diego algún día? —inquirió el hermano pequeño, el menor de los tres. Tenía cierta ilusión en su mirada.

—Claro que sí Jensen —respondió muy contenta.

—¿Y a mí? —cuestionó su hermanita.

—También a ti te llevaré Ginny —contestó sonriente, debía esconder sus ganas de llorar. Iba a extrañarlos muchísimo.

—Ya, coman... —dijo Lizzie, la madre. Sabía que si seguían hablando del viaje de su hija, su esposo, Luke, no vacilaría en buscar motivos por los cuales no debía dejarla partir, ya que era muy sobreprotector.

***

Era el gran día... y la familia Rose despedía a (Tn) en el aeropuerto local. Lizzie no pudo evitar llorar, mucho menos Ginny, era su querida hermana quien se iba lejos después de todo.

—Cuídate mucho mi amor —le dijo a su hija, con un afectuoso abrazo.

—Sí mamá, tú también cuídate —respondió con un nudo en la garganta, debía evitar mostrar sus sentimientos, o su padre la detendría. Se dirigió a su hermanita para abrazarla—. Ginny, se buena chica y ayuda a mamá en casa, y también cuida de Jensen —la niña, quien era diez años menor, asintió. Seguidamente abrazó a su hermanito—. Pórtate bien, ¿de acuerdo?

—¿Me puedo quedar con tu habitación?

—Ja. Ja. Ja... muy gracioso Jensen.

—Llámanos al llegar —pidió Luke.

—Claro que sí papá. —se dieron un fuerte abrazo, y luego tomó el agarradero desplegable de su maleta de viajero—. Los amo —dijo caminando en reversa—. Vendré a visitarlos en vacaciones.

—Hasta luego mi amor, no olvides llamarme todos los días —le pidió su mamá—, a cada hora de ser posible.

—No exageres mamá —le dijo Ginny, limpiándose las lágrimas de las mejillas.

—Cuídate —le repitió Luke.

—Bye (Tn) —dijo Jensen.

Ella suspiró ahogando sus ganas de llorar, pero lo que hacía al irse lejos era por seguir sus sueños, y a la vez... independizarse. Adoraba su familia, pero había decidido secretamente, que la única manera de ser dueña de sus propias decisiones, era poner distancia geográfica con su papá, ya suficiente tiempo y oportunidades había perdido a causa de sus celos paranoicos y sobreprotectores, y aunque sabía que él lo hacía porque la amaba, era sano para todos distanciarse un poco, y empezar (por fin) con sus estudios universitarios. Sí, era la mejor excusa para mudarse.

Agitó un último adiós, y se dirigió a la linea de revisión. Echó una fugaz mirada hacia su familia, quienes ya se iban del aeropuerto. Vio a sus hermanos ir de la mano, y cómo su padre abrazaba a su madre, consolándola.

A Lizzie le resultaba muy difícil el dejar ir a su hija mayor, mucho más si estaba consciente de que ese era el inicio del ciclo en el que los padres ya no eran el centro del mundo de sus hijos.

(Tn) abordó su vuelo, y después de casi cinco horas ya podía ver la ciudad de Los Angeles desde las alturas. Al momento del aterrizaje, se puso sus AirPods en los oídos y salió del aeropuerto L.A.X, pidiendo taxi con rumbo al centro, donde se suponía que debía encontrarse con la dirección indicada de donde residiría en adelante..

—¿Puede dejarme aquí? —le pidió al señor que la transportaba. Había revisado en su pantalla del móvil, y notó que estaba muy cerca de donde debía presentarse, pero antes, quería explorar un poco el área.

La llenaba de ilusión el pensar en el rumbo que podría tomar su nueva vida. Extrañaría su hogar y su familia, pero era normal volar del nido y seguir sus propias convicciones.

¿Podría encontrar esa parte que sentía que le faltaba? ¿Llegaría a cumplir sus sueños? ¿Sería lo suficientemente fuerte como para continuar por su cuenta, o tendría que volver a casa?

Bueno, eso... estaba punto de descubrirlo.

 estaba punto de descubrirlo

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ROOMIES ━━  [En curso] 《13》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora