31. Por todo lo alto

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La sonrisa de Eustass Kid pasó de incrédula a soberbia y desafiante, cuando a lo lejos atisbó lo que su rectangular pantalla portátil de mando ya había proyectado.

Permitió que se acercase el dron que a un rango de distancia prudente interceptó la señal del que con astucia manualmente operaba; el resto de máquinas estaba a cargo del personal de seguridad que se había contratado para resguardar la zona a kilómetros a la redonda.

Un pañuelo blanco, símbolo universal de rendición —o declaración de paz—, era agitado por dos pinzas que sobresalían del dron de tamaño considerable, que se acercaba con cautela.

Kid analizó el reporte en la pantalla; sus sensores no habían detectado nada de lo que debía preocuparse. Tampoco era como que estaba desprotegido en caso de que el objeto no identificado portase armas.

De una tercera pinza metálica del invitado inesperado, fue exhibido un envoltorio blanco.

Kid envió a su dron a recibir el cargo. Sin bajar la guardia ni perder de vista dicha máquina, envió una señal como petición de refuerzo para que el personal de seguridad verificara la zona.

Después abrió el envoltorio blanco que contenía un mensaje breve:

Antes que nada quiero decirte que no soy tu enemigo, Eustass Kid.

He venido a alertarte de algo delicado, y no lo hago por ti, sino por ella.

Christa está al tanto de que has estado investigándola.

Ha enviado contenido jodidamente retorcido al padre de tu amiga. Y, por desgracia, creo que me he dado cuenta muy tarde. No pude hacer nada para impedir que el señor (T/A) pusiese sus manos en dicho paquete que ella envió de manera anónima.

A estas horas, una copia de garantía debe estar llegando a North Carolina, y créeme que el contenido no es nada bueno.

Quisiera ayudarte más, porque me siento tan culpable como la misma Christa, pero por ahora es todo lo que puedo hacer.

Por favor no destruyas mi dron, puede serme útil en alguna ocasión, después de todo tenemos a una amiga en común.

Te daré una dirección de correo electrónico provisional, en el cual podrás comunicarte conmigo. Tomaré precauciones, desde luego. Sé que no debo subestimarte.

Sin embargo, ten presente que yo podría resultar un buen aliado que conoce información que no obtendrías con facilidad.

Si prometes no empeñarte en descubrir quien soy, incluso podría ayudarte con un misterio que aún no se resuelve en la vida de tu amargado amigo.

Mierda, también podría decirte todo lo que sé, si existiese la oportunidad de llegar a un acuerdo.

Verás, también una escoria como yo tiene a lo que aferrarse, y Christa es lo único que tengo en la vida.

Está trastocada de la cabeza, pero no puedo dejarla de lado.

Mira la lente de mi dron y asiente en respuesta si al menos estás considerando mi propuesta.

Kid siguió la última instrucción y asintió. Desde luego que estaba intrigado, afectado e interesado en lo que fuese que el extraño tuviese para ofrecer; sin embargo, no demostró emoción alguna.

Enseguida, otro sobre fue recibido por su dron para después entregárselo a él en sus manos.

—«Marionetadelmal@...» —murmuró Kid, antes de reír algo tosco mientras leía:

ROOMIES ━━  [En curso] 《13》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora