Mi reacción

1K 60 5
                                    

Al día siguiente, Samantha volvió al trabajo. Se alegró de hacerlo, era la vuelta definitiva a la rutina y lo que necesitaba. También tenía ganas de ver a Anaju. Cuando llegó por la mañana entró directamente al vestuario a ponerse el uniforme. Anaju estaba allí, terminando de peinarse. 

-¡Hola! - saludó la valenciana. 

-¡Sam! - contestó Anaju dándole un abrazo. - ¿Cómo estás? ¿Qué tal estos días libres?

-Muy bien, los necesitaba. - respondió quitándose el abrigo. 

-Me alegro. - dijo la turolense. 

-Hoy vienen mis amigos a cenar a casa y quizás luego salimos de fiesta, ¿te animas? - preguntó la rubia. 

-Pues claro. - contestó la morena. - ¿Puedo traer a más gente? 

-Depende, ¿de cuánta gente estamos hablando? - preguntó Samantha pensando que quizás su casa quedaría pequeña.

-¿Dos o tres personas? - preguntó. 

-Entonces ningún problema. - admitió Samantha. 

Samantha terminó de vestirse y antes de salir a recepción mandó un mensaje a su grupo de amigos diciéndoles que serían algunos más aquella noche. 

El día pasó sin más, al ser viernes llegaban muchos clientes y estuvieron bastante ocupadas. En el parón del mediodía comieron con otros trabajadores del hotel y cuando quisieron darse cuenta ya era la hora de irse a casa. 

-¡Quedamos a las nueve en mi casa! - dijo Samantha al despedirse de Anaju. - ¡No seáis puntuales! - pidió, antes de irse. 

Llegó a su casa y estaba sola. Aprovechó para meterse en la ducha, y cuando salió había llegado Maialen. 

-Hola titi. - la saludó su compañera. 

-Hola, ¿qué tal el día?

-Pues bien, la semana que viene tengo un concierto y vengo de ensayar. ¿Y el tuyo?

-Qué guay. - comentó la rubia. - El mío muy ajetreado, pero bien. - explicó. 

-¿Vamos a comprar todo para esta noche? Eva no llegará hasta las siete y pico. - contó la navarra. 

Samantha miró el reloj, eran las seis y diez. 

-Vale, vamos. 

Cogieron sus cosas y se dirigieron al súper. Compraron muchas cervezas y varios tipos de alcohol para hacer combinados después, así como refrescos. También compraron patatas chips para picas mientras esperaran las pizzas que pedirían. Serían diez personas, por lo que al final volvieron a casa bastante cargadas. 

Llegaron y lo dejaron todo en la cocina, y se fueron cada una a su habitación. Samantha aprovechó para escribir, tenía muchas cosas en la cabeza desde que había vuelto de Beniarrés. Al poco rato llegó Eva con Hugo, y los cuatro empezaron a preparar todo para la reunión de después. 

-Venga Samantha, tienes que salir de fiesta. - le decía Hugo. 

-Ay, que pesados, que ya lo decidiré después. 

-Pero te tienes que arreglar ya. - le dijo Eva. - Así que arréglate para salir por si acaso. 

-Claro, para que luego me puedas decir que ya estoy cambiada, ¿no?

-Exactamente, venga, a arreglarnos. 

Finalmente Samantha accedió. Abrió su armario y pensó qué podría ponerse. Finalmente optó por un body negro con un prominente escote que dejaba ver su tatuaje, junto a unos pantalones de pata de elefante del mismo color. En los pies se puso unos zapatos con plataforma, pero no demasiada, porque ya era suficientemente alta. 

EncontrarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora