Sus reacciones

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El lunes también se despertaron juntos en la cama de Samantha. Empezaba la cuarta semana de su embarazo. Sonó la alarma de la valenciana, que tenía que ir al trabajo. La chica se removió en los brazos de Flavio, que al parecer no había escuchado la alarma. Empezó a darle besitos por la cara. 

-Buenos días, bebé. - dijo cuando el chico arrugó la nariz antes de abrir los ojos. Él sonrió de inmediato. 

-Buenos días. - contestó con su voz grave mañanera. 

-Tengo que ir a trabajar. - informó. - ¿Qué tienes tú hoy? - quiso saber. 

-Pues voy a ir a Warner que me van a enseñar cómo va la producción, y aprovecharé para hablar con mi mánager. - explicó. - Creo que le tengo que contar que voy a ser padre, ¿no? - realmente dudaba de ello, le daba un poco de miedo la reacción que podían tener desde su discográfica. 

-Sí, mejor... - corroboró la rubia. - ¿Crees que te van a decir algo? - inquirió, también preocupada. 

-Espero que no, de todas formas, piensen lo que piensen, ellos no tienen mucho que decir sobre mi vida personal... Si no es sobre mi vida profesional no les incumbe. - trató de tranquilizarla. 

-Ya... - no estaba muy convencida. - ¿Sigues pensando que es buena idea tenerlo? - preguntó insegura. 

-Que sí, que quiero tenerlo. - aseguró. Le cogió la cara para que le mirara a los ojos. - De verdad. - Samantha sonrió y se dejó besar. 

-Me voy a la ducha. - informó. 

Flavio se levantó y salió a la cocina, donde estaba Maialen. La chica sonrió al verlo, y fue a darle un abrazo. 

-Buenos días grillito. - dijo la pamplonica.

-Buenos días Mai. - contestó él. 

-¿Cómo estáis? - preguntó, en plural. Flavio supo por qué lo preguntaba. 

-Bien. - asintió sonriendo. Maialen le miró curiosa, esperando que justificara la respuesta de alguna forma. - Esperemos a que Samantha salga de la ducha mejor. - dijo respondiendo a su cara. Maialen se encogió de hombros, y Flavio empezó a preparar el desayuno para él y para Samantha. En quince minutos la rubia entró a la cocina, lista para ir a trabajar. 

-Buenos días. - saludó. 

-¿Lo son? - preguntó Maialen, muy perdida por la actitud de los dos. Samantha y Flavio se miraron y se sonrieron. 

-Claro que lo son. - contestó la rubia como si la cosa no fuera con ella. Miró la hora. - Mejor me espabilo que tengo que ir a trabajar y pronto habrá una criatura que alimentar. - dijo tranquilamente. Flavio soltó una carcajada y Maialen abrió los ojos sorprendida. 

-¡¿Lo vais a tener?! - exclamó. Samantha asintió, y Flavio también. - Dios mío, ¡como me alegro! - dijo abrazándoles. 

Desayunaron entre mil preguntas de Maialen, por las que mayormente todavía no tenían respuesta, y finalmente Samantha tuvo que irse a trabajar. 

-Ahora en serio, me tengo que ir. - dijo mientras Maialen todavía estaba hablando. Se levantó y se acercó a Flavio. - ¿Nos vemos luego? - él asintió y se besaron. - ¡Adéu! - exclamó. 

Durante su jornada laboral, Samantha tuvo que contenerse para no contarle nada a Anaju. Quería decírselo a su familia antes que a nadie más. También aprovechó ratos libres para buscar ginecólogos y pidió cita en el que le gustó más, y le mandó un mensaje a Flavio pidiéndole si la acompañaría, a lo que él respondió que por supuesto. Así pues, se apuntaron en los calendarios la cita para ese mismo jueves. 

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