Nuestra casa

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Flavio se separó de ese abrazo de Samantha que no sabía que necesitaba tanto. La besó en la mejilla antes de ir los dos hasta el sofá, donde se acomodaron. Flavio se sentó apoyado en el respaldo y Samantha se recostó en su torso.

-¿Estás bien, bebé? - preguntó ella dulcemente. Flavio asintió, acariciándole el brazo.

-Sí, ha sido un día un poco duro, y no me había dado cuenta hasta que te he abrazado. - sonrió de lado.

-¿Qué ha pasado? - el chico suspiró, llevó una mano a la frente de Samantha y le apartó los mechones para depositar un beso allí.

-Pues que de las tres personas a las que se lo he contado hoy, dos no se lo han tomado como me hubiera gustado... - dijo triste.

-¿Tu padre? - preguntó por la conversación que había medio escuchado al entrar. Flavio asintió.

-Bueno, a mi padre en realidad no le he dado tiempo a reaccionar del todo, porque cuando has llegado le he colgado. Que lo procese bien y ya hablaré con él. - dijo. - El que me ha molestado más ha sido Iván esta mañana... - Samantha se giró para mirarle. - Hemos discutido un poco. - reconoció.

-Fla... - dijo ella a modo de regañina.

-Samantha. - la cortó. - Quiero tener ese bebé contigo, le pese a quién le pese. Ya está decidido. - aseguró. - Así que la gente de mi alrededor tiene que aceptarlo y apoyarme, y no decirme que tener un hijo no va a vender la imagen de mí que esperaban... - se quejó.

-¿Te ha dicho eso?

-Sí, que querían que diera la imagen de soltero sexy y deseable. - dijo enfadado. A Samantha se le escapó una risita, y él la miró mal. - No hace gracia.

-Un poco sí. - dijo sonriendo aún más ante su enfado. - ¿Qué le has dicho tú? - quiso saber.

-Que no iba a dar esa imagen de todos modos porque tengo novia, y luego me ha dado a entender que eso tampoco le gustaba porque las fotos con Belén me daban "buena publicidad". - utilizó sus dedos para marcar las comillas. Samantha abrió la boca ofendida.

-O sea, no es solo que no quiera que tengas un hijo conmigo, sino que tampoco quiere que estés conmigo. - procesó la información. - Qué majo tu representante, oye. - ironizó. Flavio se encogió de hombros, enfadado.

-Y encima luego va y me dice que quizás tener un hijo puede vender una imagen tierna de mí que también puede gustar. - entonces Samantha se giró para mirarle a la cara, ya enfadada de verdad. - Y ahí yo me he enfadado y le he hablado mal para decirle que no va a utilizar a nuestro futuro hijo para vender nada. - terminó enfadado. A Samantha le dio mucha ternura que le hubiera salido ese instinto protector con su hijo. Le agarró la cara, se acercó a él y le besó.

-Vas a ser un gran padre. - le dijo. Flavio sonrió, olvidándose de su enfado, y la volvió a besar. - Pero qué cara el Iván ese, ya no me cae bien. - se quejó la valenciana acomodándose de nuevo en el pecho del chico, que la rodeó con sus brazos.

-Entiendo que solo hace su trabajo que es ayudarme a impulsar mi carrera, pero no creo que tenga el derecho a meterse así con mis decisiones personales... - dijo él.

-Claro que no. - secundó. Se quedaron un rato más en silencio abrazados. - ¿Has podido mirar pisos? - preguntó la chica.

-Sí, pero no he encontrado nada que me hiciera el peso... - comentó Flavio. - Aunque he hablado con Gèrard, y me ha dicho que él está pensando en dejar la residencia y que quizás podría venirse a vivir aquí con Hugo o con las chicas en el sitio que nosotros dejemos. - explicó.

-Pues genial, así no tienen tanto trabajo buscando a alguien que nos sustituya. - comentó Samantha. - Yo también he estado mirando, y hay uno que me ha gustado pero no está amueblado...

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