Day Five

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"¿Qué esta pasando?"

Kageyama caminaba en dirección a la máquina expendedora a buscar su caja de leche, iba con la mirada en el piso, otro día había pasado y tenía la esperanza de que Hinata fuera a la escuela para así preguntarle porque ayer se había ido sin decirle ...

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Kageyama caminaba en dirección a la máquina expendedora a buscar su caja de leche, iba con la mirada en el piso, otro día había pasado y tenía la esperanza de que Hinata fuera a la escuela para así preguntarle porque ayer se había ido sin decirle a donde o porque estaba tan raro, pero devuelta cuando lo busco en su salón los compañeros de Hinata le habían dicho que no había ido ese día, tampoco olvidaba la venda en su mano, algo que le preocupaba bastante y que también tenía la sospecha de que podría ser la razón de su ausencia.  

Lo dejo pasar en ese momento, pero se preocupo un poco más cuando también falto a los entrenamientos, él nunca había faltado ni un día y hasta fue enfermó una vez ¿Qué había pasado para que de repente faltara dos días seguidos?

No quiso seguir pensando en eso pero para su mala suerte no podía sacarlo de su cabeza y en su mente pasaban distintos escenarios o distintas razones por las cuales estaba tan raro.

— ¡Ya llegué! — Exclamo mientras se sacaba las zapatillas y dejaba su bolso de entrenamiento en el suelo para dirigirse a la cocina para besar a su madre en la mejilla, ella era una mujer de de decencia latina, con el cabello negro igual a Kageyama y los ojos negros azabache, era muy cariñosa con él, pero un poco sobreprotectora en ciertos temas.

— ¿Cómo te fue hoy? — Pregunto mientras desordenada su cabello con una mano.

— Como siempre — Dijo restándole importancia, algo que se le complicó.

— Te ves raro ¿seguro que esta todo bien? — Alzo una ceja.

— Si esta todo bien, mamá.

— ¡Llegue! — Se escucho para su suerte la voz de su padre, el cual acababa de volver del trabajo, salvándolo así de un posible interrogatorio por parte de su madre, él por su parte tenía el cabello marrón claro casi llegando a rubio, con los ojos azules los cuales había heredado su hijo, tenía un aspecto bastante intimidante para ser sinceros y cuando quería daba mucho miedo, algo que aunque Kageyama no quisiera admitir, también había heredado.

El resto del día fue normal, por suerte parece que a su madre se le había olvidado del tema de que porque estaba raro, algo que ni el mismo sabía la respuesta.

Llego el miércoles y de nuevo el pelinaranja no hacía acto de presencia, preocupando un poco más al chico. Otro día y nada, otro y Kageyama ya estaba perdiendo poco a poco la cordura, llego la tarde del viernes y él ya había perdido cualquier rastro de cordura.

Ahora se encontraba afuera del gimnasio esperándolo, con las pocas esperanzas de que él apareciera con la misma sonrisa de siempre, pero tampoco paso.

Los entrenamientos eran más aburridos para él porque sin Hinata no había nadie que pudiera rematar uno de sus pases rápidos, ni alguien que le hiciera perder los estribos cada cinco segundo, ni nadie con quien jugar una carrera antes de entrenar y competir por todo.

— Parece que hoy tampoco va a venir — Dijo Suga cundo asomó la cabeza por la puerta para avisarle a Kageyama que ya iban a comenzar a entrenar — Vamos, ya vamos a comenzar.

Suga además de estar preocupado por Hinata estaba preocupado por Kageyama, porque talvez no todos lo notarán, pero algo en él era distinto y también se había dado cuenta de la extraña relación que tenían esos dos.

Algo que preocupaba a todos era que él entrenador no parecía sorprendido por las faltas de Hinata, es más, parecía que ya se lo esperaba.

Al final del entrenamiento Kageyama no se aguanto más y decidió preguntarle si sabía que le había pasado a Hinata.

— Entrenador ¿podemos hablar? — Dijo una vez que todos ya se habían ido a los vestidores.

— Claro Kageyama, ¿Qué pasa?

— Es Hinata, ¿usted sabe que le esta pasando?

Ukai se quedó en silencio.

— ¿Entrenador?

— ¿No lo sabes? — Pregunto incrédulo.

— Por que le preguntaría si lo supiera — Dijo un poco desconcertado.

— No creo que sea yo quien tenga que contarte eso — Suspiro — Es decisión de él decírtelo o no, si no lo hiso es porque no esta listo.

— ¿Decirme qué?

— No puedo decírtelo, mejor espera a que él este listo — Se dio la vuelta para salir de ahí, el sabía que no era de su incumbencia meterse en ese tema pero que estaría ahí para apoyar al chico si le pedía su ayuda.

Kageyama otra vez se encontraba solo caminando en dirección a su casa, perdido en sus pensamientos.

Tomo el teléfono en su mano y marco el número del Hinata, había intentando contactarlo miles de veces en estos días, pero nunca obtuvo una respuesta. El teléfono sonó hasta que fue mandado al buzón de voz.

Resignado se dispuso a cortar pero se arrepintió y decidió dejarle un mensaje de voz.

— Oye idiota — Comenzamos mal — No se que te esta pasando pero nos estas preocupando a todos, deberías al menos contestar las llamadas — ¿Qué mierda digo ahora? — Escucha, no se lo que esta pasando pero es obvio que algo paso o te esta pasando, quiero que sepas que t-e pue-do ayudar, si quie-res —Suspiro para tranquilizarse —Vuelve Hinata nos estas preocupando a todos, adiós y... ¡contesta las llamadas idiota!

Corto antes de que pudiera cagarla más. Un ligero rubor había aparecido en sus mejillas dejándolas con un leve color rosado.

¿Por qué mierda me preocupa tanto ese idiota?

¿Por qué mierda me preocupa tanto ese idiota?

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One Day In September // ✨KageHina✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora