Un día puede cambiar tu vida en un instante, una sola cosa puede poner tu mundo de cabeza. Eso le paso Hinata Shoyo, un día cambio su vida completamente, dejándolo destrozado por dentro.
El equipo del Karasuno se da cuenta de que hay algo diferente...
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Se había levantado más tarde de lo normal.
Bueno, mucho más tarde.
Se sentía cansado, pero no cansado mal, simplemente quería no salir de la cama en lo que restaba del día, justo como había hecho el día anterior.
Aunque sabía que eso era imposible, pues el "ejército" de médicos que trabajaban en él necesitaba que se pusiera de pie y diera de su parte para seguir mejorando.
A regañadientes se levanto y se cambió de ropa para estar más cómodo sobre pensando mucho la posibilidad de seguir el ejemplo de Natsuki y asistir a su cita de fisioterapia en piyama.
Descarto la opción cuándo recordó lo ridículo que se veía su terapeuta con piyama de gatos.
Salió justo antes de que una enfermera lo apurara por estar llegando tarde.
Siendo completamente sincero no quería entrar en detalles sobre la horrorosa fisioterapia, se podía simplificar en una oración cortita: lo hacía sentir como la mierda.
Le dolía, si.
Pero lo soportaba porque no iba a dejar que una piedra en el camino (no es una metáfora, literalmente una jodida piedra) arruinará su sueño de ser un jugador profesional de vóley.
Camino tranquilo hasta el consultorio de Natsuki para su sesión diaria, se podría decir que ya se estaba acostumbrando a la rutina.
— buenos días Suki — saludo al entrar y de nuevo, al intentar agarrar un caramelo por su cuenta su terapeuta aparto su mano de un manotazo.
— buenos días Hinata, ¿Cómo estas hoy? — pregunto tranquilo mientras que el mismo le daba un caramelo luego de comer uno antes.
— ehhh — intento buscar las palabras correctas — la fisioterapia es una mierda.
— puede ser una mierda pero — antes de que él terminara la frase Hinata la completo.
— es una mierda que me va a hacer bien, ya lo se, me lo dijiste un millón de veces ayer que me negaba a ir — se echo dramáticamente al sofá, dejando sus zapatos en un costado para poder apoyar sus pies en el.
— ¿Quieres que repasemos tu agenda de hoy?
— esta bien — contesto aceptando el cambió de tema.
