Un día puede cambiar tu vida en un instante, una sola cosa puede poner tu mundo de cabeza. Eso le paso Hinata Shoyo, un día cambio su vida completamente, dejándolo destrozado por dentro.
El equipo del Karasuno se da cuenta de que hay algo diferente...
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Hinata Shoyo, el chico más alegre del equipo de Karasuno, el rayo de sol del equipo, el chico más positivo de (si se podría decir) de toda la escuela.
— ¡Mierda! ¡no puedo!
Olviden lo que dije.
— Tranquilo ¿Qué tal si intentas otra vez? — Hablo la madre del grupo, ¿tengo que decir quien es?
— No, llevó días así Suga-san — Se negó rotundamente Hinata por más que le doliera —Talvez será mejor que haga otra cosa.
Suga y Daichi compartieron miradas, ya se les acababan las ideas para ayudar a su compañero, pero tampoco es que tuvieran muchas opciones.
— Esta bien — Se rindió Suga.
Y ahí estaba otra vez Kageyama mirando fijamente sus manos, preguntándose internamente si era su culpa que Hinata no pudiera hacer ningún remate desde que había vuelto.
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— ¡Ya me voy! — Se intento escapar Hinata.
Hoy pudo quedarse más tiempo entrenando gracias a que Natsu se quedaría con una amiga a dormir, algo que agradeció porque tendría un día de descanso dado a que hoy también era su día libre en el trabajo.
Parecía que todo se había alineado para que pudiera tener un día de descanso, o bueno eso creía.
— ¡Espera idiota, te acompaño!
<<Oh ¡mierda!>> pensó Hinata al escuchar la voz de Kageyama.
— No, esta bien, me voy solo — Se intentó escapar nuevamente.
Gracias que últimamente había tenido un horario bastante apretado, y de que se iba antes de que los entrenamientos terminaran, es que se había sacado de encima a Kageyama y su tradición de irse juntos hasta que tuvieran que inevitablemente separarse.
Parece que había subestimado mucho su capacidad de evadir a Tobio.
Kageyama miro a sus compañeros, que a la vez lo miraron con los ojos entre cerrados y negando con la cabeza.
