Un día puede cambiar tu vida en un instante, una sola cosa puede poner tu mundo de cabeza. Eso le paso Hinata Shoyo, un día cambio su vida completamente, dejándolo destrozado por dentro.
El equipo del Karasuno se da cuenta de que hay algo diferente...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Por qué estamos afuera? — pregunto mientras temblaba por el frío.
— Cualquier persona te lo dice, estar mucho tiempo encerrado es malo para la salud.
A diferencia de el, Natsuki estaba de lo más bien sentado a su lado en medio de la leve nieve, sus rulos caían por su rostro mientras él con los ojos cerrados descansaba, y de vez en cuando tomaba un poco de chocolate caliente que se habían preparado antes de salir sin permiso hacia el patio.
En cambio el estaba hecho un desastre, tenia una campera dos veces más grande que él (cortesía de Natsuki), la cara roja por el frio y se aferraba a su taza caliente en sus manos como si su vida dependiera de ello.
— ¿No podemos ir adentro y hablar ahí? — se volvió a quejar.
— Hoy quiero que hablemos de algo más importante antes de que vayas a la hora de visitas — interrumpió sus quejas para dejar de descansar y mirarlo.
— ¿Y que es eso tan importante? — pregunto intentando terminar rápido con eso para volver adentro y dormir un rato más antes de que venga su hermana, hasta puede que talvez él venga con ella.
— El porque intentaste suicidarte — le dijo serio — Es momento de que hablemos de eso.
el temblor y el frío abandonaron su cuerpo, por la sorpresa que le provocó aquel tema.
— Estoy seguro de que tu ya sabes el porque hice eso.
— Ya te lo dije, quiero oírlo de ti.
— No lo recuerdo, sinceramente no recuerdo nada antes de despertar en el hospital — mintió.
La mirada que Natsuki le dio fue suficiente para entender que no le creía.
— Eso podría ser una posibilidad, en muchos casos cuando el cuerpo se somete a mucho estrés o miedo el cerebro recurre a olvidar los recuerdos traumáticos que provocan esos sentimientos, pero estoy muy seguro de que este no es el caso — volvió a recostar su cabeza en la banca.
Se sumergieron en un silencio que duro varios minutos.
— ¿Sabes? — llamo su atención — Me harías el trabajo mucho más sencillo si no me mintieras.
Lo miro con los ojos entre cerrados, a veces era molesto que sea tan bueno para leer emociones.
— Estaba cansado — imito su posición y dejo caer su cabeza en el respaldo mirando hacia el cielo nublado.
— ¿Cansado de que? ¿puedes ser más específico?
— De todo, cada día se sentía más cortó que el anterior pero como si fuera diez veces más lento, me sentía como la mierda, como si cada vez las cosas me superaran más y más — intento poner en palabras lo que pasaba con el hace unas semanas — sentía que todo se me estaba yendo de las manos.
