Un día puede cambiar tu vida en un instante, una sola cosa puede poner tu mundo de cabeza. Eso le paso Hinata Shoyo, un día cambio su vida completamente, dejándolo destrozado por dentro.
El equipo del Karasuno se da cuenta de que hay algo diferente...
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— Hola Suga-sempai — Dijo en un susurro para no despertar a nadie — Si soy yo... él me dejo entrar... tranquilízate.... si hable con él un rato..... él no se veía bien.... esta dormido no lo quiero despertar — Escuchaba atentamente la voz al otro lado de la línea — Esta bien, adiós.
Se fue de la casa tratando de hacer el menor ruido posible.
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Sentía los parpados pesados, como si de alguna manera su cuerpo le rogara que se quedara en la cómoda y cálida cama, donde se encontraba perfectamente arrullado.
Las paz reinaba en su mente, ajena al día o a la hora.
Parpadeo un par de veces intentando acostumbrar su mirada a la oscuridad de la habitación, se apoyo en sus codos con un quejido hasta quedarse sentado con los brazos colgando a sus costados.
— ¿Qué hora es? — De dejo caer nuevamente en la cama boca a bajo, con su brazo derecho toqueteando la mesita de noche en busca de su teléfono.
— Maldición — A regañadientes se levanto de la cama dejando con ella cada gota de la paz que antes reinaba en su interior.
Camino por el silencioso pasillo, prendiendo antes la luz, vio por el rabillo del ojo la puerta a frente a él, la puerta de su hermana a su costado, la del baño y por último, casi donde comenzaban las escaleras, una pequeña mesita marrón donde reposaba una foto y unas flores que ya estaban marchitas.
Bajo suavemente las escaleras de puntitas de pie, evitando las partes que hacían un pequeño ruido al pisar y que tenia memorizadas.
La sala estaba como toda la casa, fría y silenciosa, toqueteo la pared hasta por fin lograr prender la luz.
Camino lentamente por la sala llegando hasta el sillón. Todo estaba igual, la luz del lugar iluminaba cada rincón, dejando ver lo desordenado que se encontraba. La manta café seguía en el suelo donde también se encontraban algunas bolsas que ya eran basura y pequeños cabellos naranjas provenientes de su hermana.
