Un día puede cambiar tu vida en un instante, una sola cosa puede poner tu mundo de cabeza. Eso le paso Hinata Shoyo, un día cambio su vida completamente, dejándolo destrozado por dentro.
El equipo del Karasuno se da cuenta de que hay algo diferente...
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El sonido de las pelotas chocando contra el piso llenaba el lugar, igual que las pequeñas maldiciones que susurraba para si mismo un chico pelinaranja.
— ¡Maldición! — Grito está vez.
Habían pasado unos días desde que volvió a la escuela y a los entrenamientos. La falta de sueño y el cansancio extremo no lo ayudaba. Desde que volvió no pudo rematar ni una de las pelotas que levantaba Kageyama y eso le molestaba mucho, y también agregando el hecho de que cada vez que fallaba su muñeca derecha que estaba todavía lesionada le dolía como mil demonios.
— Tranquilo Hinata — Intento tranquilizarlo Suga — Inténtalo una vez más — Insistió, rogando en su interior que la vez número cincuenta y cinco fuera la buena.
Shoyo suspiro y miro su reloj en su muñeca, algo que ya se había vuelto un hábito que los demás del equipo no tardaron en notar.
Hinata abrió grande los ojos — Ya es super tarde — Dijo para si mismo — ¡Lo siento me tengo que ir!
Salió del gimnasio antes que cualquiera pudiera preguntar para qué se le hacía tarde.
Paso medía hora más y ya todos estaban limpiando el gimnasio para así poder irse a sus casas, después de terminar Kageyama estaba parado en la puerta mirando sus manos.
— ¿Pasa algo Kageyama? — Le pregunto Suga.
— Es que... ¿y si Hinata no es el problema, y si mis levantamientos no son tan bueno como antes? — Dijo con duda.
Daichi y Suga se miraron unos segundos para después volver su vista al pelinegro.
— No eres tú, Hinata es él que esta raro — Lo tranquilizo Suga mirando al suelo.
— Antes era el primero en llegar y el último en irse — Lo siguió Daichi.
— Ahora llega tarde todos los días y se va media hora antes que todos, algo le pasa — Se sumo a la conversación Asahi.
— Si algo le pasara nos lo contaría ¿o no? — Pregunto Noya.
— ¿Y si nos dejamos de teorías y le preguntamos directamente? — Propuso Tanaka.
— No creo que sea de su incumbencia chicos — Hablo el profesor Takeda.
— Usted sabe algo — Lo miro Suga con los ojos entre cerrados — Hable profesor ¿Qué sabe?
— Como dije todas las veces que me preguntan, no puedo contarles y ustedes deberían esperar a que él mismo les cuente.
— ¿Y qué quiere que hagamos? ¡esperar a que le pase algo peor para que se digne a hablar! — dijo Kageyama ya harto de la situación.
— Mmm no exactamente — Trato de buscar las palabras correctas, quería decirles lo que pasaba, pero Hinata lo había dicho claramente, no quería que nadie se enterara — Escuchen se que están preocupados, yo también lo estoy, pero aunque quiera no puedo decirles nada por que él mismo me dijo que no les contara nada — Se paso un poco de lengua.
