Cuando terminó la espantosa clase de Historia salí al pasillo, donde corrí hasta mi casillero para cambiar los libros, guardé la bufanda, el gorro, los guantes y el abrigo más grueso que llevaba puesto dentro de este. Tomé los libros que necesitaba para Matemáticas y volví a salir volando por el pasillo.
Al llegar al aula no había nadie, miré el reloj, aún faltaban diez minutos para que comenzara la clase, ¿cómo había llegado tan rápido? Detrás de mí llegó Jensen, lo miré sorprendida, no estaba agitado. Él sólo me miró y pasó por mi lado, directo a sentarse.
Yo tampoco estaba agitada, por primera vez había usado una de las ventajas que tenían los hombres lobo, me sentía feliz. Tal vez comenzaban a desarrollarse las cosas buenas y no todo era tan malo como creía.
Entré y me senté nuevamente en el fondo, contra la pared, los alumnos comenzaron a llegar y entre ellos Alison, Samantha y, para mi mala suerte, Lex.
Alison de sentó delante de mí, y a mi lado, Sam. Lex miró dónde quedaba un lugar libre, sonreí para mis adentros al darme cuenta que no se sentaría cerca de mí y agradecí a Alison y Sam en silencio.
Lex se sentó en el pupitre junto a Jensen, éste lo miró pero no le dirigió la palabra, podía ser bastante arisco cuando se lo proponía, aunque a decir verdad, mejor que no le hablara, así no tendría que mantener ningún tipo de contacto con Lex.
La clase pasó aún más aburrida de lo que había pensado. Una vez finalizada, era la hora del almuerzo, todos salieron más tranquilos. Yo, junto a Jensen.
— Iré a la biblioteca — dije cuando comenzamos a caminar. Jensen me miró sorprendido.
— ¿No vas a comer? — Negué con la cabeza.
— Tengo comida en mi mochila — mentí. Jensen asintió.
— ¿Nos vemos en Handball, entonces?
— Sí - sonreí y comencé a alejarme —. Siempre tan fiel... — Jensen sonrió y siguió su camino.
Fui hasta mi casillero y tomé los libros que anteriormente había guardado.
La biblioteca estaba desolada, todos estaban en el comedor, yo era la única persona rara que se encontraba entre libros... Pero era el único momento donde podía concentrarme como quería. Saludé al muchacho que estaba detrás del mostrador. Elegí un pasillo y me senté en el suelo, saqué uno de los libros, éste era negro y con letras plateadas que decían "La leyenda del Hombre Lobo", era de tapa dura y estaba bien cuidado, lo abrí, deseando encontrar algo que me sirviera, que me dijera el por qué aún tenía las marcas en la muñeca, o cómo controlarme en luna llena, o cómo terminar con esta maldición. Esto último sabía que no lo encontraría ni aunque fuera mi último deseo, pero una parte de mí aún quería creer.
Dentro, en hojas que comenzaban a teñirse de amarillo, había varios dibujos de lo que parecían ser Hombres Lobo, pero no tenía algo que me interesara. Decía lo mismo que los demás libros que había leído anteriormente: cómo comenzó la leyenda de este ser mágico, cómo son, qué hacen. Nada que pudiera ayudarme.
El ruido de unos pasos hizo que levantara la cabeza, el muchacho de la biblioteca traía un carrito con libros para acomodarlos en los estantes. Al verme, sonrió. Tenía unos lentes grandes de marco negro, sus ojos verdes estaban clavados en mí.
— Siempre estás aquí, ¿No quieres sentarte en una mesa? Están vacías. — Dijo, se pasó la mano por el cabello castaño, desarmándolo más de lo que ya estaba. Negué con la cabeza.
— Estoy bien. — Contesté, bajando la mirada a las páginas.
— ¿Qué lees? — Cerré el libro y lo dejé en mi regazo. Me encogí de hombros.
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Moonlight
WerewolfGabby es una adolescente común y corriente. Hasta que una noche es mordida y convertida en mitad lobo; ella piensa que tiene todo bajo control pero cuando comienza a sentir que la siguen y su cuerpo lucha para convertirse en lobo cada vez que se enf...