—Ya, Jensen —dije.
Estábamos en un aula vacía, mientras que todos almorzaban. La semana, como mamá había dicho, se pasó volando, y apenas había tenido tiempo para hablar con Jensen. La mayoría del día estaba con Lex, y sino con Alison y Sam, quienes no paraban de parlotear sobre el baile, el cual se iba a llevar a cabo en dos días.
Además, había tenido otras pruebas, en las que había estudiado duro para aprobar, así que también pasé mucho tiempo sola con el celular apagado y encerrada en mi pieza con los libros.
Jensen tampoco había encontrado el momento justo para hablarme, porque no quería interrumpir la felicidad de Alison y Sam sobre el baile, y tampoco quería interferir cuando estaba con Lex. Un par de veces había pasado por casa, pero siempre llegaba Lex antes que él, así que Jensen tenía que pasar tiempo con los dos y hablar de cosas neutrales.
Aquel día, estaba caminando para la cafetería cuando Jensen me agarró del brazo y me llevó a rastras hasta el salón vacío donde me senté sobre la mesa del profesor y Jensen comenzó a caminar de un lado a otro con una mano apoyada sobre el mentón.
—¡Jensen! —grité, y se paró de repente para mirarme, parecía que estaba tan sumido en sus pensamientos que se había olvidado que estaba allí—. Dime para qué me arrastraste hasta aquí, y espero que valga la pena porque me hiciste saltarme la comida, y ya sabes cuánto amo la comida —dije seriamente y con cara de pocos amigos, una sonrisa se asomó por el rostro de Jensen y suspiró.
—Bien. Cuando estábamos en tu casa, la última vez que estuvimos solos y pudimos hablar —comenzó, en un tono sarcástico—, me preguntaste por qué estar conmigo no era suficiente. La respuesta es que debes conocer al líder de mi manada, y recién allí comenzarás a ser parte. —Me quedé en silencio unos segundos.
—¿Por qué? —Él se encogió de hombros.
—Hasta ahora, estar conmigo lo único que hizo es volverte más débil.
—Bueno… ¿Cuándo podemos conocer al líder? —Jensen se aclaró la voz.
—Preferiría que lo llames alfa.
—Pero tú…
—Ya sé. Ya sé —dijo levantando ambas manos—. Pero era solamente para que entendieras. Y, respecto a tu pregunta, podríamos ir ahora mismo pero hasta donde yo sé, no hay forma de salir del colegio. —Fruncí el ceño, pensando en alguna forma para salir.
—Podemos ir por la puerta detrás de los vestidores —dije recordando cuando Sam me hizo salir por ahí luego del partido.
—¿Por ahí te fuiste el día del partido? —Asentí—. Nunca me contaste qué pasó con la profesora, ¿te preguntó algo?
—Sí, pero le dije que me había descompuesto y que debía ir a casa. —Había olvidado por completo aquel día. Al final, el otro equipo ganó, y la profesora juró que nunca más jugaríamos contra alguien mientras nosotras fuéramos unos Bambies—. ¡Jensen! —Exclamé, al ver que no decía nada.
—¿Qué? —preguntó sobresaltado.
—Volvamos a lo nuestro.
—No vamos a correr el riesgo de salir de la escuela —dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
—Podemos causar un incendio, dah. —Jensen rió.
—Es una buena idea, pero por la seguridad de todos los estudiantes esperaremos a que termine el día.
Y tuve que obedecer.
—¿Te acompaño a tu casa? —preguntó Lex, parado al lado de mi casillero.
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Moonlight
Hombres LoboGabby es una adolescente común y corriente. Hasta que una noche es mordida y convertida en mitad lobo; ella piensa que tiene todo bajo control pero cuando comienza a sentir que la siguen y su cuerpo lucha para convertirse en lobo cada vez que se enf...