Cuando desperté, Sam no estaba en mi habitación, y todo estaba ordenado, el libro de los hombres lobo que estaba sobre el escritorio, se encontraba bajo los demás libros que Sam había estado mirando, y supuse que el otro, estaba dentro de mi mochila, donde lo había encontrado.
Me desperecé y bajé las escaleras. Tampoco estaba en la sala ni en la cocina, tampoco Mary, su mamá. Ni la mía. Ni Hannah.
Miré el reloj, eran las cuatro de la tarde, supuse que habían ido a comprar algo para comer o a pasear. Papá no volvía hasta la noche, así que tenía la casa para mi sola durante un largo rato… Bueno, dependiendo de la hora en la que se hubiesen ido, ya que estaba tan dormida que no oí nada.
Entré en la cocina y me dispuse a hacer algo de comer con lo que había, puse pan en la tostadora y me hice un café con la cafetera. En ese momento, golpearon la puerta. Me apuré a sacar el pan, para que no se quemara y fui a ver quién estaba, supuse que era Jensen. Había dicho que iba a pasar por casa cuando las clases terminaran.
Pero me sorprendí al ver a Lex del otro lado, me sonrió y saludó con la mano.
—¿Recién te levantas? —preguntó. Claramente mi aspecto no era el mejor, debía de estar despeinada y con la ropa arrugada.
—Sí —respondí simplemente. No tenía ganas de pelear, solamente quería ver qué necesitaba porque mi estómago quería alimentarse y no iba a esperar. Lex asintió y, confuso, se quedó un minuto en silencio, como si estuviera esperando a que dijera algo más. ¿De verdad era tan agresiva? ¿Tanto como para que esperase a que dijera algo para pelear? —¿Quieres… pasar? —pregunté, algo incómoda. Lex me miró sorprendido.
Debería ser más amable.
—Claro —contestó encogiéndose de hombros.
Me hice a un lado para dejarlo entrar, y cerré la puerta tras él. Ambos entramos a la cocina y le di el café que me había hecho para mí.
—¿Y tú? —preguntó.
—Me haré otro —contesté, dándome la vuelta para prepararlo.
Estuvimos en silencio hasta que me senté en la isla de la cocina con una taza y más tostadas con mermelada.
—¿Y… qué haces aquí? —cuestioné, tratando de ser amable.
—No te vi en la escuela y me preocupé. —Sonreí inconscientemente—. ¿Qué pasó? —Dudé un momento antes de responder, ¿debía decirle la verdad o mentirle?
—Me dolía la cabeza y pedí que me fueran a buscar. —La segunda opción fue la mejor. Lex asintió.
—¿Hicieron mucho hoy? —Todo se me hacía muy incómodo, y más aún con una persona como Lex frente mío.
—Nah… Te traje las hojas —dijo, señalando con la cabeza una pequeña torre de hojas a la que no le había prestado atención.
—Gracias.
—¿Sabes qué sucedió hoy? —Negué con la cabeza—. Alguien rompió la puerta de un casillero. —Me ahogué con el café, y Lex me miró extrañado antes de que le hiciera una seña con la mano para que continuara—. Lo más raro es que parecía que lo habían molido a golpes, ¿quién podría hacer algo así? —«Una adolescente con poderes sobrenaturales incontrolables» contesté en mi cabeza.
—No lo sé —dije en su lugar.
Otra vez, reinó el silencio. Y si no fuera porque Lex habló de nuevo, no hubiéramos dicho palabra.
—Gabby, sé que empezamos con el pie izquierdo, y quiero pedirte perdón si te molesté con algo. —Bueno, eso sí que me sorprendió.
—Está bien… Tampoco fui amable contigo.
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Moonlight
Loup-garouGabby es una adolescente común y corriente. Hasta que una noche es mordida y convertida en mitad lobo; ella piensa que tiene todo bajo control pero cuando comienza a sentir que la siguen y su cuerpo lucha para convertirse en lobo cada vez que se enf...