- Capítulo Seis -

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Subí a mi habitación, la temperatura había bajado de golpe, como si quisiera gritar que estábamos entrando en invierno. Por la ventana de mi cuarto se podía ver el cielo teñido de un azul oscuro, y tan sólo eran las 6:50PM. Amaba el invierno, era mi estación favorita. A pesar de que la mayoría de las personas lo odiaran. Parecía que no podían ver lo lindo que era llegar a su casa y tomar alguna bebida caliente, enredarse en las sábanas y quedarse hasta tarde la mañana siguiente, cuando no tenías obligaciones. Los días eran cortos, y la neblina que siempre aparecía en nuestro pueblo daba un aspecto espectral, como si estuvieras dentro de una película de terror, y por alguna razón, amaba aquello.

Miré con más atención y noté que estaba nevando, suavemente. Podía notar cómo cada copo de nieve se posaba en mi ventana y se derretía. ¿Quién podía odiar semejante belleza?

Me metí en la cama, y encendí mi iPod, me coloqué los auriculares y puse el reproductor de música en aleatorio. Luego de subir el volumen hasta darme cuenta que no oía más que la voz de la banda Ashes Remain acompañando el ritmo de "On My Own", cerré los ojos y dejé que mi cabeza volara lejos con esta bella canción.

Abrí los ojos, me di cuenta que estaba enredada con los auriculares del iPod, aunque estos no estaban conectados con el aparato. Me senté en la cama y miré al piso, buscándolo, hasta encontrarlo boca arriba al lado de la cama. Había quedado en un sueño tan profundo que no me había dado cuenta que aún seguía conectada al iPod... Y que seguía con las mismas ropas de ayer.

Corrí las cortinas para ver cómo estaba el día, lamentablemente, la nieve había dejado de caer, pero en su lugar, dejó una lluvia que caía torrencialmente, golpeando con fuerza el vidrio de mi ventana, el cielo estaba gris y los árboles se zarandeaban al son del viento. Sonreí, no pensaba salir con aquel clima a la casa de Lex.

Bajé hasta llegar a la cocina, donde por costumbre, estaba mamá y papá desayunando, junto a Hannah, sin mirar el reloj, supe que más de las 9:00AM no eran.

— Ayer te dormiste sin cenar — dijo mamá.

— Estaba cansada.

— ¿Hiciste mucho ayer en lo de Lex? — preguntó papá levantando ambas cejas. Lo miré un momento, intentando descifrar a qué se refería, y cuando lo hice, me di la vuelta sin contestar y me dispuse a prepararme el desayuno. Escuché la risa de papá —. ¿Qué, no es guapo? — Una vez más, me quedé pensando... Sí, era guapo, definitivamente lo era. Pero su personalidad no lo acompañaba. Tal vez era así conmigo o tal vez habíamos empezado con el pie izquierdo, pero de cualquier forma, no tenía tiempo para pensar en eso.

— No —contesté para que no hiciera más preguntas. Escuché cómo papá se inclinaba hacia mamá para murmurarle algo, pero antes de que lo hiciera, interrumpí —: ¿Podemos cambiar de tema? — Sonreí mirándolos. Papá estaba con la boca abierta, como si lo hubiera interrumpido a mitad de palabra.

— Claro. —Papá asintió con la cabeza, volviendo a sentarse erguidamente. — ¿Por qué te va tan mal en deportes? - Preguntó. Suspiré. Cuando dije de quería que cambiáramos de tema no me refería exactamente a que comencemos a hablar sobre deportes, no eran lo mío ni tampoco lo serían.

— ¡Recién empezamos! — Me defendí, dándome la vuelta y depositando la taza de café en la mesa. Cuando me di cuenta que me estaba defendiendo de algo que solamente era pregunta, agregué —: Además, tú no sabes cómo me está yendo, tal vez soy un lince y tú todavía no te haz enterado.

— ¡Hace ya tres meses que han comenzado las clases! — dijo papá, tratando de imitar mi tono, haciendo que todos en la mesa rieran, incluso yo —. Y lo sé porque te conozco tanto como si fueras mi propia hija. - Reí nuevamente.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora