Como un niño más.

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Zhen Wen esperaba en la puerta del edificio donde vivía XingChen en Haidian Este. Era un bloque de apartamentos imponente, con más de dieciséis pisos de altura y un parque bastante grande a no más de cincuenta metros. Estaba mirando por la ventanilla cómo había gente practicando algún deporte cuando se abrió la puerta del acompañante.

—¿Dejo esto en el maletero?

—Claro, te ayudo. ¿Qué traes aquí, piedras?¿Es un cuerpo y hay que deshacerse de él?

—El ordenador y algunas cosas por si me da tiempo a adelantar el trabajo.—XingChen intentó no reír demasiado.

—No creo que puedas, tenemos el horario repleto de cosas y además, con los chicos siempre hay algo inesperado, bueno, más bien por culpa de mi hermano que es un liante y al final termina todo descontrolado.

XingChen sonrió levemente, cada vez que escuchaba nombrarlo se le erizaba el vello de la nuca, se le secaba la garganta y el corazón le daba un vuelco. Ahora también sentía un peso de culpabilidad por lo que le había pasado con él. Terminó de acomodar sus cosas y se montó rumbo al campamento.

Por su parte, Zi Xuan iba con Yu Hao y otros monitores en el pequeño autobús que recogía a los niños de diversos lugares. El  autobús ya esperaba a la puerta del último hogar de acogida para recoger a los últimos niños cuando Zi Xuan recibió un mensaje de su hermano diciendo que ya salían para el campamento. Zhen Wen había decidido pasar mejor a por XingChen y que no tuviera que buscar alguna de las paradas que harían, por eso cuando el autobús llegó al fin al destino, ellos dos ya estaban esperándolos.

Apenas pararon, Zi Xuan salió por la puerta delantera y empezó a ayudar a los niños más pequeños a bajar. En total serían como veinte niños y niñas de entre seis y doce años. Una de las más pequeñas se le agarró a una pierna mientras él seguía como si nada.

—¿Ya tienes al monito agarrado?

—No me digas monito, soy Li Lian.

—Zhen Wen gege está viejo y se le olvida, enana, no le hagas ni caso. Vaya al final has venido doctor.

XingChen saludó cómicamente a la niña si mirar a Zi Xuan.

—¿Tenía opción? 

—¿Y miedo a perder contra mí, tienes?

—Eso nunca—Esta vez XingChen sí que miró a Zi Xuan retándolo a que siguiera hablando, pero no obtuvo contestación.

Zi Xuan se llevó en brazos a Li Lian mientras más niños lo seguían a los barracones.

El campamento Lun Yu, era un lugar no muy grande pero perfecto para que unos niños abandonados, maltratados y con graves carencias emocionales pasaran unos días. Tenía varios barracones para niños y para niñas separados por grupos de  edad y otros para monitores. Un comedor, zona de aseos, piscina, cabañas para talleres, una pequeña pista de pruebas como tirolina, banco de arena y cosas similares, un botiquín y un lago no muy profundo. Los niños del programa social fueron separados por niños mayores entre los 9 y los 12 y pequeños, los chicos en un barracón y las chicas en otro. Los monitores de igual manera se repartieron en hombres y mujeres.

Cuando terminaron de repartir las literas y  colocar los equipajes, una monitora y Yu Hao llamaron con una campana para congregar a todo el mundo en la "plaza central", un lugar que conectaba con el resto de barracones y caminos hacia los lugares de recreo. Era un sitio amplio con muchos bancos en una zona para representaciones y otro espacio para colocar asientos alrededor de una fogata nocturna donde contaban cuentos antes de dormir.

—Bienvenidos al campamento Yu Hao, chicos. Como siempre vamos a hacer dos grupos para las pruebas. Uno lo llevaré yo y otro Mei Ling.

—A mí no me pongas con Zhen Wen que es un manta.

Redención 2. El Rey BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora