Dama Blanca a Rey Negro.

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A veces la vida es como un lago. Nos tiramos al agua y comenzamos a nadar, al principio todo va bien, el agua nos refresca, refleja el sol dejando destellos de colores a nuestro alrededor. Pero de pronto llega una corriente y nos arrastra contra nuestra voluntad. Comenzamos a luchar por mantenernos a flote, seguimos nadando aunque estemos al borde de nuestra resistencia porque vemos que no muy lejos está la orilla. En cuanto la visualizamos damos nuestro mejor esfuerzo para llegar sacando fuerzas de donde no sabíamos que las teníamos y finalmente llegamos al otro lado. Cuando pisamos tierra, a pesar del cansancio, a pesar del miedo sufrido y la desesperación por no ahogarnos,  nos invade una sensación de victoria por haber salvado la vida.

Pero XingChen no tenía esa sensación. Había nadado en aquel lago ayudando a Li Xian a llegar a la otra orilla también, pero ahora en la comisaría tras ser rescatado por el equipo de Yu Hao, no le invadía esa sensación de victoria o al menos la victoria que notaba era terriblemente amarga. Cuando llegamos a la otra orilla del peligroso lago, el aire que nos acaricia parece que nos diga "lo has conseguirlo" pero para XingChen ese aire era Xue Yang y no estaba en esa orilla para recibirlo.

—¿Dónde está Zi Xuan?

Yu Hao había terminado de tomarles declaración y se disponía a devolverles a su casa en esa noche donde todo parecía haberse convertido en una tranquila orilla.

—XingChen, Zi Xuan está ultimando todas las partes de este plan. Él hace todo lo posible por mantenerte a salvo, tienes que entenderlo.

—No quiero entender nada más. Sé que lo hace por salvarme, sé que quiere protegerme pero le necesito conmigo. Quiero saber por qué no viene, por que no me contacta. Dime qué está pasando por favor. Ya no puedo más con esta agonía. Se que pasa algo malo.

—XingChen, él tiene que hacer esto, es por tu bien.

—Esto no puede ser mi bien. Dime quiénes eran esos hombres que llegaron con vosotros a la montaña. No eran policías, eso lo sé de seguro.

—No puedo decirte más, es mejor que no sepas nada más. Él está bien.

—No lo está. Me dijo que le debían un favor y que por eso habíais llegado tan pronto. Pero no soy estúpido, esas personas no son buena gente. Yu Hao, dime la verdad, todo lo que pasó en la montaña...Los que nos secuestraron eran de la Tríada. ¿Zi Xuan tiene problemas ahora con ellos? ¿Es por eso que no puede verme?

XingChen era demasiado listo, había unido todos los puntos y no tenía dudas de que para enfrentarte a la mafia, tenías que tener un gran respaldo detrás tuyo. Si Xue Yang había conseguido llegar hasta la montaña y rescatarlo no debió ser gratis. Temía que su antiguo pasado lo hubiera vuelto a invadir y estuviera del lado incorrecto como ya pasó entonces. Al daozhang le daba igual aquello, si tenía que enfrentarse al mismo demonio para recuperar a Xue Yang lo haría. Pero ni Zhen Wen ni Yu Hao le ayudaban a encontrar el camino para alcanzar a la persona a la que había entregado su corazón para siempre. Tenía que encontrar información, tenía que saber dónde estaba Xue Yang y para eso tuvo un golpe de suerte.

Justo cuando se marchaban llegó Song Lan que se había enterado de la operación por la televisión. Al ser dos médicos muy conocidos, los reporteros estaban pendientes del caso y al saber que habían dado con el lugar donde estaban retenidos, un despliegue de medios retransmitió todo el asunto.

—XingChen, gracias a Dios que estás vivo.

Song Lan le abrazó sin mirar a Yu Hao que apretaba los puños al ver los actos de aquel bastardo. Le daban ganas de agarrarle del cuello y separarlo de XingChen pero tuvo que contenerse.

Redención 2. El Rey BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora