La vida actual de Xiao XingChen empezó hace 28 años al oeste del país, en Jiuquan. Nació en el seno de una familia acomodada, sus padres eran médicos y no tuvo hermanos. Su vida transcurría tranquila entre inviernos secos y helados, y veranos cálidos y nublados. Su aspecto frágil hizo pensar a muchos que podían atacarlo por su debilidad pero nada más lejos. Aunque nunca buscaba los conflictos, si finalmente se veía inmerso en uno no se acobardaba y sabía defenderse. Eso unido a que su familia era muy respetada, hizo que cuando llegó a la secundaria los típicos matones de instituto se lo pensaran muy bien antes de meterse con él. Aplicado, silencioso, educado y cálido era el aspecto que transmitía a los demás, la típica persona que pasaría desapercibida si no fuera porque irradiaba un aura que no dejaba indiferente a nadie.
Ocurrió que apenas con 14 años tuvo un grave accidente en el lago de La Media Luna de Dunhuang. Se trataba de una excursión escolar para conocer el lago del oasis con más de 2000 años de antigüedad. XingChen estaba encantado con aquel lugar a la puerta del desierto del Gobi, una pequeña mancha verde amenazada por la inmensidad del mar de arena que poco a poco acabaría con él. Le gustaba imaginarse a las caravanas recorriendo la antigua ruta de la seda, cargadas de hermosas telas y especias desconocidas para occidente.
Aquel día hacía mucho frío, incluso había zonas nevadas en la arena del desierto. Cuando caía ya la noche, XingChen estaba apoyado en la baranda que delimitaba la orilla impidiendo el acceso al agua. El sonido silbante de la Montaña Mingsha era cada vez más intenso y ese aire frío, le estaba quemando las mejillas cambiando su habitual blanco a un rojizo intenso. Sin embargo no podía moverse de aquella barandilla. Apoyando la cintura en ella miraba los remolinos de arena y nieve que se formaba en las crestas de las dunas con la luz de los últimos rayos de sol. Había algo en el ambiente realmente extraño, todo estaba cargado de un magnetismo intenso que hacía pesados los movimientos. El aire comenzó a cambiar a viento cada vez más fuerte, los silbidos de la montaña parecían querer hablar de alguna leyenda antigua, traer ancestrales palabras que quedaron en el viento del desierto perdidas para siempre en remolinos ascendentes que se perdían en la inmensidad del cielo.
—Xiao XingChen, Xiao XingChen, Daozhang blanco...
El resto de alumnos terminaban sus compras de souvenirs y comenzaban a montar en los autobuses, pronto le echaron en falta. Por su parte, XingChen seguía hipnotizado por el momento que estaba viviendo y que parecía que solo estaba ocurriendo para él. No había nadie más allí.
Los silbidos seguían cada vez más intensos, arrastrados por el viento que comenzaba a levantar la arena y arañaba la piel de XingChen enrojecida por el frío . En un momento concreto, la bufanda que llevaba al cuello salió volando cayendo al agua y su dueño se giró para agarrarla con tanto ímpetu, que unido a que ya era bastante alto para aquel entonces, volteó por sobre la barandilla y rodó hasta el agua helada del lago de la Media Luna.
Las arenas movedizas del fondo lo atraparon lo suficiente para mantenerlo en el agua por bastante tiempo mientras peleaba por no hundirse definitivamente. La temperatura del agua ya estaba haciendo estragos en él, ralentizando sus movimientos y eternizando su torpe huida de las aguas congeladas. Permaneció en el agua durante unos largos veinte minutos, agotado de luchar y al borde de la hipotermia cuando dos profesores lo sacaron no con poca dificultad.
Lo trasladaron rápidamente al hospital materno infantil de Dunhuang con hipotermia, todo el mundo estaba realmente asustado. Con la piel mucho más blanca de lo habitual y los labios azulados daba la impresión de haber muerto definitivamente. Estuvo inconsciente por dos días, sus compañeros volvieron a Jiuquan y el permaneció allí junto a su padre hasta que despertó. No volvió al instituto hasta tres semanas después.
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Redención 2. El Rey Blanco
FanfictionEl juego comienza de nuevo, la rueda se pone en marcha y las piezas del tablero buscan su lugar por enésima vez. Se ha doblado la apuesta, el reto es más arriesgado pero en esta ocasión hay una diferencia importante: Mueve el rey blanco y tiene vent...