Cuidad de mi corazón.

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Un día cualquiera miras al cielo, es de un color azul claro extraordinario. El sol luce con fuerza y baña todo lo que te rodea haciendo que la vista sea realmente hermosa. Todo parece brillar de una manera excepcional. De pronto las nubes comienzan a llegar, al principio son blancas y toman formas conocidas, una montaña, un conejo, una mano o un corazón. Poco a poco  se tornan de un tono más oscuro hasta que llenan todo el cielo de un color añil que termina pasando a casi  negro. Entonces a través de esa capa oscura aparecen los primero rayos a los que siguen truenos que parecen llegados del mismo infierno. Se desata la peor de las tormentas que amenazan con dejar caer el cielo sobre nuestras cabezas y buscas un refugio para protegerte de su furia. Cuando la tempestad amaina, poco a poco va dejando paso a la calma, las negras nubes se dispersan y se alejan buscando otro lugar donde reinar por unos minutos. El cielo vuelve a tomar un color azul claro y el petricor inunda todo lo que alcanza la vista . Dicen que tras la tormenta llega la calma, pero en aquel amanecer del nuevo día que llegaba con un sol templado y tranquilo, la tormenta no había hecho más que empezar para Xue Yang.

Junto a él, XingChen dormía plácidamente abrazado a Li Lian que le rodeaba con sus pequeños bracitos. Xue Yang no había dejado de mirarlos en toda la noche y ahora, bañados por los tenues rayos de sol que entraban por la ventana de la habitación parecía que estuvieran hechos de puro oro. Xue Yang se incorporó un poco y desenganchó su colgante del cuello, con cuidado se levantó, buscó entre su ropa una fina cadena plateada y engarzó el Yang que quedó colgando, balanceándose a la contraluz de la ventana. Lo puso en su mano junto a la otra parte, el Yin que siempre llevaría colgado y los miró por unos instantes. XingChen se recolocaba aún dormido para abrazar mejor a Li Lian, esa era su pequeña familia.

Se acercó hasta ellos y con cuidado puso el colgante con el Yang a XingChen que se removió levemente. Después puso el suyo en su lugar, siempre cerca de su corazón. Su pequeña familia dormía plácidamente mientas Xue Yang luchaba contra la tormenta que sería de ahora en adelante su vida.

—Sois todo mi mundo, lo más importante de mi vida. Siempre os llevaré en mi corazón y os protegeré—susurró. 

Le dejó un suave beso a cada un en sus cabezas y se marchó en silencio, como la tormenta se marcha y deja el petricor prendido en todos los lugares.

Cuando Li Xian despertó, Yu Hao se estaba vistiendo. Se quedó admirando el cuerpo desnudo que iba tapándose con las distintas prendas, estaba enamorado de ese cuerpo, pero sobre todo del alma que encerraba en su interior. Amaba que ambos fueran el dueño del otro y quería que eso nunca cambiara.

—¿Ya te marchas?

Yu Hao se dio la vuelta y sonrió. Llegó hasta la cama y se sentó al lado de su amante.

—Sí, recuerda todo lo que te he dicho. De momento no salgas de aquí hasta que veamos cómo van las cosas. XingChen vendrá en un momento con la niña. Li Xian, voy a dejarte solo, no quiero que...bueno...

—No te preocupes, sé en lo que piensas. No volveré a intentarlo, ahora tengo una razón para vivir y la razón eres tú.

Yu Hao pasó uno de sus brazos por la espalda de Li Xian y se lo acercó para abrazarlo. Li Xian sonreía ante la manera en la que Yu Hao lo tomaba y lo manejaba a su antojo siempre. Era imposible no sentirse protegido cuando hacía eso.

—Por favor, quédate conmigo siempre Li Xian.

Le costó separarse del cirujano, pero el plan estaba en marcha y cada paso era crucial. Xue Yang le había dicho que en cuanto amaneciera se vieran en un lugar concreto que ambos conocían. A partir de ese momento no se llamarían por teléfono para evitar ser interceptados. El antiguo asesino, ya no tan antiguo, le había dado instrucciones claras. XingChen iría a su casa con Li Lian para estar protegidos. La banda Xuanwu estaría buscando sobre todo al cirujano en cuanto supiera lo que había pasado en la montaña, de ahí que nunca dejara que esa gente vieran a Yu Hao y descubrieran dónde vivía. Allí estarían seguros. Después Yu Hao actuaría en su faceta de policía para seguir el curso de la investigación, el anciano tenía tentáculos en las fuerzas del orden y todo quedaría como un ajuste de cuentas entre bandas. La aparición en todo aquello de XingChen y Li Xian, sería borrado de inmediato. Con respecto a la desaparición de ambos médicos, quedaría como un secuestro por dinero que finalmente se malogró y donde los médicos, serían rescatados con la ayuda de Yu Hao y su equipo que habrían recibido un chivatazo. Lo más difícil estaba en el lado de Xue Yang.

Redención 2. El Rey BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora