La vida es un cúmulo de decisiones. A veces nos llevan a momentos de felicidad y otras a momentos de terrible dolor. Las decisiones que tomaba una y otra vez Li Xian solo buscaban la felicidad de los demás, la protección de los demás, nunca la suya propia. Por esa falta de instinto de supervivencia su vida había llegado a un callejón sin salida, no merecía la pena vivirla, no tenía sentido seguir adelante. Solo le quedaba su última decisión allí, al borde del murete que delimitaba el final de la azotea, el final de su corta vida.
Cuando salió al pasillo huyendo del profesor, su cabeza estaba perdiendo el control. Ya no podía soportar más aquella situación. No podía imaginar qué pasaría de ahora en adelante si se lo llevaban lejos de allí a saber dónde, para seguir haciendo el daño que estaba haciendo. Ya no podía con su conciencia. En ese momento todo era un caos dentro de él, una tempestad que lo sobrepasaba y arrollaba sin piedad pero de pronto, el mundo se paró a su alrededor, todo su nerviosismo desapareció, fue como sentir el aire fresco en una noche calurosa de verano. Algo en su interior le decía "sube, sube Li Xian, abre tus blancas alas Li Xian" y era una voz interior muy hermosa. Ya no tenía miedo, se sentía tranquilo en una tristeza suave e infinita. Por primera vez en mucho tiempo no tenía ningún temor. La última de las decisiones de Li Xian era abrir sus alas.
—Li Xian, por favor, baja de ahí. No lo hagas, baja aquí conmigo. No lo hagas, no lo hagas Li Xian.
El cirujano miraba con los ojos llenos de lágrimas a XingChen, pero con una bella sonrisa, suspiró mientras volvía su atención al borde del abismo bajo sus pies. Había una suave brisa de primavera aquella mañana que le revolvió juguetona el cabello. Li Xian se sintió como un niño que recibe una caricia, "abre tus alas" volvía a escuchar.
—No puedo XingChen, ya no puedo más. Es lo mejor para todos.—"Abre tus alas blancas Li Xian".
XingChen había conseguido acercarse bastante y colocarse a un lado de Li Xian. Lo había hecho con todo el cuidado del mundo esperando que Li Xian no se sintiera amenazado y saltara, porque a esa distancia, no podría agarrarlo por mucho que corriera.
—No lo es, créeme. No es lo mejor ni para ti ni para nadie. No es lo mejor para mí, ni para Yu Hao tampoco.
—Yu Hao...¿Sabes? El destino es tremendamente injusto,-—"abre las alas Li Xian, ábrelas"—Hubiera dado cualquier cosa por que hubiera llegado a mi vida mucho antes, por poder conocerlo y amarlo. Pero no era para mí, nunca lo fue.
—No es verdad, él te ama, haría cualquier cosa por ti. Para él tú eres lo más importante de su vida. Lo destrozarás si haces esto.
—No, lo destrozaré si sigo aquí. Tengo tantos pecados a mi cuenta que no merezco que esté en mi vida.—"Ahora Li Xian, abre tus alas blancas"
Yu Hao había llegado también arriba y miraba la escena desde la puerta completamente roto. Li Xian le daba la espalda y miraba a XingChen que estaba a la derecha con una mano alzada, como si pudiera alcanzar lo inalcanzable. Escuchar aquellas palabras de Li Xian, verlo en ese estado a punto de quitarse la vida lo estaban destrozando. Poco a poco se acercó evitando ser visto hasta que quedó lo suficientemente cerca como para poder agarrarlo y quitarlo del borde de la cornisa. Li Xian alternaba su atención entre el vacío a sus pies y XingChen, la brisa seguía acariciándole, dándole la paz que necesitaba, también ella le susurraba cosas al oído,"Abre tus alas Li Xian". Tomó aire lentamente y cerró los ojos, pero sintió algo a su espalda y vio por el rabillo del ojo que Yu Hao se había acercado a él. Cuando el policía fue a cogerlo, Li Xian abrió sus alas blancas y saltó.
Xue Yang buscaba a XingChen por la sala de urgencias. Una enfermera había ido a terminar de coger las últimas muestras para análisis de Li Lian, pero no supo decirle dónde estaba su daozhang. Tampoco se podía alejar mucho de la niña que no quería quedarse sola ni un solo minuto. En ese momento sonó su teléfono.
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Redención 2. El Rey Blanco
FanfictionEl juego comienza de nuevo, la rueda se pone en marcha y las piezas del tablero buscan su lugar por enésima vez. Se ha doblado la apuesta, el reto es más arriesgado pero en esta ocasión hay una diferencia importante: Mueve el rey blanco y tiene vent...