Redención 2. El Rey Blanco

No me toques

XingChen recibió por correo electrónico del profesor Zhong los horarios de entrenamiento del equipo de veteranos donde jugaba Zi Xuan. Buscó sus propios horarios y empezó a cuadrar las horas. Iba a necesitar hacer algo que nunca había hecho, tomar días de descanso para poder seguir con su plan. Por suerte, los veteranos no entrenaban todos los días, solo dos o tres veces a la semana y a veces hacían algún descanso, solo cuando había partido incrementaban los entrenamientos. Sonó el teléfono del despacho y se sobresaltó cuando contestó Song Lan al otro lado.

—XingChen, te estoy llamando al móvil y no me lo coges. Ya que estás en el despacho voy a verte, tengo que contarte algo.

—Claro, como quieras.—La sonrisa tonta volvió a la cara de XingChen al saber que volvería a ver a Song Lan sin haberlo planeado. 

La última vez que lo hizo fue cuando volvieron del partido y había quedado tan traumatizado por la visión del psicópata, que apenas había disfrutado de la compañía. Ahora que volvía a verle necesitaba poner en marcha su máquina de disimulo de enamoramiento, no podía dejar entrever que sentía algo así por él, más cuando el psicópata había aparecido y no sabía qué pretendía. En el pasado ya hizo que matara a Song Lan para atormentarlo, si en esta vida descubría que lo amaba de aquella manera, sin duda usaría esa baza en su contra para volver a dañarlo, pero esta vez más sádicamente, no tenía dudas. 

—Me ha pasado algo extraño con Anne. Anoche casi me besó.

—¿¿Qué??—XingChen sintió como el corazón le daba un vuelco, como si le hubieran tirado un cubo de agua helada que le hubiera paralizado por completo.

—Se despidió de mi y me besó en la mejilla, pero casi en la comisura de la boca. No sé qué pensar, creo que le gusto.

XingChen intentó recomponerse de lo que estaba escuchando pero le costaba muchísimo. Disimuló recolocando el cubilete de bolígrafos pero los desparramó por la mesa torpemente. Él estaba intentando salvarle de un mal catastrófico, lo amaba en secreto y él ¿Andaba besándose con otra? No, espera, no con otra, ¿Con la novia del psicópata? No podía ser verdad, pero ¿En qué estaba pensando? Ahora sí que iban a tener problemas serios.

—Pero eso no puede pasar...es decir, ella... tiene novio...tú...¡Esto es un error!

—A ver, que no es el fin del mundo. No creo que ese noviazgo sea como nosotros creemos. Creo que es algo bastante abierto y...extraño.

—Lo dices como si te interesara ella en realidad.

—No lo sé.

—¿Cómo? Esto no puede estar pasando, de ninguna manera.

—XingChen, porqué te pones de esta manera. Eres mi amigo y he venido a contarte algo que no entiendo, no creo que sea  como para que te pongas así.

—¿Así cómo?

—No se, ni que fuéramos novios.

XingChen recibió otra bofetada dialéctica. Pues claro que no lo eran y no porque él no lo quisiera. No podía estar perdiendo los nervios así delante de Song Lan, tenía que recomponerse y analizar fríamente la situación. Pero con Song Lan allí y tras escuchar todo eso, era bastante difícil.

—Discúlpame, es verdad que me he puesto un poco histérico. Es que no quiero que te metas en un lío con el novio o que malinterpretes las señales y metas la pata.

No, eso no era lo que quería. Quería que le pidiera disculpas y que no volvería a hacer algo así. Menos aún con la novia de un psicópata asesino que ya había acabado con él en otra vida. Quería decirle que lo quería a su lado y que así podría protegerlo siempre, que el único que podía besarlo era él y nadie más, pero eso no podía decirlo así como así, al menos no todavía.