Hay muchos tipos de cazadores. Muchos se especializan en una presa concreta, otros tienen en su punto de mira un grupo de animales similares en su dieta y luego están los cazadores que cazan por cazar. Esos no distinguen presa alguna, su intención es encontrar placer en el hecho de cazar, por eso a veces eligen una presa difícil que los haga sudar para conseguirlas, otras alguna a la que martirizar durante un buen tiempo y otras veces simplemente atacan a la presa más desvalida por pura crueldad.
El señor Sukhotwat cazaba por diversión, así que no tenía mucho problema en cambiar la presa si eso le producía más placer. La oferta de Gao Huang era simple, su vida a cambio de Li Lian, lo que hiciera con ella no le importaba al yonqui que ya se rascaba como primeros síntoma de la abstinencia.
—¿Eso que dices es cierto?
—Sí, solo dame unas horas y la traeré.
Bien podía salir huyendo tras salir por aquella puerta, pero Sukhotwat amaba el juego demasiado como para no jugar. Gao Huang no podía escapar aunque lo intentara, le dejó bien claro que estarían vigilando sus pasos y que a la mínima recibiría una bala en la nuca. Ahora que tenía una oportunidad de sobrevivir, aquel bastardo no iba a joderla. Además, Sukhotwat veía una diversión más en ver cómo se las ingeniaba aquel imbécil para conseguir a la niña.
A veces la suerte está de parte de los estúpidos y aquella noche, la suerte no midió las consecuencias de ponerse de parte de Gao Huang. Li Lian había encontrado un ratoncito mientras jugaba en el patio aquella tarde, sabía que no podían tener animales en el hogar y menos un ratón, así que lo metió en una caja y lo escondió cerca de los columpios. Antes de ir a cenar, salió para llevarle un trocito de pan y ver cómo estaba y se encontró con su padre. Gao Huang había intentado llevársela varias veces e incluso había movido una parte de la valla en una de las ocasiones. Los vigilantes no notaron que había una falla en la seguridad con aquella valla suelta, así que cuando Gao Huang la movió en aquel momento, se desplazó sin problemas. Llamó a Li Lian que estaba con su cajita en los brazos y aunque al principio se negó a acercarse, cuando el padre le preguntó qué llevaba y le dijo que le gustaría verlo, ella en su inocencia se acercó para que lo viera. Gao Huang tiró de su pequeño brazo y la sacó a la fuerza a través del hueco que quedaba al desplazar la maldita valla.
Xue Yang y Zhen Wen llegaron al hogar casi volando desde el pabellón. Allí ya estaba Yu Hao encolerizado discutiendo con el responsable del centro mientras otros policías recogían pruebas y buscaban por los alrededores. Xue Yang llegó como un tornado para atacar al responsable que hablaba con Yu Hao, pero los reflejos del policía le sirvieron para pararle y llevárselo un poco a parte.
—Tranquilo, tranquilo Zi Xuan...
—¿Tranquilo? Ese hijo de puta solo tiene que hacer una cosa y mira el resultado. ¡Voy a hacer que no vuelvas a terne a tu cargo ningún niño, maldito hijo de puta! — dijo finalmente dirigiéndose a gritos al responsable.
—Vale, vale, así no ayudas. Vamos a encontrarla, pero no pierdas los nervios o lo vas a complicar todo.—Zhen Wen también intentaba calmar a Xue Yang en medio de todo el caos.
—¡¡Aaaaaah!!—gritó impotente al aire sujetado por Yu Hao y Zhen Wen.
—Teniente, han visto al sospechoso a dos manzanas al oeste.
Un patrullero llegaba corriendo para dar el informe directamente interrumpiendo la escena. Los tres salieron corriendo hasta el coche de Yu Hao que puso la sirena y salía a toda velocidad siguiendo las indicaciones de la radio de la policía.
Mientras Gao Huang atrapaba a Li Lian al borde de la valla suelta, Sukhotwat observaba divertido en un coche de lujo. Ver a un cazador menor atrapar una presa que luego él le arrebataría, le causaba mucho placer. Pero de pronto algo se torció. La niña comenzó a gritar, parecía que se había hecho daño en el brazo cuando el padre tiró con fuerza de ella y otro niño lo vio todo. Mientras Gao Huang salía corriendo con Li Lian en brazos rumbo al coche de Sukhotwat, la gente del centro empezaba a salir afuera al recibir el aviso del otro menor. Aquello se ponía feo, Sukhotwat indicó al chofer que se fueran de allí cuanto antes para no ser identificados por la matrícula del coche y Gao Huang se quedó con cara de póker sin saber bien qué hacer. Solo quedaba huir y encontrarse después, sin duda, el tailandés le buscaría para cobrar su presa.
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Redención 2. El Rey Blanco
FanficEl juego comienza de nuevo, la rueda se pone en marcha y las piezas del tablero buscan su lugar por enésima vez. Se ha doblado la apuesta, el reto es más arriesgado pero en esta ocasión hay una diferencia importante: Mueve el rey blanco y tiene vent...