Pronuncia mi nombre

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Los besos de Song Lan recorren su cuello suavemente y XingChen se arquea y suspira, siente el calor que va subiendo desde la boca del estómago hasta su rostro. Un escalofrío recorre su espalda y se arremolina en su cintura calentando su vientre poco a poco. Nota el cuerpo de Zichen rozando con el suyo y los suspiros se transforman en gemidos que ahora se ahogan en besos profundos. Nota el corazón cada vez más rápido mientras Song Lan vuelve a su cuello, respira sobre él y XingChen tiembla. Se mueve rozándose, disfruta el momento y escucha un leve susurro en su oído. La voz de Song Lan  suena distinta, es rasgada y no consigue escuchar bien al principio hasta que acompañando a la excitación escucha

—Pronuncia mi nombre...

—No... —XingChen sigue gimiendo cada vez más excitado, pero se niega a decirlo, sabe que no debe hacerlo.

—Pronuncia mi nombre, di mi nombre...

XingChen se resiste pero cada vez su corazón late más deprisa, su cuerpo empieza a perder el control, es tan fácil dejarse llevar...

—Pronuncia mi nombre... - insisten los susurros cálidos sobre su oído.

—Xue Yang...

XingChen despertó del sueño como quien sale a la superficie desde las profundidades del océano; tomando una bocanada de aire tan grande que lo hizo toser. Se pasó la mano por la frente, estaba sudando y tembloroso. De inmediato se metió en la ducha y abrió el agua fría para intentar despejar aquella sensación de invasión. Su subconsciente ya estaba trabajando dándole imágenes de cómo el pequeño delincuente amenazaba con interferir otra vez entre él y Zichen. No dejaría que eso ocurriese, tenía que saber cuanto antes a qué atenerse con él y cómo responder si la amenaza existía realmente.



Zi Xuan despertó con un poco de resaca de la noche anterior. Habían salido del partido rumbo al Roxie y allí habían celebrado la victoria por varias horas. Al final, terminó borracho como una cuba y Anne lo trajo a su casa. La buscó con la mirada por la habitación pero se había ido, seguramente con Elke a su apartamento del centro. Tampoco es que estuvieran las cosas como para compartir la cama con él y encima borracho. Daba igual, lo que fuera sería, no estaba en ese momento para pensar mucho en su pelea con ella.

Se metió en la ducha y abrió el agua fría sin saber que en otro lugar de la ciudad, XingChen hacía lo mismo al mismo tiempo, solo que sus pensamientos eran diferentes. Tenía que centrarse en lo de Hanna Lin, debía hablar con el anciano en cuanto tuviera certeza de que estaba bajo su dominio, no antes, porque siempre tenía la intención de retenerlo cerca de él de alguna manera. No tenía el cuerpo para desayunos así que se vistió y se marchó al trabajo con ojeras y la cabeza zumbando como un día de viento.

—Ya sabes lo que dicen, "La borrachera buena, la resaca mejor"—Zhen Wen había llegado temprano y estaba preparando una taza de café, se la dio a su hermano que visiblemente la necesitaba más.

—Dicen muchas cosas, sí...trae aquí. Puff, no sabes hacer café— apuntó tras oler un poco la taza.

—Claro que no, tampoco tu sabes saborearlo, así que estamos igual. ¿A qué hora te fuiste a casa? Te vi muy acaramelado con Anne.

—Ni idea, me llevó a casa y se fue con Elke. Y no estaba acaramelado, solo intentaba que no estuviera enfadada conmigo. No quiero estar así mientras Elke esté de vacaciones, tengo ganas de pasar tiempo con ellas.—Tomó una carpeta que hojeó mientras se sentaba en la mesa de su gege.

— ¿Hoy tienen planes?

—Seguro que me lo dijo anoche pero ni idea. Algo de que han conocido a alguien de la CMU o yo qué se. Esta noche tenemos que ir a su apartamento a cenar.

Redención 2. El Rey BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora