El Alfil Negro.

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Anne era una mujer muy diferente a lo que estaba acostumbrado Zi Xuan y Zhen Wen. Vestía como quería, hacía lo que quería, era totalmente independiente y no daba explicaciones a lo que hacía. Era hija en una familia importante de Dresde en Alemania y había ido a la Tsinghua a teminar sus estudios y empezar a trabajar en la sucursal que su familia tenía en Beijing. Desde el primer momento se hizo inseparable de Zhen Wen y Zi Xuan con el que ademas tenía una relación más estrecha. Se había enamorado de él pero no quería estropear la relación de amistad que tenía porque veía que Zi Xuan no sentía exactamente lo mismo que ella. Así que se conformó con tenerlo de cuando en cuando en su cama y compartir con él momentos más íntimos. Sin embargo, en los últimos tiempos no quería conformarse con solo aquello y cuando Zi Xuan se mantenía alejado en ese aspecto con ella, se enfadaba y hacía gala de su capacidad de castigarlo. 

Cuando conoció a Song Lan no pensó en un principio usarlo contra Zi Xuan, le gustaba de verdad, pero ya que estaba, no venía mal que su amante ocasional repensara lo que sentía por ella y definieran al fin su relación. Disfrutó aquellos días con Song Lan, pero se sintió culpable con Zi Xuan por haber pensado en volverlo celoso por ella. Así que cuando la diversión terminó, comprendió que no podía seguir de aquella manera y dio un paso atrás. Como el alfil que era, tenía potestad para moverse tan lejos como quisiera siempre manteniendo su color y eso haría, poner distancia entre ellos hasta que se olvidaran aquellos días estúpidos y todo volviera a la normalidad inicial. Pero siempre sería su alfil negro, siempre de su lado.

—¿Cómo estás?

—Siempre estoy bien, ya lo sabes. ¿Qué tal con Song Lan?—Zi Xuan bebió un sorbo de su café americano.

—Ya no hay un Song Lan en mi vida. Nos divertimos, lo pasamos bien, pero ya no tiene mucho aliciente que sigamos juntos. 

A Zi Xuan no le gustaba para nada Song Lan, lo odiaba a muerte en realidad. Sobre todo por lo que pasó con XingChen la última vez. Por culpa del  odio ciego que tenía el daozhang negro contra él y su intención de matarlo, el que pagó el pato fue XingChen y eso no se lo perdonaría jamás. Pero en esa vida, Song Lan no era la persona que fue y si él tenía una oportunidad de ser feliz ,dejaría pasar que también la tuviera Song Lan siempre que no fuera con su daozhang. Aquel día en la fiesta de Elke cuando lo vio con Anne, le hubiera partido la cara a la primera de cambio, es más, le hubiera sacado la piel a tiras. Pero su alfil negro le estaba limpiando el camino hacia XingChen y se aguantó las ganas contenida de tres vidas de acabar con él allí mismo. No le preocupaba Anne, si algo sabía de su alfil era que se cuidaba muy bien sola, si alguien tenía que ponerse a salvo no era Anne precisamente.

—Anne, quería decirte algo importante. Estoy saliendo con alguien, estoy con... XingChen.

—¿Qué? No me lo puedo creer ¿Con Xiao XingChen? pero...es un chico...esto es realmente...inesperado. No me hubiera imaginado que te gustaban los chicos, Zi Xuan, nunca lo hubiera sospechado.

—Me gusta él y te aseguro que no dejará de gustarme nunca.

—Esto si que no me lo esperaba, con razón no conseguía que estuviéramos juntos. Elke se llevará un disgusto grande cuando lo sepa. XingChen es su amor platónico.

—Pues que lo borre de su mente. XingChen solo me pertenece a mí. 

—Jajaja, pues sí que te ha calado fuerte. No puedo negar que estoy celosa, pero entiendo que no tengo oportunidad aquí. Tampoco creo que la quiera. Últimamente me he portado realmente como una idiota. No quiero que estropeemos nuestra amistad. Adoré cada segundo que pasé contigo, pero creo que eso ya no existe. Al menos amigos si que seguimos siendo ¿No?

—Pues claro, no te perdería por nada del mundo Anne. Eres alguien muy importante para mí.

—Gracias, de verdad que me alegra verte feliz.

Redención 2. El Rey BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora