Song Lan y XingChen eran inseparables en la secundaria, sobre todo porque XingChen no dejaba que fuera de otra forma. Al fin y al cabo tenía mucha información al respecto de Song Lan que ni él mismo conocía como por ejemplo, que había muerto a sus manos. Song Lan por su parte comenzó a tener una relación bastante posesiva con respecto a XingChen y a este no le molestó si a cambio le tenía cerca y protegido. Cuando terminaron la secundaria y la universidad, empezaron también en el mismo hospital y allí es donde conocieron a Li Xian. Al principio todo iba bien, pero poco a poco Song Lan comenzó a molestarse por la relación que había entre XingChen y el nuevo cirujano. Ellos pasaban mucho tiempo juntos debido a que coincidían mucho en quirófano y además, estaban en el programa de trasplantes. Li Xian se encargaba de órganos vitales y XingChen de huesos. No eran pocas las veces que coincidían en las guardias nocturnas mientras que Song Lan tenía turnos que no encajaban con los de XingChen tanto como le gustaría. Hacía varios meses que Song Lan estaba más desagradable con él que de costumbre debido a esto. Le hablaba mal, le mandaba indirectas o le dejaba plantado en cualquier plan que ideaba XingChen. Era su modo de castigarlo por prestar atención a otra persona que se había metido al medio entre los dos. Se había acostumbrado tanto a tener a XingChen siempre pendiente de él, que no aceptaba perder esa atención como un niño no acepta a un hermano pequeño por la misma razón.
Hacía como algo más de un mes que Lu Yang la intensivista, celebró su fiesta de cumpleaños en su casa y acudieron tanto Li Xian como Song Lan y XingChen. Había bastante tensión entre los tres, o más bien entre Song Lan y los demás, por eso a mitad de la fiesta ya había bebido demasiado y comenzó a molestar a XingChen. Cuando Li Xian intentó que dejara de hacerlo, casi le golpea así que XingChen se tuvo que llevar a parte a Song Lan para evitar el conflicto.
—¿Se puede saber qué te pasa últimamente? ¿Qué he hecho para que te comportes así conmigo?
—¿Ni siquiera lo sabes? Parece que tienes cosas o gente en las que pensar más que en mí.
Song Lan se había apoyado en la pared de la habitación de invitados donde se habían ido para evitar miradas indiscretas. XingChen intentaba sostenerlo cuando se iba hacia los lados por el estado de embriaguez, pero Song Lan le daba manotazos para que le soltara. A ese paso acabaría en el suelo.
—¿Qué? Eso no es cierto, siempre estoy contigo y me preocupo por ti.—decía en un tono amable y suave.
—Ya no y no quiero que sea así.
—¿Y por eso tienes que tratarme mal?
—No quiero que te alejes de mi para nada, ni que me relegues a un segundo plano.—Song Lan le tomó las mejillas con las manos y le miró fijamente. Olía a licor y se balanceaba bastante.
XingChen se sentía bastante incómodo con aquella situación, pero no quería enfadar más a Song Lan separándose de él, así que se dejó hacer sin echar más leña al fuego.
—Vamos a hacer una cosa, te tumbas y duermes un poco, cuando te despiertes hablamos de todo lo que tú quieras.
—XingChen, XingChen...no debes mirar a nadie más así, nunca. No quiero estar molesto contigo, no seas de esta manera.—Le acarició con los pulgares las mejillas y después asintió, dejándose llevar hasta la cama donde cayó a plomo.
XingChen le recolocó como pudo y Song Lan tiró de él para abrazarlo. Tuvo que permanecer así hasta que Song Lan se quedó dormido. Al día siguiente cuando volvieron a verse, Song Lan no recordaba gran cosa. XingChen le dijo que seguía siendo importante para él y que eso no cambiaría. Song Lan satisfecho con aquello, hizo las paces.
Desde aquel día, XingChen tenía ideas extrañas en su cabeza. Nunca había pensado en Song Lan de otra manera que no fuera un amigo al que le debía la vida que le robó. Pero desde aquella noche, en su cabeza, comenzó la idea de que Song Lan tenía sentimientos por él. Había pasado tanto tiempo pendiente de su amigo que ahora, sintiéndose él el centro de atención, comenzó un proceso de enamoramiento porque alguien se ha enamorado de ti. Recordaba aquella caricia y aquel abrazo y se sintió cálido en su corazón. Poco a poco, cada vez que lo veía se sentía nervioso hasta el punto de evitarlo para no ser delatado por ese nuevo sentimiento que tenía. Quizá porque en su afán de cuidar de Zichen, pensó que era lo que Zichen quería, automáticamente generó los sentimientos que podrían hacer feliz a Song Lan. Sentimientos que no había tenido nunca y que eran electrizantes, le aceleraban el corazón.
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Redención 2. El Rey Blanco
FanfictionEl juego comienza de nuevo, la rueda se pone en marcha y las piezas del tablero buscan su lugar por enésima vez. Se ha doblado la apuesta, el reto es más arriesgado pero en esta ocasión hay una diferencia importante: Mueve el rey blanco y tiene vent...