Capitulo 5

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Nova

Todo sonaba tan irreal, una mala broma, una pesadilla, no podía aceptarlo, no quería. Estoy frente a él, demonios, estoy frente a este desgraciado.
Lo miro, retándolo a repetir la estupidez de que estoy muerta, quiero saber si es capaz de volver a decirlo.

—¡Eres un maldito mentiroso! No lo puedo creer Bruno, no solo eres una basura y un poco hombre, también eres un jodido mentiroso. —no quería gritar y llamar la atención de la Luna Andrea y de la pequeña Mina, mi problema era con él y solo con él.

—Me encantaría decirte que es mentira Nova, pero no puedo. Te juró por mi vida que lo que te digo es verdad. No merecías morir así. ¿Por qué tuviste que correr? ¿Por qué no pudiste escucharme?

Mi respiración se tornaba pesada. ¿Cómo podía suceder esto si estaba muerta?  No, no quería aceptarlo, me dolía y mucho más me dolía, el que me preguntara semejante tontería.
¿Qué otra cosa esperaba que hiciera?

—¿Para qué iba a escucharte Bruno? Escuché demasiado cuando hablabas con Luca, lo dejaste en claro. Ni siquiera tuviste las pelotas para enfrentarme y rechazarme como se debía. ¿Tan cobarde puedes ser? —no sabía por qué lo preguntaba, estaba claro que él no conocía la valentía, solo se escondía detrás de una mediocre fachada de poder, que no tardaría en derrumbarse.

—Las cosas no son como crees…

—No tienes una idea de lo mucho que te odio. —lo interrumpí de golpe, armándome de valor. Vine a decirle lo que pensaba de él y eso haría.

—No digas eso Nova, tú no me odias, solo estas molesta. —ante sus pobres palabras me reí, aunque no tenía gracia, él no me conocía para decirlo, nunca se dio la oportunidad.

—Sí te odio, te odio con todas mis fuerzas. Yo aún no soy una loba y al parecer nunca lo seré, gracias a ti. —trató de hablar, seguro para intentar defenderse miserablemente, pero ahora era mi momento de hablar. Él había tenido bastante y lo desaprovecho. — No tenía manera de saber que eras mi compañero, pero tú si y no lo dijiste. Nunca te vi como un hombre, tú ni siquiera me atraías, pero te hubiera dado una oportunidad. Claro que eso fue antes de saber todo lo que me enteré en la tarde, luego de eso no podría hacerlo, de estar viva te rechazaría sin pestañar. Siempre te trate con respeto y simpatía, creí que serías un buen líder, alguien valiente, fuerte y centrado, no imaginas la decepción que siento al darme cuenta de que solo eres una mentira. No eres valiente, eres un maldito cobarde…

—Nova, tienes derecho a decirme esto, pero no es verdad.

—Sí lo es y deberás escucharme quieras o no. Ya no te respeto, no vales nada para mi. ¿Cómo podría hacerlo un maldito desalmado? —me acerqué unos pasos hacía él. —¿Quieres saber por qué hui? Porque me hiciste sentir insignificante, tan poca cosa para ser tomada en cuenta por mi compañero, pero ahora veo que el problema no era yo, sino tú. Estas tan lleno de mierda que no fuiste capaz de ver que si la Diosa nos había unido era por algo, fuiste en contra de una decisión mucho mayor de lo que entiendes, pero solo te excusaras con alguna tontería. Así que vamos, dime Bruno, anda. ¿Por qué era tan difícil para ti darme una oportunidad?

Pese a lo que creí, solo se quedo callado, mirándome con verdadero dolor en sus ojos. ¿Qué le dolía? Seguro la verdad.
Estaba convencida de que nadie nunca le había dicho sus verdades a la cara, pero eso cambió. Ahora yo no tenía nada que perder.

—¿No dirás nada? Eso solo me confirma que eres un maldito cobarde, él cual solo puede hablar por detrás de la persona.

—El aceptarte como compañera solo te lastimaría, sé que no lo entiendes, pero yo si. Eras tan infantil, tan espontánea, tenías un alma tan inocente que temía contaminarla con la mierda que me rodea. Dices que soy una mentira y tal vez tengas razón, mi vida es una mentira, una que no imaginarías ni en tus peores pesadillas. —eso seguía sin explicarme nada. —Siempre creí que eras débil, nunca imaginé que alguna vez estarías aquí frente a mi diciéndome estas cosas, pero ahora veo que escondías mucho dentro de ti.

—Si creíste eso es porque no me conocías y nunca quisiste hacerlo. Me duele ver cuanto me equivoque contigo. ¿Cómo alguna vez pude creer que en serio tenias sentimientos? Dices que no te odio, que solo estoy molesta, pero este sentimiento que ahora me quema con fuerza el pecho es odio y quizás un poco de asco también. —cerré mis ojos, lista para darle el golpe final— Yo podré estar muerta de verdad, aunque aún no te creo, ser un fantasma que nadie puede ver, a excepción de ti: la persona que más desprecio, pero el verdadero muerto eres tú. No vives, lo único que haces es entrenar, creyendo que eso te hará fuerte— comencé a reír, era tan triste que no se diera cuenta. —Pero de nada sirve que entrenes el cuerpo con tanta dedicación, cuando tú alma da lastima. Dime Bruno  ¿Qué es lo más importante para el funcionamiento de una manada?

—El alfa. —sabía que sería tan tonto, por lo que volví a reírme de él.

—Sí, puede ser importante. ¿Pero qué es un alfa sin una luna? Y no hablo de cualquier luna, sino de su verdadera compañera. Piensa en esto como en un juego de ajedrez, la reina siempre protege al rey. Sin su luna un alfa no tiene nada, esta solo, incompleto y aunque te creas fuerte, solo serás un pobre tipo sin nadie en quien apoyarse. No solo eso, ¿Cómo darás un buen ejemplo a tu manada? Luca ya te cree un cobarde, al igual que yo lo hago ¿Qué pensaran los demás al saber como me trataste?

—Yo no te hice nada.

—Me rechazaste de la manera más baja que hay.

—Nunca llegué a rechazarte.

—Si lo hiciste, llevabas meses sabiéndolo y no te acercaste, ni siquiera para descubrir si en verdad era tan débil como creías. Lo dejaste en claro frente a tu beta, no sientes nada por mi y yo tampoco por ti. Dijiste que me veías inocente, bueno estarás feliz al saber que mataste esa parte de mi, ahora veo la verdadera maldad en las personas. Principalmente en ti.

—Nova ya basta.

—¿O qué? ¿Me mandaras a encerrar? ¿Me rechazaras? Uff… date cuenta que ya no puedes hacerme nada. Ahora solo quiero saber una cosa. ¿Por qué solo tú puedes verme y oírme?

—Quisiera saber lo mismo, siento que me estoy volviendo loco.

—No me gusta esto, no quiero saber nada de ti y me pasa esto. ¿Puedes llevarme al lugar donde esta mi cuerpo?

—No. —¿Por qué se negaba? Si era mío. —Créeme ver eso, solo te lastimará.

—¿Enserio no me estas jugando una broma? Porque es muy extraño que te niegues a mostrarme mi cuerpo, si es que como dices estoy muerta.

—Solo trato de impedirte un dolor mayor.

—Que considerado…—odiaba ser así, pero él estaba sacando lo peor de mi.

—Nova. —esperó a que lo mirará para volver a hablar. —Lo siento. Tienes razón, fui un cobarde y debí darte al menos una oportunidad, pero créeme, lo hacía por tu bien. No imaginas lo que daría porque siguieras viva.

—Me gustaría creerte Bruno, pero como te dije antes, ahora solo te veo como una mentira.

Salí dando un portazo tras de mi, ya no debía preocuparme por a donde ir, era como una especie de alma en pena.
Aunque si quería quedarme con alguien, esta noche cuidaría a mi pequeño ratoncito. Ahora entendía el porque había llorado.



RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora