Capitulo 11

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Bruno

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Bruno

Estaba trabajando en la oficina, tratando de convencerme que hacer lo que Nova me había dicho era lo correcto, ya era momento en que tomara las riendas y me hiciera cargo de las decisiones de la manada.  Debería hacerlo ahora que mi padre no estaba, últimamente sus viajes eran más frecuentes, sus acciones más quedadas y nuestra seguridad estaba en la cuerda floja, como ya había quedado en evidencia.
Sin embargo ella no conocía al verdadero Mauro Kesler, sino al personaje que se encargaba de mostrarles a todos. Él no era el compasivo, empático alfa, era un bastardo inescrupuloso, al que no le importaría pisarle la cabeza a nadie.

Me crie con sus reglas, sus castigos, viendo la mierda que seguía acumulando a donde sea que vaya, los falsos logros, que camuflaba alegando ser un pacifista. Un hipócrita, eso era.

—¿Cómo puede ser que no puedas hacer algo bien? No me fui ni siquiera un mes y a mi regreso encuentro ruinas de lo que tanto trabajo me llevo crear. Irresponsable, siempre fuiste un mocoso irresponsable, con aires de superioridad. —me levanté molesto, ante las palabras de mi padre.

—Hice lo mejor que pude con la escases de hombres con la que me quede. Si no insistieras en llevar más de una docena para protegerte, podríamos habernos defendido mucho mejor, al igual que si pudiera de una vez por todas entrenar y no seguir insistiendo en el camino de la producción. —no era la primera vez que le respondía, pero esta vez no sonaba asustado como de costumbre.

Estuvo casi tres semanas fuera, sin sentir preocupación, aún cuando había enviado gente a buscarlo y ahora venía a exigir explicaciones sobre un evento que no pude impedir aunque hubiera querido.

—El camino de la producción que tanto criticas, es el que te ha dado comida durante todos estos años y hasta ahora no pareció importarte.

—En este ataque han muerto demasiadas personas, no podemos seguir tapando el sol con un maldito dedo.

—He podido hacerlo hasta ahora, pero comprendo que no estés a la altura. ¿Qué has hecho estas semanas? ¿Llorar las dichosas perdidas o terminaste el proyecto de expansión que te pedí? — ¿Acaso no me escuchaba? Muchas personas habían perdido la vida y a él solo le importaba un maldito proyecto.

—Me he encargado de las familias cuyas perdidas son irremplazables…

—¿Acaso les devolverás a sus muertos? No. ¿Entonces por qué demonios no trabajas en lo que en verdad nos será útil?

Pude ver a Nova entrar, clavando su mirada en mi padre. Para ella, él siempre había sido un modelo al cual admirar y ahora veía como esa idealización se derrumbaba.

—¿Dirías lo mismo si hubiera sido Mina o mamá?

—Lo hubiera dicho. En nuestro trabajo hay prioridades y debemos ver a futuro, no quedarnos estancados, llorando por algo sin solución.

—Las personas quieren venganza. — al menos yo quería vengarme de Iñaki por todo lo ocasionado, por el dolor, por las perdidas.

—No siempre se puede tener lo que se quiere. De mi parte no planeó exponer a los pocos hombres que quedan a una pelea ridícula que no dará ningún resultado favorable.

—Maldito imbécil. —gruñó Nova y no podía estar más de acuerdo.

—Muchas de las plantaciones han quedado destrozadas, eso significa una gran perdida a tu bolsillo padre. ¿Eso también te parece algo que olvidar y superar?

—Por supuesto que no, eso es lo que más nos complica. Tenemos entregas pactadas que cumplir. ¿Qué piensas hacer para solucionarlo? Porque fue durante mi ausencia que esto sucedió y no pienso hacerme cargo por tus jodidos errores.

—¡Nada de esto fue mi culpa! Yo no mande a atacar la manada. ¿Quieres un culpable? Busca a Iñaki, ya te lo dije.

—Estabas a cargo y no hiciste nada, eres un maldito incompetente, un cobarde incapaz de proteger a los suyos. ¿Qué clase de alfa planeas ser? No sirves para esto, nunca lo hiciste y nunca lo harás.

—Eso lo veremos padre, las personas se están cansando de tu maldita tranquilidad. O pones manos en acción, o le dejas el lugar a alguien que no tema ensuciarse las manos.

Él se rio. Seguramente subestimando mis palabras.

—¿Y quien es ese? ¿Tú? Pero por favor, nunca tuviste lo que se necesita para tomar una maldita decisión y mantenerla. ¿Sabes cuál es la diferencia entre Iñaki y tú? No es la sed de sangre, no, lo es la determinación. Él a diferencia de ti no teme tomar lo que quiere, hace hasta lo imposible, sea lo correcto o no para obtenerlo, mientras tú esperas un milagro del cielo.

—No me gusta estar de acuerdo con tu padre, porque siento que ahora mismo lo odio, pero tiene razón. Tienes que trabajar tu determinación o nunca avanzaras.

—¿Y qué debería hacer? ¿Matar a todos a mi paso para que me creas una persona digna del lugar a ocupar? — la pregunta iba a ambos. 

—Al menos vería que no eres un jodido cobarde. —la frialdad en la voz de mi padre, me dio a entender que estaba cansándose del tema.

—No soy un cobarde, pero tampoco soy un maldito suicida. No iré a una pelea desprotegido y sin entrenamiento para demostrarte nada, no lo vales.

El golpe lo veía venir hace rato, solo era cuestión de tiempo con él. Otras de las obras del gran Alfa, era golpear a quien creía inferior, en mi caso, aprovechándose del conocimiento de que no atentaría contra mi propio padre.
En cuanto miré a Nova, vi el enojo y la decepción en su mirada. ¿Qué esperaba? ¿Qué golpee a mi padre?

—El único que no vale en esta habitación eres tú, estas aquí solo porque las personas creen que algún día serás digno de ocupar mi lugar. Que maldita decepción van a llevarse.

—La decepción será cuando por fin vean tu verdadera cara. No siempre podrás mantener la mascara. —salí de la oficina, consciente de que Nova venía detrás de mi.

La única manera de terminar con esto, era aquella de la cual huía, pero debería tomarla.
Una vez en mi habitación voltee hacia Nova.

—Hagámoslo, busquemos a la futura luna. —no me importaba quien fuera, no habría amor de por medio, solo conveniencia.

Ella sabría que no era mi compañera y al igual que yo, solo aceptaría esto para alcanzar el puesto.
Iba a demostrarle a Mauro Kesler de lo que estaba hecho en realidad. Iba a derrocar a mi padre.



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