Capitulo 12

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Nova



—¿Es por culpa de tu padre que no quisiste aceptarme? ¿Temiste que él tomará represarías contra ti, por la absurda idea de creerme inferior? —pregunté, pensando en ello por primera vez.

Estábamos en su cuarto y Bruno aún estaba furioso, no hacia otra cosa que golpear la pared. Era una ventaja el que sus heridas sanaran rápido, de lo contrario, ahora mismo deberíamos estar visitando el hospital.
Por mi parte, seguía absorbiendo el hecho de haber abierto mis ojos y ver la realidad, ver al verdadero Mauro Kesler, un bastardo ególatra ambicioso.

¿Cómo es que nunca lo note antes? Pasaba muchas horas aquí, debí ver como era mejor que nadie, pero estaba ciega. Era irónico pensar que hace menos de una semana acusaba a Bruno de lo mismo, era obvio que no era tan inteligente y observadora como creí.

—No quería que nadie pasara por la mierda por la que yo pasaba. Pero tú eras parte de la familia, hasta antes de convertirme, te vi como otra hermana. Pero luego, bueno tú ya lo sabes…

—¿Creíste que era tan débil? ¿Qué no aguantaría ver al idiota de tu padre comportándose como lo hace contigo? Enserio no debiste subestimarme Bruno. ¿Acaso no lidio contigo a diario? —no creía que su padre pudiera ser peor que él. Después de todo dicen que de tal palo, tal astilla.

—Hice lo que creí mejor.

—¿Para ti o para mi? Porque hasta ahora sigo viendo el egoísmo en ti.

—Hice lo que creí mejor para ti. Crees que es sencillo aguantar al verdadero alfa, pero solo lo viste por diez minutos, yo lo he visto durante años y créeme, esto que paso en el despacho no fue ni la punta del iceberg.

—¿Y por qué no lo enfrentas? Eres el siguiente en la línea de mando. ¡Eres su maldito heredero!

—¿Tú podrías enfrentar a tu propio padre? Él puede ser una porquería, pero en mis malditas venas, sigue corriendo su sangre. No solo eso,  ¿Quién rayos me creería? Si no lo hubieras visto con tus propios ojos jamás hubieras creído que mi padre no era el hombre que aparenta ser.

En eso tenía razón, nunca lo hubiera creído, es más lo hubiera tildado de mentiroso y me hubiera reído en su rostro. Pero ahora no podía hacer eso, aunque tampoco culparía a su padre por todo, él tomaba sus propias decisiones.
Si estábamos en esta situación era por su cobardía, por ninguna otra razón.

—Nuevamente estas buscando excusas. No se trata de que sea tu padre, sino de lo que conlleva. Temes que todos te den la espalda y se pongan de su parte. Le tienes miedo al rechazo.

—Ya déjate de juegos absurdos Nova, no trato de imponerme, sino de hacer lo correcto.

—Hasta ahora no lo has hecho, al menos no conmigo. —mi voz goteaba tanta amargura, que incluso yo me sentía mal.

—¿Crees que no lo sé? No haces sino recordármelo. Ya suficiente culpa siento por mi mismo, pero tú te esmeras en reforzar ese sentimiento.

Caminé hacia la ventana y mire al bosque. Los arboles no dejaban de moverse por una pequeña brisa. Sería lindo salir y caminar, distraerse de todo, tratar de volver a ser esa niña que no tenía preocupaciones, que imaginaba como sería su compañero, mientras fantaseaba con los distintos escenarios en los que podría conocerlo. Nada de eso servía ahora, todo se había roto y mi compañero solo era un chico, viviendo a la sombra de un hombre cruel.

—Dijiste que podíamos empezar a encontrar a tu nueva luna. ¿Tienes algún nombre? ¿Alguna candidata?

—Tengo chicas que solo buscan el puesto, les he dado largas, porque no me interesaban, pero viendo la situación en la que estamos…

—Solo di sus nombres —puse los ojos en blanco, no creía que él fuera célibe, así que no me molestaba saber de sus compañeras de cama.

—Rachel Gail —la conocía, era una chica demasiado ambiciosa, la cual era conocida por meterse en problemas.

Observe a Bruno tratando de visualizarlo junto a ella, pero no funcionaba, no serían capaces de fingir compatibilidad, ni de broma.

—¿Quién más?

—Sofía Walker. ¿La conoces? —la conocía, aunque nunca habíamos intercambiado palabras. Ella era demasiado callada y me daba impresión de que algo ocultaba.

—Un poco, no es muy sociable que digamos.

—No nos frecuentábamos por ello. —Negué, tratando de evitar poner nuevamente los ojos en blanco.

—Lo imagino. ¿Así que solo ellas dos?

—Joanna Cabral y Amanda Callaham. —de Joanna me sorprendió, ella no era para nada parecida a las demás. Extremadamente divertida y algo habladora, habíamos compartido varias salidas. En cambio Amanda, ella si era una perra. Demasiado fría y calculadora, siempre creí que sería capaz de clavarte un puñal en la espalda de tener la oportunidad.

—Tus gustos son en serio diferentes.

—Ninguna de ellas era mi compañera, las buscaba lo más diferentes posible.

—Y vaya que lo conseguiste. Eres un asco, pero al menos ya tenemos por donde empezar. ¿A cuál llamaras primero?

—Si por mi fuera a ninguna. Por algo solo las consideré como algo al azar.

—Las cosas han cambiado y aunque no quieras debes hacerlo. —Caminé hasta su cama y me sente en el borde. —Mi consejo sería empezar por Amanda. Ella es la más perra que podrías encontrar y quiero ver si es capaz de manejar a tu padre.

—Él se comportará, no es tan idiota como para sacar a la bestia de su escondite.

—Pero puedo provocarlo. ¿Qué puede hacerme? ¿Lastimarme? —Reí, aunque no tenía idea de porque lo hacía.

Tal vez porque jamás espere encontrarme viviendo algo así, o tal vez porque quería ver como la mascara de todos se caían.
Sea lo que sea, estaba comenzando a sentirme emocionada con la idea de molestar al alfa y de paso molestar a Bruno. Porque era obvio que él no quería ver a estas chicas, pero debía ayudarme y en el proceso joder a su padre.

—Esto es una locura.

—No Bruno, esto es el comienzo. Pero ahora debemos saber si estas listo o si estas demasiado asustado, porque si no haces algo, esto seguirá por siempre. No solo yo seré el fantasma en esta habitación, sino que también destruirás la oportunidad de demostrarme que me equivoco, que no eres un cobarde.

—Para ti es tan fácil decirlo. Pero de acuerdo. Amanda será la primera.

Eso ya era un paso para alejarme de aquí…




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