Epilogo

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Bruno

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Bruno





Nova corría convertida en esa preciosa loba café, con finas líneas negras, de aquí para allá, como si nunca nadie pudiera detenerla. Y eso era algo real, nadie nunca podría detener a esa rebelde loba, tan terca como bondadosa y tan caprichosa como sumisa.
Con Nova nunca había un termino medio, ella siempre iba a los extremos y amaba esa parte, porque a la hora de enamorarse, lo hacía con todo su corazón.

Sonreí al ver como Mina trataba de alcanzarla, cosa que Nova provocaba, deteniéndose cada cierto tiempo y volviendo a correr cuando mi pequeña hermana estaba a escasos centímetros de ella.
Hubo un tiempo en el que esa personalidad infantil me provocaba molestia y hasta desconfiaba de que pudiera luchar, pero ahora, era esa misma personalidad la que me daba vida. Ella había espantado mis miedos y me enseño que no hay que ser maduro, serio o amargado para ser fuerte, sino que la fortaleza, la verdadera esta dentro de nosotros, independientemente de nuestra madurez.

—¡Bruno, Nova no me deja atraparla! —se quejó Mina, cruzándose de brazos, deteniendo su persecución.

—No puedo hacer nada Mina, no dejes que te venza. —Esto las mantenía entretenidas a ambas y a mi me encantaba verlas divirtiéndose.

—¡Nova espera, espérame! —gritó, volviendo a correr detrás de la lobita traviesa.

No tenía dudas de que en cuanto lleguemos a casa mi hermana caería rendida y aunque quería que Nova se quedará, sus padres establecieron un par de reglas cuando supieron de nuestro lazo.
Teníamos que esperar hasta su transformación, algo que había sucedido hace una hora. Pero no era tan sencillo, una vez transformada, deberíamos ir poco a poco, hasta que ella se acostumbrará al accionar de su loba.

Para mi esperar no suponía demasiado, pero no podía negar que habían ocasiones en las que quería que se quedará a mi lado.
Podía ser el alfa, ordenarlo y ellos deberían cumplir. Pero eran mi familia y no quería forzar las cosas cuando iban tan bien.

—Ella parece divertirse. ¿No lo crees? —voltee centrando mi mirada en Marcos, el padre de Nova.

—Sin dudas lo esta, se ve tan relajada y feliz. Su loba es hermosa, al igual que ella. —Respondí sin lograr apartar mi mirada de mi compañera.

Podría mirarla durante horas y no cansarme, al contrario, más me entretenía y prefería estar aquí, que trabajando en el papeleo.
Hoy deberíamos terminar un contrato con la manada “Claro de sombras” pero se lo había delegado a Luca, no había manera de que me perdiera su transformación.

—Es increíble, considerando que hace unos meses eso se veía imposible. Aún agradezco cada noche a la Diosa que Nova haya regresado a nosotros.

Entendía su sentimiento, es más, lo compartía. No quería ni siquiera imaginar una vida sin sus locuras, risas y juegos. Eso solo podía ser triste y aburrido.

—También lo hago señor, cada día pienso en lo afortunado que soy por verla viva y porque haya aceptado darme una oportunidad. —bufé y lo observe. —Me hubiera arrepentido durante el resto de mi vida si la hubiera rechazado. Incluso podría estar muerto ahora mismo, porque es gracias a ella que nos preparamos y que pudimos vencer a nuestros adversarios.

—Por suerte te diste cuenta de ello a tiempo. —palmeó mi espalda y regresó la mirada a su hija, antes de comenzar a caminar hacía donde estaba su esposa. —Ya no pienses en el pasado, concéntrate en el presente y en el futuro que tendrán juntos.

Tenía tantos planes y aunque ella ahora pudiera defenderse, no me apartaría de su lado, la protegería hasta de su sombra. No volvería a sufrir un dolor como el que sufrió a causa del hechizo tonto de Nuria.
Mi relación ya nunca volvió a ser la misma con ella, a pesar de que los disculpe, no lograba confiar del mismo modo en que lo hacía antes. Con Luca era diferente, a él le confiaría mi vida, porque sabía que solo quería que me sintiera igual de feliz que él.

—¡Brunooooooo! —casi no fui capaz de atrapar a Nova, cuando ya vestida vino corriendo y se lanzo a mis brazos. —Te extrañé.

—También te extrañé, aunque te veía desde aquí. ¿Dónde quedó mi hermana? —Pregunté mirando hacia ambos lados, tratando de encontrarla.

—Ella se quedó con mi madre, mi pequeña ratoncito se encontraba hambrienta y quería algunos sándwiches. ¿Tú quieres?

—Aún no, quizás más tarde. ¿Cómo te sientes? Imagino que bastante adolorida y cansada. —La transformación dolía, el sentir cada hueso rompiéndose, era insoportable.

—Imaginas bien, pero también me encuentro bastante contenta. ¡Por fin soy una loba! Ahora mis padres no podrán quejarse a que me quede contigo.

—Conoces las reglas.

—¿Desde cuando las cumples?

—Desde siempre. —respondí, tocando su nariz con mi dedo.

—Olvidaba lo serio que es señor alfa. Siempre responsable, siguiendo las reglas al pie de la letra, a diferencia de su luna. Debería aprender más de ella. —me reí, si lo hacía sería una completa catástrofe.

—Mi luna es una revoltosa. —eso hizo que consiguiera un fuerte golpe en el abdomen. —Es la verdad, siempre saltándose las reglas y creando descontrol, pero tiene tanta suerte de que este locamente enamorado de ella y no tenga que preocuparse, porque voy a encargarme de arreglar todo aquello que su rebeldía pueda estropear.

Ella tomó mi rostro entre sus manos y me beso, al parecer había dicho lo correcto. La deje llevar el control esta vez, la deje guiar el beso, uno que ansiaba desde hace una hora.
No iba a resistirme jamás al toque de sus labios, iba a aceptar cada vez que quisiera besarme, porque era todo lo que siempre necesitaría.

—¿Por qué no liberas a tu lobo y corres un rato conmigo? —esa era una petición que me encantaría cumplir.

—Tienes razón, no me vendría mal estirar un poco las patas. Anda Nova, a ver quien de nosotros es más rápido.

Caminé hasta el árbol más cercano, mientras mi compañera, competitiva como siempre, trotó al más próximo a ella.
Me desvestí y deje que mi lobo saliera a jugar con su loba.

Al salir a su encuentro, la vi ya lista, esperándome con una mirada que decía “Ya te gané tonto” y ella lo había hecho hace mucho.
Estaba listo para caer ante ella, siempre lo haría, porque sé que estaba preparada para ayudarme a ponerme de pie nuevamente.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora